Editorial

Creen que se necesitarán importaciones récord de soja

La Argentina está bajo la lupa del mercado global, no ya por lo que pueda vender sino por lo que precisará comprar en materia de la oleaginosa. ¿Habrá dólares suficientes para traer la soja que la industria precisa?

La Argentina está bajo la lupa del mercado global, no ya por lo que pueda vender sino por lo que precisará comprar en materia de la oleaginosa. ¿Habrá dólares suficientes para traer la soja que la industria precisa?

La Argentina está bajo la lupa del mercado global, no ya por lo que pueda vender sino por lo que precisará comprar en materia de la oleaginosa. ¿Habrá dólares suficientes para traer la soja que la industria precisa?

Tres Niñas consecutivas, la última especialmente agresiva. Tanto que se quedó con un volumen elevado de la cosecha de soja y maíz. Millones de toneladas que ya no se cosecharán, sea porque se perdieron completamente o porque lo que ha quedado no justifica siquiera arrimar la máquina para levantar tan pocos kilos. Para un país como la Argentina, absolutamente dependiente del campo y su industria es un tema muy grave, más allá de la parsimonia del gobierno.

La bomba la arrojó un conocido analista internacional, aunque el tema ya había sido expuesto de algún modo por especialistas locales. "Con las estimaciones de cosecha de soja probablemente cayendo por debajo de 30 millones de toneladas, y el país comenzando 2023 con existencias iniciales en un mínimo de 9 años, parece que las importaciones de esta oleaginosa deberán superar los 7.5 millones de toneladas este año (un nuevo récord). Y veremos poca o ninguna exportación de soja argentina; el USDA calcula 2.5 millones de toneladas, versus 5.8 millones del año pasado. Pero sería menos aún".

Paralelamente, desde la otra orilla del Río de la Plata avisan que la Argentina está importando soja brasileña a través de Uruguay, concretamente mediante el puerto de Nueva Palmira. Los buques brasileños descargan una parte de su soja en estas instalaciones portuarias y luego siguen rumbo a San Lorenzo. Apuntan, claro, a abastecer la industria aceitera argentina, que tiene faltantes de materia prima.

Fuentes de Nueva Palmira indicaron que la cosa estuvo muy movida en uno de los últimos fines de semana. Un operador portuario oriental destacó la calidad de servicios que brinda Uruguay como un factor diferencial para que el grano brasileño llegue a la Argentina. Hay que recordar que nuestro país tiene el cluster de molienda de soja más importante del mundo, y de hecho es el principal exportador de harina y aceite de soja., aunque últimamente venga de capa caída. La capacidad instalada se estima en unos 70 millones de toneladas, y es fundamental alimentarla adecuadamente.

La importación de soja no es novedosa. Parte de la convicción de que mantener una alta capacidad ociosa complica la competitividad de la industria, por lo cual en cada campaña que resulta negativa en la Argentina se termina trayendo grano paraguayo, boliviano o brasileño para su procesamiento y posterior despacho a compradores en el exterior como derivado con valor agregado. Es una ecuación positiva en términos de divisas. No solo se hace por falta de poroto local, también por las deficiencias en materia de proteína de nuestra soja.

Ya en 2018 hubo que ingresar de fuera del país unos 7 millones de toneladas. No hay dudas de que la seca está vez ha sido más grave y que esos volúmenes van a vulnerarse esta temporada. Poco tiempo atrás un analista estadounidense había advertido que "la soja brasileña está disponible, y con estos precios del derivado creo que solo es cuestión de tiempo antes de que las aceiteras argentinas compren más granos de este origen para expandir la producción de harina ".

La diferencia con aquella seca que puso en jaque a la administración de Mauricio Macri es que esta vez los billetes nacidos de la Reserva Federal estadounidense son escasos y están bajo siete llaves. Los hechos indican que ingresarán muchos menos dólares por exportaciones y habrá que meter la mano en el bolsillo para comprar lo que no se tiene. Hasta tanto se exporten los derivados a obtener de la soja que llega de afuera, esta cuenta es una complicación más, porque la situación de las reservas del Central no da para gastos sorpresa. ¿Habrá con qué afrontar el desafío?