Carta abierta al Sr. Presidente de la República
Excelentísimo Sr. Presidente de la Nación
Ing. Mauricio Macri
Presente
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Lo hemos pensado una y otra vez, y hemos llegado a la conclusión de que tenemos la obligación de hacerle llegar nuestra opinión y sentar posición sobre el tema. Es más, sentimos la imperiosa necesidad de hacerlo. De modo que nos animamos a dirigirnos a Usted con la esperanza de que sus múltiples actividades le brinden un respiro para poder tomar contacto con la opinión de una revista agropecuaria que lleva 87 años ininterrumpidos en el mercado argentino y que se considera, con justa razón, parte indivisible de nuestro acervo agropecuario.
El rumor circuló insistentemente por todas las redacciones del país y en nuestro caso tiene una trascendencia que supera muchas otras cuestiones. Hay quien asegura que es altamente probable que el Ministerio de Agroindustria de la Nación pierda esa condición y vuelva a convertirse en una simple Secretaría. Como oficialmente no se ha dado información precisa al respecto confiamos en que se trate sólo de un trascendido equivocado y carente de asidero.
Pero si así no fuera, estamos obligados a comentarle que la condición del agro -motor de la economía argentina, faro tecnológico que ha enseñado el camino desde siempre, fuente formidable de recursos para toda la sociedad- no merece tamaño destrato. Descontamos que Usted sabe perfectamente de qué hablamos y seguramente su intervención será decisiva en esta cuestión. Es que está involucrado un segmento que produce una taza de leche diaria para 120 millones de niños, que demanda 4 millones de camiones si se quisiera cargar toda la producción granaria del país al mismo tiempo, que genera 110 kg de carne vacuna por habitante, que es responsable de 1 de cada 6 puestos de trabajo, de 1 de cada 8 pesos de la recaudación nacional de la AFIP, de u$s 1,2 de cada u$s 2 que exporta el país, de 1 de cada 8 pesos del PBI argentino.
Pero además nos estamos refiriendo a un sector que debió tolerar la condena explícita de la anterior Administración, con fuertes pérdidas de capital de trabajo generadas por una serie de medidas sin sentido. El revanchismo irracional y la avalancha de acciones demagógicas y cargadas de una fuerte y obviamente errónea ideología llevaron a muchos productores al borde de la quiebra y pusieron en riesgo la sustentabilidad de nuestros mejores ambientes agroecológicos. El castigo impuesto a las gramíneas empujó el monocultivo de soja, empobreció las cuentas del hombre de campo y puso en jaque la productividad de los suelos.
Los agroempresarios aguantaron a pie firme los embates y siguieron produciendo granos, carnes y leche, cuando y donde era cada vez más difícil hacerlo. Y hasta soportaron que quisieran imponerles derechos de exportación móviles, que hubiesen terminado por arruinar el equilibrio de mercado en el que necesariamente debe moverse la actividad.
Estamos seguros de que tiene Usted presente que cuando las condiciones se normalizaron, durante su gestión, el agro le respondió al país "poniendo toda la carne en el asador". Hoy asistimos a un récord de exportaciones de trigo y maíz, el girasol volvió por sus fueros y la ganadería va retornando a los ambientes en donde supo reinar. La industria de la maquinaria agrícola aceleró a fondo impulsada por las inversiones de los productores. Todos se encolumnaron tras sus propuestas.
Sr. Presidente, si lo que se comenta es cierto, confiamos en que detendrá de un plumazo cualquier intento de degradar al agro, de quitarle trascendencia, de silenciar su voz. En este preciso instante muchos hombres de campo batallan para poder llegar a sus explotaciones cercadas por el agua, pelean por levantar la cosecha en lotes que se han tornado intransitables por los crecimientos de las napas y, donde las circunstancias se lo permiten, están volviendo a invertir en siembras, en vientres. No es momento de darles la espalda. No ahora ni nunca.
Revista CHACRA Bs. As., 15 de junio de 2017