Los especialistas Eduardo Maier y Eduardo Bardella, de la firma Arysta LifeScience Argentina SA, realizaron un informe donde explican en qué estrategias se está trabajando desde la industria para ayudar a la producción frente a los eventos cada vez más extremos asociados al cambio climático.
"Cada año vemos que se van intensificando y agravando los eventos climáticos generados por el calentamiento global y que tornan más intensos los efectos de los fenómenos Niño-Niña, con la consecuente pérdida de rendimiento potencial", alertan los expertos.
"Esta temporada agrícola se dio una grave sequía en la región sudeste-sudoeste de Buenos Aires, La Pampa y Río Negro con vientos fuertes y heladas tardías que provocaron pérdidas importantes en la producción y calidad de trigo y cebada y hubo muchos incendios con daños históricos nunca registrados de pérdidas de pastizales naturales y monte nativo de caldén y algarrobo. Contrariamente, en la región centro de Santa Fe, este y sur de Córdoba y partes de Entre Ríos y norte de Buenos Aires han ocurrido precipitaciones de hasta 500 mm en dos eventos, con vientos fuertes y caída ocasional de granizo, provocando inundaciones de poblaciones rurales, campos agrícolas, corte de rutas y caminos, pérdida de cultivos de soja y maíz y daños serios en los tambos de la región aledaña a Rafaela", recuerdan los técnicos de la compañía.
Según Maier y Bardella, estos cambios climáticos se van intensificando año tras año con pérdidas económicas muy importantes para la economía de la Argentina por disminución de la producción de soja y maíz, daños serios en los tambos de la región lechera del centro de Santa Fe y muerte de cabezas de ganado.
"Faltan obras de infraestructura e inversiones para poder amortiguar los daños y también falta planificación y buen manejo agrícola para mitigar el impacto negativo de lluvias intensas por compactación y falta de infiltración en los suelos", dicen.
En este contexto, destacan que luego de las inundaciones se agrega el problema de la desalinización de los suelos y aumento de pH, efecto que perdura por varias temporadas.
"Todos estos impactos bióticos y abióticos sobre el cultivo provocan en las plantas cambios fisiológicos con gastos energéticos que afectan el rendimiento. La producción de hormonas naturales por parte de las plantas desencadena una serie de procesos fisiológicos para amortiguar estos eventos. La adecuada nutrición del cultivo está influenciada por un correcto balance hormonal de la planta", remarcan.
Según los técnicos, frente a todas estas contingencias climáticas la empresa está trabajando en el desarrollo de toda una línea "pronutiva" para la protección y nutrición de cultivos que permite aumentar la cantidad y calidad de las cosechas. "En la línea de biosoluciones se incluyen ácidos húmicos y fúlvicos, enraizantes, bioestimulantes, productos antiestrés y nutrición innovadora, que permiten atenuar los efectos nocivos de las adversidades climáticas (sequías, excesos de agua, alta radiación UV, heladas fuera de época, temperaturas excesivamente elevadas, granizo), recuperar suelos con exceso de sales, mejorar la estructura de los suelos, incrementar la efectividad de los fertilizantes, mejorar la floración y retención de frutos, aumentar el tamaño y calidad de los frutos, acelerar la germinación de las semillas, etcétera", explican.
