Los productores se reunirán hoy en Villa Regina para definir medidas frente a la crisis del sector. Ayer, el gobernador Alberto Weretilneck, intentó -sin resultados- en Buenos Aires, obtener precisiones nacionales de la asistencia pretendida para el plan Frutícola presentado.
Antes de viajar, el mandatario manifestó su intención de clarificar qué haría Nación con el proyecto elevado en marzo. "Está ocurriendo lo peor. No hay respuesta. Al principio, existió bastante interés para llevarlo adelante pero ahora parece que se hubiera enfriado", manifestó ayer Weretilneck.
Nación objetaría el plan rionegrino y estaría solicitando correcciones a la reforma presentada por el gobernador, pretendiendo un programa de financiamiento de unos 400 millones de dólares. Al inicio de noviembre, el presidente Mauricio Macri recibió a Weretilneck y algunos técnicos que adelantaron ideas generales, y después se formalizó.
La urgencia quedará expuesta hoy en Villa Regina con la reunión de los productores, previéndose la definición de medidas de acción.
Weretilneck dijo ayer compartir el "diagnostico de los productores, que es una crisis terminal y hay pérdida de kilajes, de competitividad, pero ellos entienden que la salida es que el Estado ponga más plata y nosotros que se sale con un cambio estructural en la organización, en la comercialización, con modernización y abaratamiento de costos. La postura de la Federación y también de CAFI es que el Estado siga poniendo fondos".
En referencia a Nación, el gobernador lamentó no haber tenido "todavía respuesta a la propuesta presentada. Primero, existió bastante interés en llevarla adelante pero ahora parece que se hubiera enfriado. Lo peor es que no exista respuesta, incluso el pedido de modificarlo y reanalizarlo, pues las posturas son flexibles. Pero hoy, todavía, no tenemos una vuelta de lo enviado".
Mirada nacional
Por su parte, desde el gobierno nacional aducen que ese plan carece de elementos básicos para su aprobación. Tres fueron exigencias del presidente Mauricio Macri durante la reunión que mantuvo con el gobernador Weretilneck.
El primero es la falta de consensos globales para definir un programa de mediano y largo plazo que permita salir a la actividad de la crisis estructural. A la fecha, una parte importante de los empresarios de la CAFI no dieron su respaldo al proyecto. Un problema de construcción política que no pudo resolver el entonces secretario de Fruticultura, hoy flamante ministro provincial, Alberto Diomedi.
El segundo punto está dado en las garantías que solicita la Nación para liberar los fondos destinados al plan Frutícola. La provincia dio avales a través de uno de sus organismos, pero desde el gobierno nacional exigen que el sector privado que acceda a estos créditos livianos coloque garantías reales para poder respaldarlos. Todavía este requisito no apareció.
Por último, están los trabajos técnicos, específicos del área de producción, que han sido rechazados por las áreas de Agroindustria de Nación por "serias inconsistencias para su ejecución", según definió días atrás un alto funcionario de esa cartera.
Desde la administración rionegrina esperan un gesto presidencial, en este año de elecciones donde ambos se necesitan, para que destrabe los fondos y dar así el puntapié inicial al plan Frutícola.
"Necesitamos comenzar, aunque sea, con uno de los proyectos para mostrar que el modelo funciona, pero el tiempo es clave para cambiar las expectativas en la región. Después de mayo, el Valle puede llegar a incendiarse", confesó un hombre del gobierno rionegrino.
El dato
u$s 100 son los millones que había anunciado el gobierno nacional que inyectaría para la actividad frutícola.