Economía: las consultoras no creen en milagros
La visión de los privados incluye inflación creciente y un dólar cuyo valor relativo se irá complicando con el correr de los meses. El paciente ha llegado a un punto en que ya no alcanza con paliativos, pero no existe intención de ir por cambios de fondo.
La visión de los privados incluye inflación creciente y un dólar cuyo valor relativo se irá complicando con el correr de los meses. El paciente ha llegado a un punto en que ya no alcanza con paliativos, pero no existe intención de ir por cambios de fondo.
La visión de los privados incluye inflación creciente y un dólar cuyo valor relativo se irá complicando con el correr de los meses. El paciente ha llegado a un punto en que ya no alcanza con paliativos, pero no existe intención de ir por cambios de fondo.
No hay caso. Las consultoras privadas no concuerdan en sus diagnósticos con el Ministerio de Economía. Mientras oficialmente se insiste en que la meta de inflación del 60% anual no está perdida ni mucho menos, quienes no pertenecen al gobierno siguen proyectando un número que superaría el 100% por primera vez desde octubre de 1991, en especial después del 6% de enero pasado y la sospecha de que lo de febrero no sería más liviano. Es más, creen que la cifra de carestía mensual no irá mucho más abajo de ese umbral en los próximos meses.
Y no es solo la carne. Hay que sumar frutas, lácteos, comidas para llevar, medicamentos, prepagas, telefonía móvil, servicios de cable, tarifas de electricidad y agua, combustibles, etc., etc., etc. Y todo indica que es la inflación núcleo la que estaría particularmente desatada.
Claramente el enorme atraso que traían los precios de la carne contribuyó a la falsa realidad de octubre, noviembre y diciembre. La carne no está subiendo, apenas recuperó una parte de lo que venía perdiendo con la inflación y que ayudó a maquillar los precios promedio de la economía en el periodo citado.
La realidad demuestra que en los últimos tres años, los indicadores de precios de los alimentos aumentaron significativamente por encima de las diferentes mediciones de salarios, y también por arriba del índice general de precios.
Desde la Fundación Libertad y Progreso advierten que "lamentablemente el gobierno argentino se sigue financiando a través del impuesto inflacionario. Al no generar riqueza, la inflación sirve para traspasar recursos desde el sector privado hacia el sector público, empobreciendo a los ciudadanos y disminuyendo su poder de compra. Aquí es donde aparece el argumento contradictorio, dado que el enorme gasto social se utiliza en teoría para ayudar a los más necesitados. Pero en verdad esto agiganta al déficit fiscal, que a su vez se cubre con emisión monetaria. En consecuencia, aumenta la inflación y licúa el poder adquisitivo, generando un incremento de la pobreza". Lo que se dice un genuino círculo vicioso.
Consideran además que se está combinando la caída en el poder adquisitivo del salario promedio junto con una tendencia al estancamiento en la creación de empleo asalariado registrado. El sector informal y los independientes se han convertido en la válvula de escape de un sistema que no genera incentivos a la creación de empleo.
La situación del dólar le da una mano a la carestía. No solo porque su valor relativo sube sino también porque estaría afectando el compromiso de habilitarle moneda dura a los que adhieran a Precios Justos. Se supone que es algo que va a seguir complicándose con el correr de los meses. Es más, es posible que una vez que se empiecen a sentir las perdidas del campo por la seca, las restricciones de acceso al dólar terminen multiplicándose.
En este punto la visión privada tampoco es amigable con las estimaciones del gobierno. Elevada inflación, tasas por las nubes, compromisos en dólares ciertamente pesados y escasez de divisas en el Banco Central hablan de que no llegaremos a las elecciones en las mejores condiciones.
En coincidencia con la inflación estimada, las consultoras vislumbran un dólar mayorista que duplicará su valor para fin de año y se colocará muy cerca de los $400 en promedio, con extremos entre $350 y $470. Todos visualizan que el nuevo gobierno no tendrá otra que arrancar con una devaluación importante. La cuenta para el blue y los dólares alternativos, si se mantiene la brecha actual con el oficial, genera vértigo, sin dudas.
Si la inflación es un problema básicamente monetario ligado a la emisión, la frutilla del postre está vinculada con la probable postura de un gobierno afecto a los Planes Platita, en un periodo electoral y con las encuestas en contra. Preocupante, por cierto.