Inflación y Dólar Blue

Crecen las diferencias en el Gobierno

La presidenta Cristina Kirchner le reclamó en estos días a su equipo económico soluciones para los dos desafíos que, según ella, podrían poner en riesgo un triunfo en las elecciones legislativas de octubre

5 May 2013

Por un lado, la suba de precios, que se mantiene pese al congelamiento impuesto por el Gobierno. Esta es la preocupación principal. Y por el otro, la escalada del dólar paralelo, que el viernes último rozó los diez pesos y cerró a 9,88 pesos en una tensa jornada cambiaria.

 

Pero la búsqueda de respuestas provocó un clima de confusión, marcado por las diferencias internas a la hora de proponer canales de solución. Hay, por lo menos, tres líneas diferentes, pero lo que aumenta la indefinición es que la Presidenta hasta ahora no se ha inclinado por ninguna en particular.

 

Un sector lo encabezan el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, y el vicepresidente Amado Boudou, que volvió a ser escuchado en Olivos. Es el ala más ortodoxa. Por otro lado, está la línea heterodoxa, que quedó dividida entre el viceministro de Economía, Axel Kicillof, y el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno .

 

Todos aportan distintas recetas a la Presidenta. Por eso en los últimos días se analizó en Olivos una intervención oficial sobre el mercado cambiario, mayores controles de precios, más presión tributaria, monitoreos de ganancias en empresas, más ajustes en subsidios para reducir el gasto y nuevos frenos a las importaciones, entre otras medidas. "Puede haber definiciones en breve", dijo a LA NACION una fuente del entorno de la Presidenta para aventar la percepción de inacción.

 

"La inflación llegó a un punto que está transfiriendo recursos de sectores bajos a los concentrados, al revés de la premisa básica del modelo", confió una fuente oficial.

 

La Presidenta analiza diversas alternativas sobre su escritorio luego de haber recibido el viernes último a su equipo económico en Olivos.

 

Boudou y Lorenzino impulsan un recorte moderado de subsidios para reducir el gasto y el déficit. Ello implicaría aumentar tarifas de transportes y energía.

 

También promueven la flotación administrada del dólar oficial, hoy a 5,20 pesos. Eso buscaría mayor competitividad y reducir el rojo fiscal con el ingreso de dólares por exportaciones, especialmente de la soja. "Esto está ocurriendo", aceptan ante LA NACION en el Gobierno.

 

Boudou aseguró anteayer que la escalada del dólar paralelo era "marginal" porque afecta sólo a "100 mil o 200 mil personas". El presidente de la Federación Agraria Argentina (FAA), Eduardo Buzzi, le replicó ayer en Radio Mitre: "Ése es otro muchacho que desayuna con ginebra todas las mañanas porque no tiene conciencia clara de lo que dice".

 

En el Gobierno aseguran lo que "seguro no ocurrirá": ni devaluación, ni desdoblamiento cambiario, ni suba de tasas de interés.

 

Moreno propone una mayor intervención en el mercado cambiario paralelo con las menguantes reservas del Banco Central (39.400 millones de dólares al viernes), pese a que es difícil su aplicación porque se trata de un mercado "ilegal", según Balcarce 50. La idea es planchar las expectativas de nuevas alzas.

 

Moreno y Kicillof también propician un mayor control de precios. El secretario de Comercio Interior también alienta un nuevo freno a las importaciones para evitar la salida de dólares. Pero ello podría frenar aún más la actividad económica.

 

Los dos funcionarios también buscan nuevos ingresos con mayor presión impositiva sobre "sectores concentrados": bancos y mineras. En esa línea se puso en la mira a monotributistas. "Se quiere achicar el déficit fiscal", dicen en Balcarce 50. La presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, niega que la emisión genere inflación.

 

Además, Kicillof propicia profundizar el modelo y monitorear ganancias de empresas para que no aumenten precios. Una frase de la Presidenta el jueves último pareció avalar esa tesis: "Muchísimos empresarios se han cansado de ganar plata, bancos y empresas. Sería bueno que tuviéramos un informe acerca de lo que han ganado".

 

Ese complejo informe, llamado de competitividad, comenzó a elaborarlo Kicillof a fines de 2011.

 

En Casa Rosada le atribuyen también a Kicillof la intención de avanzar en el desdoblamiento cambiario. Se enfrenta en ello con Marcó Del Pont. "Eso no va a ocurrir, es un mito", dijeron en Balcerce 50.

 

"Cualquier medida que se tome será integral. Por la producción y la inclusión", señalan y sólo anticiparon que "se privilegiará el empleo y los precios". Son dos objetivos para las elecciones de octubre, que Cristina Kirchner considera clave para su proyecto político. Para revertir el enfriamiento actual de la economía, agravado por el estancamiento de las paritarias sindicales, cerca de las elecciones primarias del 11 de agosto se redoblarán los aumentos en subsidios sociales y asignaciones y por hijo. ¿Cuál de las tres líneas económicas prevalecerá? "Nadie lo sabe. Y quizás ninguna. Hay un estado deliberativo y Cristina no definió. Pero en estas semanas debe haber precisiones", confiaron a LA NACION.

 

"Ella pidió soluciones y todos le dicen que todo está bien, pero finalmente cada vez las cosas empeoran. Creo que podría haber hasta cambios de nombres", agregaron las fuentes. ¿Cual es la cuestión que más le preocupa a ella?, preguntó LA NACION a un alto funcionario. "La inflación, sin dudas", fue la respuesta.

 

En el kirchnerismo ganó espacio la idea de que "si se logra estabilizar la inflación, hay kirchnerismo hacia adelante. Si no, esto es el final". Comenzó a ser un problema político, además de económico. En caso de que existan problemas de despidos antes de octubre, el Gobierno se propone auxiliar a las empresas. Empleo y precios son sus prioridades políticas.