Editorial

Dólar maíz, dólar soja o los dos juntos

Las divisas que necesita el gobierno no aparecen, la situación no aguanta mucho más y todos miran al campo. El cereal vuelve a sonar para un dólar diferenciado, pero no se descarta a la oleaginosa. Historia con final abierto.

La inflación anualizada es un escándalo, y el ministro Massa necesita evitar nuevas escapadas del dólar para que el desborde de los precios no termine erosionando aún más las mermadas posibilidades de una probable candidatura. También lo necesita su nuevo espacio político, que busca despegarse desesperadamente de un gobierno que claramente integra desde el primer día y que sin dudas ha fracasado.

En la semana el Banco Central logró interrumpir cinco jornadas consecutivas de ventas de dólares gracias a una liquidación de divisas en el marco de un acuerdo entre una petrolera y el Gobierno por una inversión en Neuquén. Sin embargo, la situación sigue siendo crítica. La entidad acumula un rojo en lo que va del año superior a los USD 2.200 millones. El comentario en el mercado es que el BCRA ya no cuenta con dólares propios.

La decisión desde hace largo rato es mantener una paridad ficticia a como dé lugar, pero ahora varios operadores empiezan a medir a la autoridad monetaria. Se estarían usando encajes bancarios, bonos del Tesoro de Estados Unidos y dólares de un swap entre la Argentina y un banco suizo. ¿Hasta dónde la entidad tiene balas en el cargador para defender esta idea que tanto le ha costado al país?

El punto es que salvo el caso aislado de la petrolera no parece haber dólares frescos en camino hacia las bóvedas del BCRA. Además, el FMI ha demostrado su resistencia a aportarle más divisas a un gobierno que las vende muy baratas en un mercado de fantasía. Eso a pocos días de un vencimiento por USD 2700 millones.

Mientras tanto, empieza a preocupar la brecha entre el contado con liqui y el MEP, ahora 3 puntos por sobre lo que es usual. Se considera un indicador de que hay gente dispuesta a pagar más para llevar los dólares fuera del país. Habla de la incertidumbre y también los temores por lo que viene. Los movimientos defensivos abundan en el mercado, por eso la expectativa es que el CCL siga hacia arriba. El blue va y viene pero no afloja demasiado. Obedece tanto a la impericia del gobierno como a las indefiniciones de la oposición.

Los analistas se muestran escépticos sobre las chances de que el BCRA mejore su posición de reservas en el corto plazo. El dólar soja bajó la persiana y para levantarla habrá que pensar en una paridad muy atractiva. Y sin ese recurso la entidad se hunde inexorablemente en una serie de ventas que erosionan el poco oxígeno que le queda.

La paradoja es que un espacio político que ha denostado al agro ha tenido al sector como su último puente para arribar a la primera aduana: la nominación de candidatos. Y seguramente seguirá siendo el suero vital para acceder a las aduanas siguientes: las PASO, la elección de octubre y un eventual balotaje si el oficialismo logra llegar a él. Massa va paso a paso, como indicara oportunamente un director técnico de futbol famoso por su voz ronca. Levantando muertos pero lejos de aplicar medidas de fondo que tiendan a corregir el problema.

De manera indirecta o con algún eufemismo, distintos funcionarios del gobierno hicieron hincapié en que "esto se soluciona una vez que pase la sequía". En criollo, no tienen idea de cómo salir del brete, salvo recurrir al campo, una vez más. Pero la solución a la sequía no es algo que la naturaleza vaya a ofrecer en el corto plazo, y Massa no puede esperar.

Si no es el campo el que le tire una soga, ¿quién entonces? El analista Dante Romano cree que con una comercialización de soja prácticamente detenida, se espera ahora que avance la de maíz. Desestima la posibilidad de un nuevo programa en el corto plazo que involucre al poroto, con la cosecha de la oleaginosa virtualmente terminada en volúmenes casi 60% más bajos que lo esperado inicialmente.

Por cierto, la comercialización del poroto está algo por delante del promedio de varios años. Es la razón que lleva a Romano a pensar en que no habrá un nuevo dólar soja por ahora. Considera que la idea sería más efectiva en el caso del maíz, ya que las ventas vienen muy atrasadas. Captaría un tonelaje importante, pero su menor precio reduciría la recaudación a unos USD 2.000 millones. No importa, este gobierno no está en condiciones de despreciar nada.

Es imposible descifrar que hará el ministro de Economía para mantenerse a flote, pero el descuento contra el futuro Diciembre hace creer que el mercado está sospechando algo. Que considera que la posibilidad existe, si bien la brecha se ha reducido.

Cuando le preguntaron a un funcionario cercano al Ministerio de Economía acerca de un posible dólar maíz, no descartó en absoluto el tema, e indicó que se evaluará terminada la cosecha. Es el mismo funcionario que reconoció que por ahora la fuente de billetes verdes es el campo, y no hay muchas vueltas que darle. Desde luego tuvo la habilidad de disfrazar el tema como una ayuda del gobierno al productor, cuando en realidad aquel sabe que su único interés está en rescatarse del naufragio que viene.

Por su parte, un exfuncionario de la cartera agropecuaria calculó que hacer un dólar maíz sobre los 5 millones de toneladas que están a fijar en instalaciones de los exportadores brindaría ingresos nada desdeñables, minimizando el impacto en el mercado interno. Es que detrás de esta alternativa está siempre el riesgo de dañar seriamente las actividades ganaderas ligadas al cereal como insumo clave. Y de darle un nuevo golpe al bolsillo del consumidor, claro.

Tampoco debiera descartarse la posibilidad de un dólar maíz y también un nuevo dólar soja, que se estima debería contar con una paridad arriba de $340. Juntitos. "Todo es posible", respondió alguien muy cercano a los pasillos oficiales, y seguramente es así.

Mientras todo esto se decide la disparidad de escenarios genera un abismo entre Chicago y el mercado local, como muestran los gráficos que siguen.

El cereal viene con una tendencia alcista marcada en el mercado del Estados Unidos, pero aquí parece que nadie se enteró de lo que está pasando en la Ciudad de los Vientos. Priman exportaciones pisadas y un productor sometido a una paridad cambiaria ridícula. Mercados rotos por el intervencionismo.

En mayo un trader aseguraba: "En junio va a pasar algo con el campo". Y puede ser. No hay ningún otro actor que pueda aportar dólares a un gobierno en retirada, pero que no quiere morir antes de la hora señalada. Todas las opciones están abiertas, pero todas de un modo u otro involucran al agro.