Industria

Aceiteros estancados

El complejo aceitero en torno a Rosario atraviesa un escenario problemático ante los obstáculos que impiden el crecimiento previsto

3 Oct 2013

Las fluctuaciones en las producciones locales de soja y girasol, la suspensión de la admisión temporaria de la gran cosecha paraguaya de soja y las grandes dificultades que enfrenta el negocio del biodiésel son algunos de los problemas que identifican los aceiteros, según el economista Jorge Ingaramo.

El especialista también sumó el escaso margen de molienda, por elevados costos en dólares, y la lenta devolución del IVA de exportaciones como los responsables en empezar a generar problemas laborales por suspensión o desactivación de plantas aceiteras.

En un análisis, Ingaramo señaló que la industria del biodiésel está encabezada por el sector aceitero, el que más invirtió en los últimos quince años en la Argentina para acompañar el desarrollo de la revolución agrícola desencadenada aproximadamente en 1996, con la autorización de los transgénicos y la masificación de la siembra directa. Según su evaluación, el sector aceitero se preparó para competir no sólo con Brasil sino también con las nuevas industrias de los países del Mar Negro, teniendo en la mira que la Argentina podría producir 60 millones de toneladas de soja; importar 7 a 8 desde Paraguay, por el Régimen de Admisión Temporaria y moler 5 millones de toneladas de girasol.

Así la masiva incorporación de plantas de biodiésel, en el cluster sojero (en torno a los puertos up-river del Paraná, con base en Rosario), no fue más que la extensión de un modelo inversor hacia otro target de mercado, fundado en regulaciones ambientales que, como en el caso de la Unión Europea, inducen al empleo de energías renovables y menos contaminantes.

Sin embargo, la ruptura del negocio del biodiésel, la imposibilidad de traer soja de Paraguay, las fluctuaciones en la producción de girasol, "un cultivo desalentado por injustas retenciones del 32% y dos campañas sojeras locales difíciles (cosechas 2009 y 2012), por razones climáticas, fueron complicando las cosas", para Ingaramo. A esta situación "se suman regulaciones de comercio interior, para mantener baratos los precios de los aceites en góndola y el shock productivo que se está produciendo, en los países del Mar Negro, nuevos "graneros del mundo", y que afecta seriamente la capacidad negociadora de la Argentina ya que, como dijo el Papa, estamos en el fin del mundo".

"El viernes 13 de septiembre nos enteramos de que las terminales portuarias del Gran Rosario carecen de materia prima, y no porque los productores no vendan, ya que la comercialización está un poco demorada por el atraso cambiario, pero puede considerarse relativamente normal y la empresa Cargill decidió detener su planta en San Lorenzo, una de las más grandes del complejo oleaginoso", recordó Ingaramo. 

En tanto, el secretario adjunto del Sindicato de los Aceiteros, Hugo López, sostuvo que "sesenta trabajadores fueron suspendidos por dos meses; esto no es nuevo para nuestro sector, pero en años anteriores se paraba la producción y no había suspensiones, ya que los trabajadores realizan tareas de mantenimiento". Y agregó: "Pero entendemos lo que los empresarios señalan y es que la cosecha no alcanza para que procesen los grandes monstruos del sector".