El martes de la semana pasada, la Plaza de Mayo se vio colmada con 10.000 kilogramos de fruta de pepita que había sido traída desde la zona del Alto Valle de nuestro país, por productores frutícolas que quisieron visibilizar su protesta frente al Estado Nacional. En total, fueron más de 60 productores del Valle Medio, Río Colorado, Villa Regina, Mainque, Cervantes, General Roca, Allen, Fernández Oro y Cipoletti que se congregaron frente a la Casa Rosada para regalar fruta a una multitud que se había agolpado allí. Los representantes de la Federación de Productores de fruta de Río Negro y Neuquén intentan hacer oír un reclamo que tiene casi una década, producto de una crisis estructural que se recrudeció en los últimos meses.
La zona del valle se ha caracterizado históricamente por la producción frutícola, principalmente de peras y manzanas para exportación. Desde los años ´80 este sector económico se encuentra sumergido en un proceso de transnacionalización, concentración y modernización diferencial. Para poder entender el reclamo, es fundamental tener en cuenta que los productores en crisis que formaron parte de la protesta pertenecen a 9 de las 17 entidades que agrupa la Federación de Productores de fruta de Río Negro y Neuquén y son pequeños y medianos productores con explotaciones que van desde las 5 a las 30 hectáreas, que han logrado subsistir en los últimos años.
Carlos Ilú, presidente de la Cámara Agraria Frutícola Cervantes, dijo a revista InterNos: "Salimos a Buenos Aires para llamar la atención del poder Legislativo porque creemos que es de suma importancia que salga la Ley que cree el Instituto Nacional de la Pera y la Manzana. Esta ley, nos permitirá tener poder de negociación con los grandes actores. Queremos que se establezca un precio anual teniendo en cuenta el costo de producción que tenemos, más un plus de ganancia".
Ante la consulta sobre los resultados que se lograron con el viaje, el representante dijo: "La única entrevista que logramos fue con Buryaile que no fue muy productiva. La respuesta fue la de siempre: no tenemos plata".
Los productores alineados bajo la Federación de Productores de Fruta de Río Negro y Neuquén presentaron además un petitorio en Casa Rosada dirigido al presidente Mauricio Macri. Allí, entre otras cuestiones, reclaman $50 millones para compensar a los productores que esta temporada sufrieron daños en su fruta por granizo. Además, le solicitan al Presidente, que el Ministerio de Agroindustria realice una compensación de 1,50 pesos por kilo para tareas en las chacras, entre ellas poda, raleo y dispenser. El petitorio está firmado por Jorge Figueroa y Rubén Mignani, presidente y secretario de la Federación de Productores de Fruta de Río Negro y Neuquén.
La estructura del precio
Los productores reclaman básicamente que ellos están cobrando un promedio (entre las distintas variedades) de $3 por kilo de fruta, mientras que el consumidor paga hasta $50 pesos, dijeron en los grandes medios. Pero, ¿qué pasa en el medio? ¿Cómo se construye el precio que finalmente llega a la góndola? ¿Quiénes son los intermediarios?
El recorrido que la fruta hace para llegar a los centros de consumo masivo no es sencillo. De la finca del productor, se va a un empaque en un bin (cajón de madera capaz de transportar hasta 400 kilos) sin clasificar. Allí tenemos un costo de traslado entre el productor y el empaque, sumado a la logística dentro del empaque, en donde la fruta se mantiene en frío. Este paso adiciona normalmente entre $2 y $3 de cajón frigorífico por kilo. En la planta empacadora, la fruta es lavada y clasificada por calidad y tamaño. Para simplificar, podemos hablar de fruta comercial, de segunda y elegida o premium. (Esto se aplica a la fruta que va en fresco a mercado interno ya que la industria y la exportación tienen otro camino). Esta clasificación es fundamental porque es la que luego define los diferentes márgenes entre una fruta u otra que, al ojo del consumidor, pueden parecer iguales.
Luego, dependiendo del tamaño del empaque –y su capacidad en volumen de trabajo- se calculan unos $3 por kilo de mano de obra. Finalmente, la fruta clasificada se embala en cajas o cajones dependiendo la política de la marca o el productor. En promedio, podemos hablar de un costo de $40 de envase, lo que nos da otros $2 por kilo. Sin salir del Valle entonces, ya el kilo de fruta cuesta entre $10 y $12 (calidad comercial). En seguida, y dependiendo del destino, hay que sumar el costo de transporte y logística.
En general, la fruta para mercado interno tiene dos destinatarios: los supermercados y los operadores mayoristas de los mercados de abasto. Revista InterNos dialogó con diversos operadores de mercados mayoristas de Córdoba y Santa Fe para poder chequear estos cálculos. Para el caso de la manzana, y retomando la clasificación según la calidad en: comercial, segunda y elegida, un operador paga por una caja de 19 kilos de la variedad comercial entre $7 y $15 por kilo; para la segunda el precio es de entre $15 y $18 por kilo y para la elegida o premium el precio varía entre los $26 y los $30. Estos son precios sin flete y sin IVA (que en el caso de las frutas es del 10,5%.). Para poder hacer el recorrido vamos a tomar de ejemplo la zona centro del país como destino. Allí, el valor del flete promedia en los $22 el bulto. Es decir $1,16 por kilo.
El operador mayorista, que normalmente tiene costos de alquiler, cámaras de frío y mano de obra, le recarga entre un diez y un veinte por ciento sobre el costo. Hasta aquí entonces, tomando la variedad comercial, la manzana sale de los mercados mayoristas a un costo de entre $13.75 y $15 el kilo más IVA. Desde el mercado a su vez la fruta puede ir a supermercados, distribuidores y verduleros minoristas. Es en esta etapa cuando las diferencias empiezan a hacerse notar y cuesta mucho sacar un promedio. Cuando uno analiza las diferentes góndolas de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, a la fecha, nos podemos encontrar con una variedad que arranca en los $25 hasta los casi $50. Es decir, que tenemos una cadena minorista que está remarcando, en general, por arriba del ciento por ciento.
Retomando el diálogo con los operadores mayoristas, ellos explican que el precio se debe a que la estructura del mismo es compleja.
"Para cuando llega al consumidor final, lo que menos valor tiene es la fruta", grafica Sergio Caballero, Operador Mercado de Santa Fe y agrega: "El precio se distorsiona hacia el final de la cadena pero ellos también tienen costos (…) La estructura de costos es muy compleja".
Por su parte, Raúl Romero, del Mercado de Abasto Córdoba dice: "Las grandes firmas empacadoras le compran a los productores chicos y ponen el precio. Igual, las empacadoras tampoco andan bien porque vienen con paritarias del 20% al 40%, más la suba de los insumos. A ellos no les dan los números, entonces ajustan para abajo, lo ajustan al productor chico que no tiene empaque y le pagan lo que quieren y cuando quieren. Es complejo el tema".
En el mismo sentido, Carlos Ilú resalta que los menos favorecidos son los dos extremos de la cadena en la cual el productor recibe un precio irrisorio y el consumidor paga de más. Para ellos, la solución sería establecer precios fijos anuales, como lo hacen otros sectores y es por esto que piden por la sanción de la Ley que cree el Instituto Nacional de la Manzana y la Pera que permita establecer dicho precio.
""Nosotros tenemos un costo de producción establecido por el INTA y la Universidad de Comahue que es de $4,50 por kilo de fruta. Estamos perdiendo $1,5 por kilo. Nosotros vamos a seguir insistiendo con el presidente, vamos a seguir peticionando, como la constitución lo permite. No queremos que nadie quiera sacar chapa con la desgracia ajena. Hay 90 mil puestos de trabajo en riesgo", sentenció Ilú.
Otro punto no menor a tener cuenta y que forma parte de los costos ocultos son los impuestos, y en ellos una gran cuota es el IVA. Lo que pasa con los impuestos, y con el IVA en particular, es que es tan desigual y complejo por la informalidad de la cadena que no todos lo pagan y normalmente es absorbido por algunos eslabones – los más formales- y que de todas formas, siempre recae sobre el consumidor final.
Al mismo tiempo y como dato para el consumidor final: en estos días también puede encontrar manzanas y peras a otros precios que no siguen esta cadena. Probablemente, sean frutas importadas desde Chile que logran ingresar con menor precio. Un alivio quizás para muchos bolsillos pero otro punto en contra para los productores locales.