Tales datos –aportados por el presidente de la empresa energética estatal uruguaya UTE, Gonzalo Casaravilla, en un comunicado oficial– sonalucinantes si se tienen en cuenta en 2013 las turbinas eólicas apenas generaron un 1% de la energía consumida en la nación oriental.
"Si analizamos estos proyectos eólicos, en el 34% de los casos participa UTE como desarrollador y gestor del proyecto, además de la operación y mantenimiento", resaltó Casaravilla. Las iniciativas privadas fueron promovidas por la gestión estatal a través de adecuados incentivos económicos.
"Fueron tres años de caravanas de camiones en las rutas y congestiones en los puertos en el que el paisaje dominante eran aerogeneradores", añadió.
Casaravilla dijo que las claves que determinaron que se lograra una rápida transformación de la matriz energética son la articulación de instrumentos legales, regulatorios y comerciales predecibles, el alineamiento de todos los actores relevantes trabajando en equipo y el hecho de que la estatal UTE actúa como desarrollador de proyectos (lo que brinda confianza a los desarrolladores privados al dar una señal unívoca de que la cosa va en serio).
En la Argentina, en cambio, la industria eólica es prácticamente insignificante: apenas cuenta con una potencia eólica instalada de 187 megavatios, según datos oficiales (Cammesa). El viento genera apenas un 0,3% de la energía consumida a nivel nacional.
Este mes el Ministerio de Energía y Minería, liderado por Juan José Aranguren, recibió –en el marco del programa RenovAR– 49 propuestas de parques eólicos para por un total de 3468 megavatios, de los cuales apenas se seleccionarán 600 para adjudicar las obras en octubre próximo.