Reunión del G-20
Cumbre complicada para Cristina Kirchner
Podría enfrentar planteos por las trabas comerciales y reclamos de España por la estatización de YPF; Malvinas, en la agenda
18 Jun 2012
Planteará, además, duras quejas contra el Fondo Monetario Internacional (FMI) y contra el proteccionismo comercial de los países desarrollados en desmedro de los países emergentes, según pudo confirmar ayer LA NACION
Su otro gran tema será Malvinas . Cristina Kirchner denunciará ante el plenario que se hará en el nuevo Centro de Convenciones el "colonialismo" de Gran Bretaña por no cumplir las resoluciones de las Naciones Unidas (ONU) que ordenan iniciar el diálogo con la Argentina por la soberanía sobre las islas Malvinas.
Eso mismo reclamó el jueves último ante el Comité de Descolonización de la ONU, en Nueva York. Pero hoy lo hará frente al primer ministro británico, David Cameron, con quien cruzó duras declaraciones en los últimos meses.
Durante hoy y mañana, la Presidenta defenderá y recomendará a sus pares el modelo de la Argentina de la crisis de 2001 para salir de la situación recesiva de Europa. Promoverá políticas de gasto y consumo para crear empleo, planteará reestructurar deudas de países comprometidos y dedicará algún párrafo al FMI.
La directora gerente del Fondo, Christine Lagarde, dijo ayer durante la cumbre de empresarios Business 20 (B-20) que "ahora estamos ayudando en esencia a las economías más avanzadas". A eso podría referirse Cristina Kirchner.
Más cerca de Obama
La Presidenta arribó ayer a media tarde a esta ciudad turística de la península de Baja California, con más de 35 grados de calor, y se alojó en el Fiesta Americana Grand Hotel Ressort, pero no quiso hablar con la prensa. Iba acompañada por su canciller, Héctor Timerman; el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, y la sherpa Cecilia Nahon, secretaria de Comercio Internacional.
El debate global del G-20 se centrará entre las posturas del presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, que promueve expandir el gasto en reactivar la economía en la zona del euro, y Alemania, que encabeza la idea de duros recortes fiscales en Grecia y España para cumplir con sus deudas.
Ayer ya se comentaba el triunfo conservador en las elecciones en Grecia y la casi asegurada continuidad de ese país en el euro. Esos análisis continuarán en los debates públicos y reservados de hoy. Cristina Kirchner quedó más cerca de Obama que de la canciller alemana, Angela Merkel.
La comitiva oficial confirmó que la Presidenta se reunirá a solas con el primer ministro socialista de Francia, Francois Hollande, con quien procura asociarse en contra del ajuste en ese debate global.
También la mandataria se entrevistará con el premier ruso, Vladimir Putin, con quien avanzará en temas petroleros, y con la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, socia en la crítica al proteccionismo de Europa y Estados Unidos, especialmente en los productos agrícolas. La reunión con Rousseff responde a que la Presidenta no iría a la cumbre Río más 20, sobre medio ambiente, la semana próxima.
El G-20 tendrá como temas formales la estabilización económica, las reformas estructurales de los organismos de crédito, el sistema financiero internacional, el crecimiento y el empleo. Pero las discusiones quedarán dominadas por la situación europea. Además, en la agenda oficial figuran la seguridad alimentaria y la menor volatilidad de los precios de las commodities.
Más allá de posibles críticas por las trabas comerciales argentinas, que ayer se escuchaban entre empresarios, es posible que el presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy, fustigue la estatización del 51% de las acciones de Repsol en YPF. Y que Cameron, por Malvinas, también formule planteos.
Pese a que en España, en la Unión Europea y en Estados Unidos muchos sectores económicos y políticos han pedido la expulsión de la Argentina del G-20, no hay posibilidad de que los presidentes traten el tema. Los líderes no la promueven y, además, están ocupados en la crisis de Europa.
El extenso menú de Cristina Kirchner
SAN JOSE DE LOS CABOS, México.- Angela Merkel, sin restricciones. Dilma Rousseff, casillero vacío. Así respondió el personal de ceremonial de ambas mandatarias sus restricciones alimentarias para la cumbre del G-20, en esta ciudad. La gran excepción fue Cristina Kirchner, quien en lugar de aclarar cuáles eran los alimentos que no podía ingerir, tal como le pedían los organizadores del encuentro, envió directamente todas sus exigencias para el menú. Ensalada verde, césar, capresse o sopa de vegetales, de entrada; pechuga sin piel, lomo de atún y carnes apenas cocidas con verduras al vapor como plato fuerte, y de postre, fruta fresca pelada y fileteada y gelatina light de frambuesa. Esa es la lista, a la que tuvo acceso La Nacion, que recibieron los chefs para preparar el menú de los mandatarios. En el listado aparecen, además, el rey de Arabia Saudita, Abdullah Bin Abdulazis Al Saud; los presidentes de Corea, Lee Myubak, y de China, Hu Jintao; y los primeros ministros de Australia, Julia Gillard, y de Canadá, Stephen Harper. Estos dos últimos fueron los únicos que aclararon que no consumían lácteos, el primero, y bebidas alcohólicas, el segundo.
Como aclaración en la lista de pedidos de Cristina Kirchner, el área de Protocolo de la Casa Rosada dejó expresado que el agua, el té, el mate cocido, el pan y el edulcorante que consumirá la Presidenta en su estadía en esta ciudad hoy y mañana los llevará ella directamente en el avión Tango 01.