El índice de precios de los alimentos de la FAO subió ligeramente en febrero, señalando su séptimo aumento mensual consecutivo, impulsado por el incremento de los precios del trigo y el maíz.
El índice de precios de los alimentos de la FAO alcanzó un promedio de 175,5 puntos en febrero, su valor más alto en casi dos años, con un aumento del 0,5 por ciento respecto a su valor revisado en enero y de un 17,2 por ciento en relación a su nivel de febrero de 2016.
El índice de precios de los cereales de la FAO subió por su parte un 2,5 por ciento desde enero, impulsado por el aumento de los precios del trigo, y también con ligeros aumentos en los precios del maíz y del arroz.
El índice de precios de los alimentos de la FAO es un índice ponderado en base a los intercambios comerciales que hace el seguimiento de los precios internacionales de los cinco grupos principales de alimentos básicos. En febrero se señalaron aumentos en cuatro de los cinco subíndices.
El índice de precios de aceites vegetales de la FAO resistió a esta tendencia, disminuyendo un 4,1 por ciento en medio de la desaceleración de la demanda global de importación de aceite de palma, junto con mayores previsiones de cosechas de soja en Brasil y Argentina, dos importantes países exportadores.
El índice de precios de la carne de la FAO subió un 1,1 por ciento, impulsado por el aumento de los precios de la carne de vacuno, a medida que los ganaderos de Australia reconstituyen sus rebaños. El índice de precios de los productos lácteos aumentó ligeramente, liderado por la mantequilla y la leche entera en polvo.
El índice de la FAO para los precios del azúcar subió un 0,6 por ciento en febrero, ya que la escasez de suministros en Brasil se vio sólo parcialmente compensada por el aumento de las plantaciones de remolacha en la Unión Europea.
Pronósticos iniciales para 2017
La FAO presentó hoy su primer pronóstico de la producción mundial de trigo en 2017, prevista en 744,5 millones de toneladas, lo que supondría una disminución del 1,8 por ciento en relación a su nivel récord de 2016.
Los agricultores de América del Norte redujeron la siembra a favor de cultivos de mayor precio, mientras que las perspectivas del trigo de invierno son sólidas en la Federación de Rusia, la UE, China, India y Pakistán, según la última Nota informativa sobre la oferta y la demanda de cereales.
Las previsiones para la producción de cereales secundarios -sobre todo maíz- son en general favorables en el hemisferio sur, donde las cosechas están en su etapa final de desarrollo. Se prevén incrementos notables en Argentina y Brasil, mientras que las condiciones más húmedas en la mayor parte de África austral apuntan a una fuerte recuperación de la producción reducida por la sequía del año pasado, aunque un brote de orugas podría frenar los aumentos de producción en algunos países de la subregión.
Las perspectivas para las cosechas de arroz de 2017 a lo largo y al sur del ecuador siguen siendo desiguales, y se prevé que la producción y el consumo crezcan modestamente.
La situación mundial de la oferta y la demanda de cereales en 2016/17 podría permanecer "satisfactoria en general" por tercera temporada consecutiva, según la FAO.
Se prevé que el uso total de trigo para consumo humano directo aumente en un 1,1 por ciento en el próximo año, mientras que la utilización de piensos lo hará hasta en un 6 por ciento. Igualmente se calcula que los inventarios mundiales de trigo crezcan un 6,6 por ciento -cerca de 15 millones de toneladas-, a casi 240 millones de toneladas, impulsados por la acumulación de existencias en Australia, China, Rusia y Estados Unidos.
El comercio mundial de cereales en 2016/17 se pronostica en 393 millones de toneladas, con una ligera caída con respecto a la campaña comercial anterior, reflejo de una fuerte reducción del 4,5 por ciento en el comercio de cereales secundarios, aunque se prevé que el comercio de trigo crezca un 3 por ciento y el de arroz en un vigoroso 4 por ciento.