Ua ola de preocupación, que promediando el mediodía del jueves amagó volverse un tsunami a los ojos de algunos analistas económicos, sacudió al negocio exportador vinculado a la cadena de producción sojera.
Cerca del Gobierno, las primeras lecturas -por supuesto, precipitadas- hasta plantearon la posibilidad del conflicto diplomático. La tranquilidad, paradójicamente, llegó del mismo sector de pronto afectado por la medida que se conoció en las últimas horas: el referente a la producción aceitera.
Tras las versiones que, durante la mañana de ayer, dieron cuenta de un freno impuesto por China a la importación de soja argentina como represalia al parate en el desarrollo de dos represas en Santa Cruz, desde la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA) desestimaron el argumento y explicaron las causas reales de la decisión oriental.
En diálogo con iProfesional, Andrés Alcazar, vocero de la entidad, confirmó que el gigante asiático sólo frenó la compra de aceite de soja local, no sin antes aclarar que China comenzó a espaciar -y también acotar- sus compras ya a mediados del año pasado.
"Es cierto que este año China no compró ningún cargamento de aceite, pero esta situación se venía previendo desde hace años. Ya en 2015 sólo había comprado algo así como el 12% de toda la producción anual de ese producto. China empezó a bajar las importaciones desde Argentina a partir de 2009", sostuvo el ejecutivo.
Según Alcazar, la potencia oriental desarrolló en los últimos seis años un complejo propio de producción de aceite de soja que ya no justifica la importación de otros mercados.
De ahí que, además de lo pautado para la Argentina, China también suspendió compras a países de amplia producción del insumo como los Estados Unidos.
A los ojos de CIARA, la interrupción de las compras en lo que va del 2016 no cambia demasiado las cosas en tanto China desde hace un buen tiempo dejó de estar en entre los destinos "top" del aceite de soja nacional.
En ese sentido, India concentra hoy el 53% de las exportaciones de ese producto en términos anuales, seguida de naciones como Egipto, Bangla Desh, Perú, Argentina e Irán.
Siempre según la entidad, la última importación llevada a cabo por China ocurrió en 2015 y por un total de 560.000 toneladas. El monto: 364 millones de dólares.
"Todavía no sabemos si China cerrará el año en cero. La realidad es que quizá vuelva a comprar el mes próximo o en diciembre. El Gobierno está haciendo gestiones para conocer el por qué de la decisión vigente y cómo eso se puede cambiar. Quizás se revierta pero insisto con que es algo que viene de tiempo", remarcó Alcazar.
El ejecutivo sostuvo que "la cadena se ve afectada y no" en tanto, si bien la potencia cortó la importación de aceite, China se mantiene firme en lo que hace a la compra de grano de soja argentino.
"Es un país que está abasteciendo su nueva estructura de producción aceitera precisamente con el grano que se cosecha acá. Por ende, a la producción no es que la medida del aceite la complica totalmente. Sería grave si, por exponer un peligro real, India tomara una decisión similar. Pero los empresarios del negocio están tranquilos en ese sentido", concluyó.
Las represas, otra lectura
Durante la mañana del jueves, distintas versiones surgidas en el seno de la producción sojera aseguraron que la decisión china respondería a una suerte de represalia por la interrupción de las obras destinadas a construir las represas santacruceñas Jorge Cepernic y Néstor Kirchner.
Los proyectos en cuestión fueron asignados por la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner a un consorcio integrado por la corporación china Gezhouba Group Company y la local Electroingeniería.
Para los asiáticos las represas representan la posibilidad de participar en un negocio para el que se presupuestaron fondos por u$s4.714 millones.
Según portales como Valor Soja, a poco de asumir Mauricio Macri ordenó detener las obras para evaluar el costo de oportunidad y el impacto ambiental de las mismas.
"El 2 de septiembre pasado el presidente argentino -durante la misión oficial realizada en China- se reunió con Ren Jinguo, CEO de Gezhouba, pero luego del encuentro no se difundió ningún comunicado oficial sobre el contenido de la conversación", señala la fuente.
Para luego añadir: "Las autoridades chinas no oficializaron el motivo del bloqueo. Aunque no es la primera vez que emplean el aceite de soja como moneda de cambio de una negociación comercial con la Argentina: en abril de 2010 interrumpieron el ingreso de ese producto como represalia por las crecientes medidas anti-dumping que por entonces estaba aplicando el régimen kirchnerista contra productos de origen chino".
En lo que va de 2016, China importó aceite de soja pero proveniente de dos únicos destinos: Brasil y Ucrania. Las compras del gigante asiático totalizan hasta el momento poco más de 279.000 toneladas.
En concreto, la mitad de lo que adquirió de Argentina en todo el 2015.
Los números en cuestión confirman las palabras de Alcazar de una paulatina sustitución de importaciones.
En simultáneo, desarticulan la idea de "venganza" comercial que en las últimas horas más de un analista económico asignó al comportamiento chino.