El primer bioinsumo argentino celebra 10 años en el mercado
El curasemillas biológico Rizoderma significó un hito que revolucionó el tratamiento de semillas. Es el primer biocontrolador fúngico del mercado nacional y es líder, tanto en Argentina como en países de la región.
Desarrollado para controlar hasta un 40 % de los hongos fitopatógenos del suelo que afectan al trigo y otros cereales de invierno, Rizoderma celebra 10 años de permanencia en el mercado.
De la celebración por el aniversario, participaron Fernando Vilella -secretario de Bioeconomía-, María Beatriz "Pilu" Giraudo -vicepresidente del INTA- y Ricardo Yapur -CEO de Rizobacter-.
Reconocido como el primer biocontrolador fúngico del mercado nacional, esta tecnología para el tratamiento de semillas fue desarrollado a partir de una cepa del hongo Trichoderma afroharzianum seleccionada por el Instituto de Microbiología y Zoología del INTA, en el marco de un convenio de articulación público-privada.
La celebración, de la que participaron Fernando Vilella -secretario de Bioeconomía-, María Beatriz "Pilu" Giraudo -vicepresidente del INTA- y Ricardo Yapur -CEO de Rizobacter Argentina-, entre otras autoridades y referentes del sector, se realizó en el salón de El Torreón del Monje en Mar del Plata.
Rizoderma fue desarrollado a partir de una cepa del hongo Trichoderma afroharzianum seleccionada por el Instituto de Microbiología y Zoología del INTA, en el marco de un convenio de articulación público-privada con Rizobacter, el curasemillas permite controlar hasta un 40 % de los hongos fitopatógenos del suelo.
Hace 10 años estaba destinado solo para trigo y, en la actualidad, está registrado para más de 10 cultivos, entre los que se destacan maíz, cebada, vicia, soja y todas las legumbres de invierno. Posee baja o nula toxicidad para el ambiente, posee mayor persistencia de control sobre patógeno y presenta una buena performance en cuanto a rendimiento.
Desde 2014, Rizoderma cubre alrededor de 1.100.000 hectáreas en la Argentina; de las cuales el 40 % corresponde a soja, el 40 % a trigo o cereales de invierno y el 20 % restante a maíz y arroz. El crecimiento promedio, en términos de aplicación en superficie, en los últimos 10 años fue del 70 %.
En la actualidad, esta tecnología de bioprotección está registrada para cultivos extensivos en Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia y Colombia y se encuentra en trámite de registro para la Unión Europea, los Estados Unidos, Canadá y México.