Apenas 152 mil de hectáreas de girasol
La caída expresa una merma del 57% en la superficie. El área de siembra se redujo en esta campaña a sólo 152 mil hectáreas, contra las 433.120 cosechadas en la temporada 2012-13
A nivel nacional, las estadísticas refieren a un área de siembra equivalente a 1.470.000 hectáreas, según guarismos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires o 1.360.000 hectáreas, según el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.
Estimaciones privadas hablan de incluso una superficie menor. De acuerdo con estas cifras, el área se redujo entre un 14 por ciento a más de un 20 por ciento respecto del ciclo pasado, cuando se sembraron 1.680.000 hectáreas.En el Chaco, el área de siembra se redujo en esta campaña a sólo 152 mil hectáreas, contra las 433.120 cosechadas en la temporada 2012-13.
“La cadena del girasol argentino se encuentra por estos días con una preocupación central: si no se modifica el nivel de retenciones hoy, del 30 por ciento para aceite y harina, y 32 por ciento para grano, la baja rentabilidad del cultivo pondrá en crisis todo el andamiaje de agregado de valor que tiene la oleaginosa, un negocio que en 2012 aportó 2000 millones de dólares a la economía argentina y que este año apenas llegará a los 1400”, asegura el informe elaborado por ASAGIR.
El caso chaqueño
Un poco más optimista resulta el subsecretario de Agricultura de la provincia de Chaco Pablo Baluk al comentar la coyuntura girasolera en la provincia. Al confirmar la siembra de algo más de 150 mil hectáreas en el Chaco, el funcionario aseguró que los rindes actuales son variables, de acuerdo con las fechas de siembra, lluvias y calidad de los lotes. Asimismo, en contraposición con el sector privado, consideró que la cosecha aún no alcanzó el 75 por ciento en la provincia, augurando un repunte en los rindes de acá en más. “Esta campaña es el resultado de las condiciones imperantes. Íbamos camino a tener una siembra muy importante, que luego se redujo tras una terrible sequía”, concluyó en una nota con el diario NORTE.
En todo el país, el área de siembra se reduciría entre un 14% a más de un 20 por ciento con respecto al ciclo pasado, cuando se sembraron 1.680.000 hectáreas.
El dato resulta mucho más contundente si se tiene en cuenta que esta superficie se siembra esencialmente en las regiones agrícolas más marginales del país: la provincia del Chaco y el norte de Santa Fe, el este de La Pampa y el sudoeste de Buenos Aires. En estas, entre 3000 y 4000 productores --en su mayoría pequeños y medianos-- dependen directamente del cultivo. Por ende, no sólo ellos sino también los proveedores de servicios agrícolas e incluso las economías de cada pueblo respiran al ritmo del girasol.
“La nobleza del cultivo ante situaciones de estrés hídrico y su estabilidad de rendimientos lo posicionan en estas regiones como la única alternativa agrícola en algunos casos o la más segura en otros, incluso frente a la soja. Además, desde el punto de vista financiero, el cultivo aporta un ingreso en una época del año que ninguna otra actividad agropecuaria lo hace”, destaca el informe del asesor económico de Asagir, Jorge Ingaramo.
“Si se toma como referencia la campaña 2006/07, la última con menores retenciones y un tipo de cambio más real, desde entonces y hasta la actualidad, en total, la superficie cayó un 43%. En el Chaco, un 57%, en Buenos Aires el 37%, en La Pampa el 33%, en San Luis el 72%, en Córdoba el 72% y en Santiago del Estero el 80%”, agrega el documento.
En las últimas tres campañas se estabilizaron los rendimientos promedio nacionales en alrededor de los 2000 kg/ha. Esto fue posible gracias a la incorporación de nueva genética y un mejor manejo agronómico.