Los fabricantes locales de agroquímicos pidieron al gobierno de Mauricio Macri que se establezcan licencias no automáticas para la importación de ese tipo de productos, especialmente desde China. En los últimos años, 1 de cada 4 litros de esos insumos utilizados en el campo han sido formulados directamente en el extranjero. Frente a ese escenario, las empresas nacionales reclamaron además una equiparación de los controles sanitarios.
En el país existen 7 plantas de síntesis (trabajan con el principio activo) y más de 120 plantas de formulación (elaboran el producto final) de agroquímicos, desde Pymes a grandes industrias. CIAFA, la cámara que las agrupa, ha realizado desde febrero pasado todo tipo de gestiones ante las nuevas autoridades nacionales, pero sin resultado positivo. Los fabricantes se quejan porque las importaciones de fitosanitarios ya habían crecido 44% en volumen entre 2011 y 2014, para llegar a un récord de 286 millones de kilos/litros. Y aunque en 2015 retrocedieron a 178 millones, se estima que en 2016 podrían volver a aumentar 30%, debido al nuevo escenario en el que se ha desmantelado toda barrera a la importación.
En el promedio del último lustro, la participación de los agroquímicos importados ha oscilado en torno al 25% del mercado. De todos modos, en CIAFA estiman que "a partir del cambio de condiciones macroeconómicas, el flujo de productos fitosanitarios desde China se incrementará considerablemente, llegando al punto crítico de poner en riesgo la existencia de la industria argentina".
Un informe fue más allá y alertó: "De no adoptarse medidas contra las importaciones chinas, se verá comprometida al menos 40% de la dotación del personal directo, esto es 2.400 personas". De allí que se reclamo al Gobierno para que aplique al sector el régimen de Licencias No Automáticas para la importación. "Esta medida fue solicitada y presentada a la Secretaría de Comercio y ya han pasado más de 60 días sin respuesta", se quejaron los empresarios.
Los fabricantes locales han mantenido una gran cantidad de reuniones con funcionarios de Producción, Agroindustria, Senasa y otras área de gobierno, pero por ahora no lograron provocar una reacción. Una de las quejas más constantes es que mientras ellos son sometidos a intensos controles, los agroquímicos "listos para usar" que llegan desde el exteriorno enfrentan ningún tipo de regulación sanitaria. Por eso hablan de dos tipos de "dumping": uno estrictamente económico y otro de carácter ambiental.
En el primer caso, CIAFA asegura que los agroquímicos de China ingresan al mercado a precios muy bajos porque ese país otorga a sus fabricantes reintegros a la exportación (van del 5 al 13%) y seguros a primas muy bajas, pero básicamente porque los costos de producirlos allá (de mano de obra o energía) son bastante menores a los de la Argentina.
En lo que hace a la cuestión ambiental, se cuestiona que el producto formulado en China no enfrenta tantos controles como los fabricados aquí, y por lo tanto "esta situación genera riesgos en el ambiente (contaminaciones de suelos, aguas y aire) así como a la salud". De allí que se reclame una aplicación pareja de la Resolución Senasa 359/11 y otras normativas, que implicaría el muestreo obligatorio de todos los productos formulados en el extranjero, así como asegurar su trazabilidad.
Más allá todavía, se pidió que el organismo sanitario nacional realice inspecciones y visitas a las fábricas de agroquímicos de China, para verificar las condiciones en que trabajan. "El Senasa no debería erogar gasto alguno, el que debería ser enteramente pagado por la empresa a auditar, tal como se da en otras industrias que importan al país, como la industria farmacéutica", señalaron las fuentes de CIAFA