Cueste lo que cueste
El Gobierno busca seducir capitales que le ayuden a renovar la producción agrícola y satisfacer un consumo interno golpeado por la escasez y la inflación
Con una historia reciente llena de expropiaciones de empresas privadas, estrictos controles cambiarios, de precios y de producción, Venezuela se fue convirtiendo en un destino poco atractivo para los inversionistas.
Ahora el presidente socialista Nicolás Maduro - heredero político del fallecido Hugo Chávez - está dispuesto a ofrecer todo el apoyo a quienes quieran apostar su dinero para producir en el agro, incluyendo un diálogo permanente con empresarios, sostuvo el ministro de Agricultura y Tierras, Iván Gil.
"Aquí hay un mercado nacional en crecimiento. Habría que estar loco para no invertir en Venezuela si fuera empresario. El tema es que a veces notamos que mezclan política con economía", dijo en el Foro de Reuters sobre Inversión en América Latina.
Venezuela produce petróleo e importa casi todo el resto de lo que consume. El Gobierno quiere aumentar estructuralmente la producción para atacar una inflación que en abril tocó un máximo de tres años y poner paños fríos sobre un índice de escasez que alcanzó en el mismo periodo un pico de un lustro.
Durante los últimos 12 meses, los precios al consumidor se dispararon casi un 30 ciento. Y el rubro de alimentos subió más aún que el índice general.
Venezuela intenta desesperadamente abastecer a sus mercados. En el proceso, busca adoptar tecnologías que le permitan mejorar su producción y dejar en el olvido los periodos de estanterías vacías en los supermercados, una consecuencia de los controles de cambio que retrasan el proceso para importar productos.
Desde que promulgó una polémica ley de tierras en el 2001, el Gobierno expropió unos 2 millones de hectáreas. Según Gil, el 75 por ciento del total está en mejores condiciones, pero otras no han podido levantar producción por mala gestión interna y falta de tecnología.
"Tenemos alianzas en el caso de agricultura con los principales productores del mundo como Brasil, Argentina, Uruguay y con China (...) las alianzas nos van a permitir a nosotros crear un esquema de ir adoptando esas tecnologías", explicó Gil.
Financiamiento, la clave. A los inversionistas les afecta la falta de dólares por un control de cambios que está vigente desde el 2003 y que ha golpeado su producción.
Según cálculos gremiales se encuentran represados unos 9.000 millones de dólares en el sistema oficial de entrega de divisas por la demora en la asignación.
Los trámites y las restricciones para la obtención de dólares que se registraron a comienzos de año retrasaron las importaciones, generando escasez de productos básicos como azúcar o harina y materias primas.
Por eso el sector privado ha pedido al Gobierno una mayor fluidez en la entrega de divisas, lo que motivó la instalación de reuniones.
"Cada vez hay más sectores empresariales (...) que están interesados (...) en invertir", dijo el funcionario. "Ven un Gobierno que está dispuesto (...) a reconocer los problemas y a resolverlos donde haya", dijo el ministro.
"Lo único que pedimos es respeto a las leyes aprobadas, respeto a la Constitución, todo aquel que quiera trabajar va a tener apoyo del Estado", agregó.
Deisy Buitrago