En las últimas semanas, la fuerza de la naturaleza se hizo sentir con crudeza en buena parte de la provincia, como ocurrió en otros puntos del país. En Anta, las intensas precipitaciones afectaron a cientos de pobladores y sembradíos, pero al mismo tiempo pusieron de relieve serias falencias de infraestructura integral, provocando graves consecuencias socioeconómicas.
Productores y trabajadores que se desempeñan en actividades agropecuarias en la zona, reaccionaron frente a lo ocurrido y pidieron soluciones urgentes, "pero con obras bien hechas, no un maquillaje sobre las rutas, que al final ocasionan mayores desastres", dijeron contundentes.
El reclamo fue directo a Vialidad de la Nación por obras sobre la ruta nacional 16 a las que calificaron como "precarias". Se refieren al tramo que va desde El Quebrachal hasta poco antes de Tolloche, y que trajeron consecuencias negativas. Así lo expresaron a El Tribuno, al remarcar que la repavimentación se hizo sobre la base existente, sin tomar en cuenta el desarrollo productivo de la zona, que alcanza aproximadamente las 70 mil hectáreas, ni el crecimiento de los pueblos. "Vialidad no planificó en base a las necesidades reales ni dialogaron con los productores para luego adoptar soluciones efectivas. El año próximo, aunque no lluevan 500 milímetros, tendremos el mismo problema de inundaciones y todo está en manos del organismo nacional", reiteraron los vecinos.
Reclamos de larga data
Con un pedido de reserva de sus identidades, productores y pobladores de El Quebrachal recordaron que el año pasado denunciaron que la UTE concesionaria de los trabajos en un tramo de aproximadamente 50 kilómetros, extrae tierra de cunetas, sin discriminar las condiciones, para rellenar otro sector. "Todo esto se realizó sin control del organismo vial. Y el resultado está a la vista. Solo tras dos meses de reparada la ruta, presentó ondulaciones y, frente a las advertencias, le pusieron otra capa de asfalto y listo". Se refieren a trabajos realizados en el segundo semestre de 2016, que además tuvo algunas demoras por falta de pago de certificaciones e inclusive aún falta señalización en algunos sectores.
Desinformación y preocupación
Los vecinos plantearon también su desconocimiento respecto de la existencia de un plan organizado o proyecto sobre la repavimentación de la ruta. "No sabemos si existe un pliego de obra y si se condice con lo que tiene Vialidad nacional. Esto no lo sabemos porque nunca se dio a conocer a los ciudadanos por ningún medio, ni fuimos convocados a reunión. Muy diferente a nuestra situación cuando requerimos desarrollar un proyecto, que debe plantearse en audiencia pública previos estudios ambientales, entre otras exigencias", señalaron.
Con esto hicieron una comparación con los trabajos en 50 kilómetros muy transitados de la ruta. "Los terraplenes que hicieron son flojos, es básico y en breve comenzaremos a ver las roturas, porque están mal hechos desde abajo, desde la base", insistieron.
Los afectados
Las fincas de la zona tienen desde cría de ganado a cultivos semi-intensivo de forrajes, además de trigo, poroto, garbanzo, soja, maíz. "Hay gente que tiene 70 hectáreas y por el agua perdió 50 de ellas. Tenemos un promedio anual de 550 mm y casi toda esa cantidad llovió en una semana. Pero la situación es una combinación de la furia de la naturaleza más obras mal hechas o no realizadas. La reflexión es que estas situaciones se puedan manejar haciendo previsiones y lo correcto y por eso nos preguntamos dónde están los proyectos de evacuación del agua. Basta de burocracia y más concreciones", reclaman.
Hoy, a lo largo del área concesionada, el agua escurre por la cuneta cobrando fuerza y velocidad. Cinco alcantarillas de acceso a los campos colapsaron y el agua ingresa directamente por una suerte de lomadas mal hechas, se junta al final formando una especie de represa y los establecimientos sufren las consecuencias.