Demasiados cabos sueltos
Arrancó un nuevo dólar soja, o algo que se le parece. Primeros pasos dubitativos. Los beneficios para el productor no son claros. La letra oficial muestra múltiples agujeros, y la exportación evita incurrir en precisiones. Mientras tanto el mercado que conocimos se sigue destruyendo.
Después de días de andar a tientas, los productores argentinos siguen obligados a tomar decisiones con muy pocos parámetros a la vista. Tienen en claro todos aquellos datos que salen de sus propios campos, pero las decisiones del Estado que los afectan -y que no pueden eludir- se mantienen envueltas en una nebulosa, lo que a veces es peor que saber fehacientemente que son muy malas.
La referencia es al lanzamiento de un nuevo dólar soja o como quiera llamarlo. Lo único que aparece definido es que desde aquella conferencia poco feliz del secretario de Agricultura y el presente han pasado cosas. La demora en la irrupción de este pequeño Frankestein en el Boletín Oficial no parece producto de la mala suerte.
Aquella vez el funcionario y sus laderos dijeron ante un nutrido grupo de periodistas que "un 25% de las ingresos por exportaciones iban a quedar en manos del exportador, para traer soja extranjera y sostener los niveles de molienda". El revuelo fue inmediato, pero el comentario coincide con lo que luego confirmó Reuters.
Con el DNU ya en la calle, se verifica que ha sido objeto de una cuidada tarea de maquillaje. Ahora la letra indica que ese 25% "será de libre disponibilidad de las empresas". ¿El mismo perro con distinto collar, una forma de expresar el apoyo a las compras externas sin dejarlo escrito, habida cuenta del rechazo a los comentarios del secretario? Vaya uno a saber.
De todas maneras, prestigiosos analistas del sector indican que no tendría sentido usar esta herramienta para comprar soja paraguaya o brasileña, si bien el DNU en ningún párrafo lo prohíbe expresamente.
Pulido el punto, no hay mucho más. El resto son especulaciones, en especial aquella que habla de un precio al productor surgido de un mix entre el dólar oficial y el contado con liqui. Difícil asegurar que así será. Tampoco puede negarse esta posibilidad. Dependerá de la voluntad del comprador y sus necesidades; la disposición no lo obliga a adquirir el poroto con un dólar especifico salvo, se supone, el oficial.
Como siempre la intención del gobierno es mover un mercado de soja paralizado y capturar dólares para un Banco Central quebrado. Lamentablemente muchos repiten que el objetivo de un mecanismo de este tipo es "mejorarle el precio al productor". También se lee que "oficializan el nuevo tipo de cambio al productor". La confusión es moneda corriente, entre la gente y también en los medios.
Solo para bocetar algunos números. La semana previa al anuncio de Massa el disponible cotizaba en $127.000-128.000 a $350 por dólar, es decir unos 365 dólares por tonelada. Considerando un valor medio de $145.000 durante el último martes, y una paridad de $450 (es lo que más circula como resultado del mix supuesto), caemos a un umbral en torno de USD 322.
Son todas especulaciones, la disposición no indica nada al respecto. La propia industria habla de "un programa exportador atípico distinto de la versiones anteriores; cada empresa decidirá individualmente si ingresa al esquema y de qué manera operará". Muy claro, no hay números de aplicación generalizada, como si sucedía en las versiones anteriores de este tipo de planteos.
Otros advierten que en la forma en que se manejarán las retenciones puede haber además un riesgo financiero para el exportador, que será transmitido al productor bajo la forma de menores precios. No se puede descartar.
El programa estará en funcionamiento hasta fin de mes y el gobierno aspira reunir unos USD 2500 millones. Parece poco, pero para un necesitado todo sirve. No habría ventas masivas, ya que asoma una devaluación mucho mayor en unos meses más, lo cual le quita atractivo a esta movida. El MATBA-Rofex plantea para diciembre un dólar oficial arriba de los $700. Todo dependerá de cuántos productores estén necesitados de desprenderse de la soja de inmediato para atender otros menesteres.
El primer paso de esta nueva aventura oficial se cerró lleno de interrogantes, con pocas operaciones y un valor ofrecido que no desvelaría a ningún productor. El correr de los días arrojará luz sobre todos estos interrogantes.
Mientras tanto, la brecha del 100% hace que las importaciones tiendan a infinito y las exportaciones se depriman. Es la mala idea que nos trajo hasta este laberinto sin salida.