Dentro de pocos días Estados Unidos levantará la restricción para la importación de los limones argentinos y el Gobierno ahora presiona a la administración de Donald Trump para par que se destrabe la venta de biodiésel criollo a ese país, que ha llegado a alcanzar los 1.400 millones de dólares por año, una cifra mucho más jugosa que la del cítrico.
El secretario de Comercio estadounidense, Wilbur Ross, recibió ayer una llamada desde Neuquén del ministro de Producción, Francisco Cabrera, quien estaba recorriendoel yacimiento de Vaca Muerta. Los funcionarios ajustaron algunos detalles sobre la liberación de la importación de limones -la mayoría proveniente de tierras tucumanas-que se concretará el 26 de mayo, cuando quede sin efecto el aval conseguido durante el gobierno de Barack Obama que, congeló Trump tras su asunción.
Pero los ministros hablaron también de otro tema que preocupa al Gobierno: la posibilidad de que Estados Unidos fije aranceles al biodiésel argentino. El caso está siendo analizado en la Comisión de Comercio Internacional, que inicialmente determinó que los productores estadounidenses sufren daños debido a las importaciones de Argentina -el primer productor mundial de ese biocombustible- y también de Indonesia.
Cabrera prometió a Ross que enviará en los próximos días a Estados Unidos un informe sobre el tema del biodiésel ya que desde Argentina se insiste en que no hay prácticas de dumping como denuncian los agricultores estadounidenses. Incluso, la semana próxima, cuando el argentino esté de gira en China con el presidente Mauricio Macri, volverán a tener otra conversación telefónica para seguir este tema y otros incluidos en el diálogo comercial, como los productos del Sistema General de Preferencias.
Ross y Cabrera han logrado tener una buena sintonía. El estadounidense incluso destacó el martes el trabajo del argentino durante una conferencia en el Departamento de Estado, en la que mencionó el caso de los limones como uno con "final feliz", que se basó en "la ciencia y no en la ideología proteccionista".
El tema del biodiésel asoma más complicado, ya que la asociación que nuclea a los productores estadounidenses denuncia que los productores argentinos se benefician con subsidios gubernamentales, algo que el Gobierno niega. En verdad, al existir retenciones a la soja, el precio interno es 30% más barato que el internacional.
El Departamento de Comercio debe escuchar a las partes y resolver sobre el caso, un trámite que podría extenderse por más de un año.