Cómo reducir el impacto de las heladas en viñedos y vid
Tanto las heladas primaverales como las otoñales afectan de formas distintas a los cultivos. Desde el INTA Alto Valle estudian el fenómeno y brindan pautas de manejo para reducir su impacto.
Cuando la temperatura de la masa de aire más próxima al suelo es igual o inferior a cero se registra una helada, pudiendo causar daños parciales o totales de los cultivos. Tanto las heladas primaverales como las otoñales afectan de formas distintas a los cultivos: en los frutales, los daños se producen en las flores y en los frutos recién formados, mientras que en la vid el impacto puede llegar a todos los órganos herbáceos de las plantas, como las inflorescencias, racimos cuajados y brotes.
Este fenómeno meteorológico provoca pérdidas económicas importantes debido a la reducción parcial o total de la cosecha, a causa del quemado de brotes, y puede alcanzar tal magnitud que es capaz de afectar el posterior rebrote.
Los técnicos del INTA explican que el nivel de daños en los órganos de la vid dependerá de la intensidad y duración del evento climático y del estado fenológico de las plantas. "Las prácticas de manejo preventivas varían de acuerdo con el grado de daño", puntualizan.
La vieja y conocida práctica de defensa pasiva, con suelo descubierto, húmedo y compactado, puede prevenir daños ante heladas primaverales suaves o moderadas de corta duración.
Sin embargo, ante heladas moderadas a fuertes es necesario usar métodos activos como el riego por aspersión sobre la canopia o bajo la copa, que es uno de los más utilizados.
Frente a una situación de daño en los brotes por heladas es recomendable regar con una frecuencia acorde a la demanda atmosférica estacional, de tal manera que las plantas no sufran estrés hídrico en ningún momento. Asimismo, es importante suplir la pérdida de reservas con una fertilización adecuada con nitrógeno entre 15 % y 50 %, según la severidad del daño.
"Esta aplicación se suma a la dosis que usualmente se aplica en lo que queda de la primavera y comienzos del verano, para facilitarle a las plantas un rápido rebrote, cuaje y llenado de racimos", señaló Mario Gallina -técnico en vid del INTA Alto Valle.
Gallina remarcó que esa práctica contribuye a obtener una adecuada cantidad y calidad de madera para la próxima poda invernal.