Objetivo octubre
Contra su voluntad, al agro vuelve a tirarle una soga al ministro candidato, que apunta como sea al balotaje. La nueva versión del dólar soja o como se llame lo está ayudando a contener la disparada de los dólares financieros y el paralelo. Y le otorga una vida más
Era un secreto a voces que el gobierno tenía guardada una medida como esta para estirar el Plan Llegar y ponerse a las puertas de octubre con chances de pelear el balotaje. El ministro candidato sabe de sobra que la suba de los dólares que pertenecen al mundo real constituye una amenaza para sus posibilidades, y sacó el as que todos sospechaban tenía oculto en una de sus mangas.
El nuevo dólar soja, o como se lo quiera denominar, anduvo a los tumbos, conoció globos de ensayo, idas y vueltas, desmentidas varias, y parece que finalmente arrancó. Si bien es temprano para bajar el martillo, los resultados del último jueves tienen una impronta distinta.
Ello obedece a una cuestión fundamental: aparecieron precios mínimamente atractivos. Las primeras apuestas del mercado, en torno de los $145000, recibieron una respuesta fría por parte de los productores, pero durante el día de ayer los valores, alrededor de $10000 a $15000 arriba de aquella marca, empezaron a encontrar cierto feedback entre los hombres de campo.
De hecho se estima que hasta el jueves ya se habían negociado bajo esta modalidad algo más de medio millón de toneladas de soja. El gobierno aspira a conseguir entre 2.500 y 3000 millones de dólares, y el ritmo alcanzado durante el día de ayer le genera ciertas ilusiones.
Los precios estarían indicando finalmente que se dio un 75% a valor del dólar oficial y un 25% ligado a un dólar de mucho mayor valor, probablemente contado con liqui. O algo parecido. Es muy difícil hacer la cuenta correcta, porque a diferencia de las movidas anteriores está vez no hay una paridad definida formalmente.
Seguramente el hombre de campo no está recibiendo el precio en dólares que estrictamente corresponde, siempre algo queda en el camino, más aún cuando existe tanta carencia de precisiones, pero más de uno no puede desaprovechar un valor incrementando en pesos para cubrir distintos compromisos.
El tema es que Massa logró un primer objetivo: bajarles la espuma a los dólares alternativos. Junto con los distintos congelamientos que ha dispuesto recientemente -incluso el del dólar oficial- apuesta a un índice de inflación mejorado para septiembre, convencido de que uno y otro proceso lo pondrán de cabeza en la segunda vuelta electoral.
El candidato sueña con una inflación de un dígito al cabo de este mes. Algunos comprarán su capacidad para dominar la suba de precios, aunque pocas cosas puedan estar más lejos que un logro de este tipo. Como además está en una estrategia de ir por un anuncio cada día, la sensación de una avalancha superadora rondará las cabezas de quienes adhieren a alguno de los partidos integrantes de la coalición de gobierno.
Massa hasta se animó a decir que piensa eliminar impuestos ni bien se siente en el sillón de Rivadavia, a pesar de tener un déficit fiscal que no puede financiarse de ningún modo. Anuncios y más anuncios. Muchas promesas. Absoluta ausencia de explicaciones vinculadas con la puesta en práctica de estas medidas. Ganancias es el 2.5% del PBI, ¿cómo va a compensar ese agujero? Silencio stampa.
Mientras parte de la población se distrae con estas cuestiones, se sigue sumando gente al Estado, lejos de la austeridad alguna vez prometida en materia de puestos públicos. Se refuerza el cepo a los dólares financieros y a las importaciones, a pesar de que buena parte de la industria está apagando sus máquinas por falta de insumos. Entre el dólar soja y la plata que puso el FMI, el Banco Central surfea la ola.
En medio de todo este desaguisado, el productor hace lo que puede. Dicho hasta el cansancio, el esquema que por estos días parece ganar vuelo no hace sino profundizar la destrucción del mercado de soja que conocimos. Es hasta previsible que se le reconozcan menos dólares al productor por su tonelada de poroto, porque es el que ante un precio más o menos razonable se muestra más apurado por vender dentro de la ventana acotada del programa.
Ni siquiera queda la certeza de que este sea el último dólar soja. Massa sigue con vida en la contienda electoral. En teoría sus chances en caso de arribar al balotaje serían pocas, pero nunca se sabe. ¿Por qué habría de hacer algo distinto de lo que ha venido haciendo desde hace meses en caso de una hipotética presidencia? Lo cierto es que una parte del electorado no está considerando esta flagrante contradicción.