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Cómo recuperar suelos con más de un siglo de agricultura

Nidera localizó en Alcorta, provincia de Santa Fe, un Módulo de Ensayo Permanente orientado al estudio exhaustivo de las propiedades nutricionales de suelos con más de 100 años de agricultura continua.

Hace pocos días, invitados por Nidera y por el distribuidor USEN “Jakas, Kokic e Ivancich”, un grupo de productores se reunió en un establecimiento ubicado en la localidad de Alcorta, provincia de Santa Fe, a 90 kilómetrosde Rosario. Allí, el Ing. Marcelo Palese, del departamento técnico de Nidera Nutrientes, junto al Ing Gastón Huarte, técnico del USEN, presentaron el Módulo de Ensayo Permanente que la compañía puso en marcha hace ya dos años en este campo, con el fin de aportar conocimientos en pos de conservar los recursos de tierras con más de un siglo de agricultura.

“Mucho se ha dicho que el recurso natural suelo de la Gran Región Pampeana es inagotable, feraz e imbatible. Sin embargo, la historia de una agricultura de poco más de 100 años ininterrumpidos ha demostrado que son frágiles, finitos y necesitan de la recarga de nutrientes”, expresó Palese en la charla realizada a campo.

Uno de los ejemplos de esta afirmación surgió tras el análisis de fósforo en el suelo  realizado en tres diferentes sectores. En el monitoreo intensivo de las áreas que han estado en producción durante 100 años se obtuvieron 13 ppm de fósforo, 3,5% de materia orgánica y 0,8 ppm. de cinc. En el camino alambrado, un sector con 50 años de protección lindero al alambre, se encontraron 30 ppm de fósforo, 3,91 % de materia orgánica y 3,1 ppm. de cinc. Y, por último, en el sector en estado natural, sin historia agrícola, se encontraron 191 ppm de fósforo, 4,41% de materia orgánica y 55 ppm. de cinc.

“A partir de estos datos se sabe que durante décadas se produjo a expensas de un suelo de una fertilidad superlativa, que paulatinamente entregó nutrientes y sostén a los diferentes cultivos”, expresó Palese para aclarar que la etapa de estabilidad actual es frágil y requiere, a partir de este escenario, tomar nota de cómo llevar adelante un plan integral de largo plazo que no solamente brinde un sostenimiento de los incrementos de rinde sino también suelos que alberguen reservas y prácticas que sean complementarias a los actuales paliativos instalados.

Para contribuir con el conocimiento de tal recurso, desde hace veinticuatro meses Nidera puso en marcha un sistema de monitoreo intensivo de suelo en un lote geo-referenciado de la localidad de Alcorta, Santa Fe, en una región caracterizada por la sólida vocación de producción de sus agricultores.

Palese relató que para constituir un mapa global del ambiente se realizaron auditorias de suelos estratificados con veintidós parámetros e índices químico-minerales y la composición textural en el perfil de los primeros40 centímetrosde suelo.

Además, “se efectuó el análisis foliar de todos los minerales en los cultivos que allí se sucedieron para comenzar a constituir curvas de absorción preferencial y definir la interrelación de los nutrientes en diferentes estadios (tanto en planta entera como en hojas referentes a la definición del rinde)”, destacó Palese.

Los análisis de suelo incluyeron nutrientes ultra-traza de lectura en partes por billón, responsables de la síntesis de nutrientes en lo inmediato y la presunta disponibilidad en el tiempo. En línea con éstos, se adicionó la determinación de la presencia de bacterias rizobiontes, marcando un antecedente para el ambiente citado, y como una forma de determinar la eficiencia de fijación del nitrógeno y la actividad cuantitativa en el cultivo de la soja.

Asimismo, se complementó la información con la actividad de enzimas consustanciadas con la síntesis de nutrientes esenciales, tomándolos como datos inéditos para éstos suelos.

Otro de los datos registrados fue el análisis cualitativo mineral de los rastrojos para determinar la potencialidad del aporte que sustentará los primeros centímetros del sustrato.

Para la soja cosechada se realizaron análisis de proteína en grano, trazando de esta manera una información de “sintonía fina”. Por último, hay que tener en cuenta que el suelo seleccionado para el monitoreo integral recibe aportes regulares de azufre, calcio, magnesio y  fósforo.

El lote viene de por lo menos cinco años con tratamiento de sostén de aporte anual de 120 kg. de Azugran y 60 kg. de dolomita. Los tratamientos en la soja de 1º, y en la rotación (soja 1º, trigo, soja 2º) fueron de 213 kg/ha de sulpomag, 97 kg/ha de Azugran, 131 kg/ha de Azugran y la aplicación de hierro foliar: 1,4 kg/ha en otra de las parcelas como complementario.

            En este caso particular analizado en Alcorta, y a partir de la interpretación de los diagnósticos y mediciones en la respuesta a campo, las diferencias estuvieron marcadas sustancialmente cuando se adicionaron mezclas con magnesio y se realizaron aportes concretos de una fuente especial de hierro.

            Los productores pudieron apreciar in situ estas diferencias, conociendo que las bondades de su suelo no son eternas y que la reposición de nutrientes es fundamental al momento de conservar el sustrato y de esperar altos rindes.