El viernes pasado productores de Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba se dieron cita en la ruta 7 y la localidad de Laboulaye para reclamar a funcionarios nacionales y provinciales la necesidad de acelerar las obras y evitar así futuras inundaciones que hoy tiene a la totalidad de los campos bajo el agua que de no ceder anticipan peligra la siembra de soja.
Ante la falta de respuesta y con meses electorales por delante, los chacareros evalúan salir a las rutas como en el 2008 para que sus pedidos sean escuchados por todos. "Hoy los ánimos están caldeados, hay mucho enojo y algunos productores señalaron que si hay que convertirse en piqueros lo iban a hacer sino aparecen soluciones en el mediano plazo", relató a Bae Negocios el presidente de la Sociedad Rural de Laboulaye, Dino Garimanno.
El ruralista recordó que el gobierno de Juan Schiaretti busco por todos los medios de "parar" el encuentro a través del anuncio de obras por todos lados, es por eso que "se decidió armar una comisión para el seguimiento de las mismas".
El presidente de Confederaciones Rurales Argentinas, Dardo Chiesa reconoció que hay "bronca en el campo, porque no se puede entrar a cosechar y ni pensar en sembrar trigo", pero lamentablemente "hay que esperar a que baje el agua" y "hoy estamos en línea directa con Recursos Hídricos de la Nación para validar las obras que hay que hacer". Sin embargo las obras las cuales estaban paradas deben también estar acompañadas por el buen manejo de los suelos como tema fundamental si es que se quiere resolver el problema y mitigarlo en situaciones extremas.
Para director del Instituto de Suelos del INTA, Miguel Taboda con "las obras no son suficientes dado que hay que ver el tipo de inundación dependiendo de la zona". "Una tiene que ver por el efecto clima, pero también en los cambios en el uso de la tierra como es el monocultivo de soja", dijo el experto. Definitivamente el problema comienza con el mal manejo de los suelos además del monocultivo, hay que agregar el sobrepastoreo, la compactación por transito de máquinas y animales, perdida de materia orgánica y nutrientes.
Es así que se genera la dificultad a la hora de ver el escurrimiento del agua que se hace incontrolable cuando esta busca su cause. En pocas palabras, las obras son adecuadas para evacuar los excedentes luego que los suelos acumularon lo que el perfil les permite. Por lo pronto la economía del sector se complica. Garimanno adelantó que "en la zona el 90% de los casos no se pudo levantar nada de la cosecha y en algunos casos donde el poroto fue embolsado, no se sabe cuando se lo podrá sacar".
"Del trigo hay que olvidarse, no se va a sembrar nada, lo que si preocupa es la campaña de la gruesa. Estamos ya en invierno en donde la evaporación del agua es mínima y si se dan los pronósticos de lluvia en primavera, queda en riesgo parte de la superficie para soja y maíz", sentenció Garimanno.
Merino Soto