La política exterior del gobierno condena a sectores productivos al estancamiento
La Argentina en 10 años perdió la mitad de sus exportaciones frutícolas. Países como Perú, Chile, Sudáfrica, Colombia, Australia y Nueva Zelanda desarrollaron sus producciones hasta volúmenes inimaginables poco tiempo atrás.
La decisión del Gobierno nacional, de dejar de participar de las negociaciones -actuales y futuras- y de los acuerdos comerciales en curso del Mercosur, es un error estratégico. Condena a muchos sectores productivos -en especial, a la fruticultura-, al estancamiento, a la pérdida de competitividad externa y a la concentración de las exportaciones en pocos mercados y productos. Así lo afirmó Adolfo Storni, CEO Extraberries SA, firma productora y exportadora de cerezas, arándanos, peras y manzanas.
Recordó que la fruticultura del resto del hemisferio sur, de la Unión Europea, de Estados Unidos o de los países asiáticos se desarrolló en las últimas dos décadas debido al comercio generado por este tipo de acuerdos. "Gracias al comercio internacional, consumidores de todo el mundo hoy pueden comer durante todo el año arándanos, paltas, peras, manzanas, cítricos o kiwis, pagando precios accesibles, independientemente de la temporada o el lugar de producción", dijo.
Indicó, además, que mientras la Argentina en 10 años perdió la mitad de sus exportaciones frutícolas, países como Perú, Chile, Sudáfrica, Colombia, Australia y Nueva Zelanda desarrollaron sus producciones hasta volúmenes inimaginables poco tiempo atrás, mediante sus exportaciones. "Chile no habría podido desarrollar su negocio de U$S 1.200 millones de exportaciones de cerezas sin acuerdos de libre comercio. Emular a nuestros exitosos vecinos será imposible para el país sin nuevos mercados y sin una mejora en la forma en que hoy accedemos", señaló Storni.
Admitió que la Argentina hoy es referente internacional en peras y en limones; pero advirtió que el liderazgo ya es compartido con países como Chile o Sudáfrica, que ya exportan lo mismo o más que nuestro país. "Unos pocos años atrás eso le habría parecido un disparate a cualquier veterano productor del valle de Río Negro y Tucumán", expresó.
Dificultades
Señaló que actualmente se hace difícil vender arándanos argentinos en China debido al pago del 30% de arancel de importación, cuando Chile o Perú pagan 0%. "Tampoco es fácil exportar cerezas a la Unión Europea con un arancel de importación de un 12%; o a China, con un 10%, cuando Chile no paga aranceles. El perjuicio se extiende en exportaciones de pepitas, cítricos, carozos, granadas o kiwi. Y ya llega tarde para productos como el pomelo o la uva que perdieron toda inserción internacional tras haber sido importantes referentes", lamentó Storni.
A criterio del CEO, no puede pensarse en una fruticultura pujante sin comercio internacional. "Nuestra producción tiene un acotado mercado interno, debido a que sólo somos 45 millones de consumidores, por lo que necesita muchos mercados; abiertos desde el punto de vista sanitario, y sin aranceles", indicó.
En un contexto de crisis global, el mundo continúa consumiendo frutas, porque las asocia a productos funcionales con importantes beneficios para la salud y el bienestar. "Bajarse del mundo, en un contexto de caída de la actividad económica mundial es condenarse a sufrir más que el resto. Las exportaciones totales de la Argentina están estancadas en U$S 60.000 millones desde hace mucho tiempo. El país precisa divisas para importaciones y para pagar la deuda; y sin financiamiento interno y externo, las exportaciones son la única forma de generarlas", dijo.
Storni destacó, además, que las producciones frutícolas son altamente demandantes de mano de obra y ordenan la producción, el cuidado del trabajador rural y el ambiente, debido a las altas certificaciones que exige el comercio mundial. "La producción del país necesita del comercio internacional. Y en el orden económico mundial vigente, esto se realiza mediante acuerdos de libre comercio, en los cuales todo se negocia en beneficio para las partes", indicó.
Ganancias
Y desmintió a los que argumentan que los acuerdos de libre comercio ponen en riesgo los empleos locales: "sin duda generan profundas transformaciones en el plano productivo; pero todos los países que rigen sus políticas comerciales por medio de estos acuerdos salieron ganando; generaron inversiones, empleo, más producción y mayores exportaciones. Por lo tanto no podemos usarlos como ejemplos negativos".
Y afirmó que si cualquier productor frutícola argentino se encontrara en Chile, Perú o Sudáfrica no estaría padeciendo las complicaciones de trabajar sin crédito, con impuestos distorsivos o con problemas de inserción en los mercados, como ocurre en la Argentina. "En Canadá, Corea del Sur, Vietnam, Indonesia, India, Líbano, Israel y la Alianza del Pacífico tenemos millones de consumidores ávidos de nuestros productos; en especial, de nuestras frutas, famosas en el mundo por su sabor y calidad", puntualizó.
Por último, insistió en que resulta imposible la inserción internacional de nuestros productos sin acuerdos de libre comercio. "El aislamiento genera más pobreza y atraso tecnológico y cultural. El modelo de vivir con lo nuestro demostró su fracaso en todo el mundo. En nuestro país se intentó durante décadas; y nos dejó altos niveles de pobreza y un aparato productivo con pocas fuerzas para competir. Ya lo dijo Belgrano hace más de 200 años: ‘el comercio debe ser libre y el Estado ha de promoverlo'", cerró Storni.