Algunos animales reconocen la planta y no la comen. Pero en situaciones extremas, ante la falta de forraje, la ingieren, enferman y en general mueren. Se trata del garbancillo (Astragalus pehuenches su nombre científico), muy común en la Patagonia y conocida por causar estragos en la hacienda.
En el año 2000, el doctor Carlos Robles, médico veterinario de INTA Bariloche, describió por primera vez la enfermedad en el país, esto implica -entre otros aspectos técnicos- detallar los síntomas, cómo ocurre, cuál es su origen. Desde entonces continuó su investigación junto a un equipo multidisciplinario de trabajo, con quienes determinaron el modo en que el consumo de esta planta intoxica y afecta diversos órganos de las ovejas hasta llevarlas a la muerte. Hace unos días, Robles y su equipo recibieron el premio "Profesor Dr. Osvaldo Eckell 2015", brindado por la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria, por los avances logrados en el conocimiento de esta enfermedad y por ende la posibilidad de prevenirla a futuro.
En diálogo con "Eureka", el doctor Robles, quien ha realizado diversos aportes en organismos nacionales e internacionales, explica que existen en el mundo distintas especies de Astragalus. La enfermedad que generan ya había sido descripta en otros países, pero el caso particular del garbancillo la estudió él y su equipo en profundidad en 2000.
En ese momento pudieron determinar la presencia de la afección en Patagonia y describieron los síntomas y órganos afectados en el animal enfermo, que en algunos casos son diferentes de los que se dan fuera del país. Unos años después, Robles le propuso al entonces estudiante y hoy doctor en ciencias veterinarias, Agustín Martínez, que realizara su tesis doctoral para continuar profundizando en el estudio de este mal.
Así, realizaron el trabajo que acaba de ser premiado. El especialista aclara que en la investigación de enfermedades es fundamental seguir una serie de pasos, en este caso era necesario reproducir la intoxicación en el laboratorio en animales previamente sanos y realizar un estudio de cómo se afectan los órganos y tejidos. El objetivo, explica, es comparar con los casos que se dan en forma natural y confirmar el modo en que la planta causa la intoxicación, para poder avanzar en métodos de diagnóstico y de tratamiento.
Los investigadores determinaron que la intoxicación daña en forma selectiva diferentes neuronas del sistema nervioso central del animal, principalmente en el cerebelo y también células del aparato reproductivo de las hembras, lo que coincide con las perdidas reproductivas que también genera la enfermedad.
No es culpa del garbancillo
Robles destaca que, además, en este trabajo se pudo determinar que la enfermedad no la causa el garbancillo en sí mismo, sino una toxina que es generada por un hongo endófito (es decir que vive dentro de la planta) llamado Undiphilium spp. Esto se logró con el aporte de Dale Gardner del departamento de Agricultura de EE.UU. Además, destaca que las investigaciones no son de una sola persona, y agradece a sus compañeros de las agencias de extensión del INTA en Los Menucos e Ingeniero Jacobacci, así como a diversos laboratorios del INTA Bariloche.
Respecto de los pasos a seguir, el doctor Robles explica que si bien la incidencia de la enfermedad es de media a baja, cuando ataca un campo la mortalidad es muy alta (del 70% o más en el caso de ovinos) .Y recientemente han realizado el reporte de un caso con el 90% de mortandad de ganado vacuno en un establecimiento de la provincia de Río Negro. Por lo que en la actualidad, están trabajando con su equipo en posibles medidas de prevención, así como en el desarrollo de un método de diagnóstico temprano (como tiras reactivas para orina) de modo de alejar a los animales de la planta antes de que la intoxicación sea masiva y a futuro se espera poder encontrar un tratamiento para evitar la muerte de la hacienda afectada.
Para que sea tóxica, la planta debe estar parasitada por el hongo con el cual mantiene una relación simbiótica (ambos se benefician).