Con la quita o reducción de los derechos de exportación (en el caso de la soja) junto a la eliminación de los cupos de exportación, el sector agrícola local está de cara a la campaña 2016/17 con mejores expectativas que resultarían en una mayor aplicación de tecnología en los campos y rotación de cultivos.
A pesar de que la soja continúa siendo el cultivo estrella por excelencia, con el 40% del total del área proyectada para la campaña 2016/17, crecen a buen ritmo el trigo y el maíz.
Según detalla el segundo sondeo de 2016 de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA) "el optimismo del productor agrícola CREA se refleja en el incremento de la proporción de gramíneas en la rotación de cultivos para la presente campaña. La intención de siembra en trigo y en maíz (temprano y tardío) alcanza una participación en el total de la superficie de 15 y 32 por ciento respectivamente. Esta proyección muestra un crecimiento porcentual en la participación de intención de siembra de 33 por ciento y en el segundo caso de 85 por ciento respecto a la revelada en la pasada encuesta de julio de 2015. Este nuevo escenario productivo permite un mejor equilibrio en términos de balancear la rotación y la sostenibilidad de los planteos".
Otro aspecto que se destaca en este contexto optimista es que el 38% de los encuestados que alquilan campos en 2016/17 prevén incrementar el área con relación al ejercicio anterior. En este sentido, se espera un aumento promedio del 8% en el costo del arrendamiento (medido en quintales de soja por hectárea), lo que podría tener un impacto no deseado, ante una gestión insuficiente del riesgo precio y clima, en el resultado futuro.
En la misma línea optimista se declara Alejandro Ovando, director de IES Consultores: "Las perspectivas para el ciclo agrícola 2016/17 plantean un escenario de mayor rentabilidad y mayores inversiones en el sector. Esto generará una diversificación en la siembra y reducirá la fuerte sojización que caracterizó al agro nacional en los últimos años".
Así es que el futuro se muestra promisorio para el sector agrícola tradicional pero en la otra vereda se encuentran las economías regionales que continúan mostrando claras señales de crisis desde hace varios años. A su vez, la lechería se lleva un capítulo aparte y todavía no llegan las medidas necesarias para acompañar a estos sectores.