Teléfono para el superministro
Un relevamiento indica que el 79% de los productores encuestados está atravesando una mala situación financiera. Esta realidad está reñida con la mirada del gobierno hacia el sector, siempre dispuesto a seguir exprimiéndolo como si su presente fuese floreciente.
Qué bueno sería dejar de escribir sobre cuestiones queconocemos hasta el cansancio. El problema es que los que debenresolverlas se hacen los distraídos, y obligan una y otra vez atratar estos temas. Incluso se ocupan de empeorar las cosas,como si fuese una tomada de pelo.
El agro no escapa a las generales de la ley en un país detonado. Si bien se sospechaba que las cosas estaban realmente mal, ver los números en alguna medida sobresalta el espíritu. Hablamos de los actores principales del sector más dinámico de la economía argentina, y el semblanteo arroja resultados preocupantes.
De acuerdo con el Ag Barometer elaborado por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, un 79% de los productores argentinos advierten que su situación financiera se ha deteriorado con relación a la última medición. Respecto del año previo la caída es nada menos que del 57%.
Desde luego que se debe al impacto de la seca feroz de la última campaña, con pérdidas muy duras para la agricultura, a lo que se suman los meses y meses que la ganadería aguantó como pudo un escenario de precios muy deprimidos para la hacienda. Y qué decir del tambo, que cada día está más y más complicado por un escenario climático y comercial muy duro.
Pero la debacle también tiene vinculación con la escasa empatía de esta administración hacia el sector. La lista incluye una enorme brecha cambiaria, retenciones que se cobran aun en medio de una campaña desastrosa como la que está terminando, volúmenes de equilibrio, precios condicionados para el extremo de la cadena más cercana al consumidor y otras bellezas por el estilo. Cansa repetirlo, pero no queda otra dado que no se ve un cambio de actitud en quienes proponen cosas como estas.
Por eso la actual gestión de gobierno carga con gran parte de la culpa de este daño interminable al agro, aunque hay que reconocer que el hartazgo del hombre de campo alcanza en cierta medida a todos los políticos. Un 46% de los consultados en el caso que nos ocupa opina que los candidatos a los comicios de octubre no tienen una real comprensión de los problemas del sector agropecuario.
Qué bueno sería que Massa y su equipo tomen nota de este presente del campo, que comprendan el descalabro creado en los mercados agrícolas, que entiendan que las medidas que están tomando, lejos de ser una ayuda para el sector agropecuario no hacen sino aumentar sus tribulaciones.
También se les preguntó a los productores encuestados sobre un nuevo dólar soja, que aparentemente estaría a la vuelta de la esquina, según los anuncios del candidato ministro. La mayoría de ellos estarían dispuestos a vender un 25% de sus existencias y guardarían el resto ante un presente de incertidumbre, posible mayor devaluación del tipo de cambio, unificación cambiaria, etc.
Claro, esto se dijo en un contexto en que se imaginó una movida similar a las anteriores. Después de la conferencia de ayer en Agricultura, nos hemos convencido de que en realidad no sabemos nada del régimen que ahora se propone, salvo que pinta mucho más complicado que sus antecesores. Por eso, quizás, la visión del hombre de campo ya no sea la misma.
De hecho el mercado de soja está virtualmente paralizado. Se habla de exportadores retirándose del negocio luego de los comentarios de ayer de la plana mayor de la cartera agropecuaria respecto del funcionamiento previsto para este nuevo esquema. A comienzos de semana el disponible coquetaba con $145 mil, el miércoles ya había caído a 138 mil, con chances de seguir perdiendo terreno.
No todo es tan negativo, por cierto. Los resultados de las primarias indican que los espacios políticos más afines al agronegocio fueron quienes ocuparon los primeros lugares, lo cual generaría expectativas favorables en relación a las políticas a implementar a partir de diciembre de 2023. Para los próximos 12 meses, una cantidad importante de productores piensa que su situación financiera mejorará.
Así, el Índice de Expectativas Futuras alcanza un valor de 124, que es una de los más altos de la serie. Con todas las dudas referidas a la política argentina y sus ejecutores, los hombres de campo esperan un 2024 que traiga consigo cambios favorables para el sector. En alguna medida tiene lógica, difícilmente el escenario que viene pueda ser peor que este presente.