El problema de las aceiteras alejadas de los puertos de exportación
Las fábricas que se ubican fuera de los centros de consumo aportan beneficios a las economías de las regiones, pero tienen problemas debido a mayores costos.
Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario se propuso analizar los problemas de los mayores costos de las plantas aceiteras alejadas de los centros de consumo y puertos de exportación.
Desde la década del 80, la Industria aceitera argentina ha acompañado el crecimiento de la producción primaria de semillas oleaginosas (soja y girasol), indica el análisis. Se ha ido evidenciado paulatinamente un crecimiento del módulo de molienda y la incorporación de tecnología de vanguardia. De esta forma, la industria aceitera argentina se convirtió en líder mundial en la producción de harinas proteicas, aceites vegetales, biocombustibles y otros productos.
El proceso de mayor intensificación en el cultivo de soja de los últimos años ha contribuido también a la concentración del crushing en plantas de mayor tamaño, cercanas a los puertos del Gran Rosario, con una clara orientación a los mercados de exportación.
Pero la realidad económica no es similar para todas las plantas aceiteras argentinas. Aquellas fábricas aceiteras ubicadas fuera de los nodos portuarios principales del Gran Rosario y/o alejadas de los centros de consumo sufren problemáticas importantes que se traducen en mayores costos.
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El núcleo industrial oleaginoso con centro en el puerto de Rosario y aledaños, concentra a las plantas de mayor tamaño, las cuales registran beneficios a partir de la existencia de economías de escala y aglomeración, y por los menores costos logísticos (transporte y almacenamiento) en la captación de la materia prima.
En contraste, en el interior del país se radican las plantas de menor tamaño y capacidad de procesamiento, que deben afrontar mayores costos logísticos debido a su lejanía de los puertos de exportación o centros de consumo local.
Vale recordar que las fábricas del interior del país cumplen un enorme aporte a la equidad social y al desarrollo de la economía argentina ya que: favorecen la distribución geográfica de la población en el territorio nacional; fomentan el empleo directo e indirecto en el interior del país, evitando las migraciones internas y la concentración de la población en los grandes centros urbanos; generan una importante actividad económica en las regiones del interior del país; sumamente necesitada de mayores empleos e ingresos para sus habitantes.
Los factores negativos que afectan a las fábricas del interior del país son: menores índices de rotación de mercadería (capacidad de almacenaje/molienda anual); necesidades de almacenamiento; mayores costos de transporte; dificultades de acceso a servicios de mantenimiento; antigüedad de plantas y beneficios para el país por estar localizadas en el interior; acceso a servicios, insumos y energía; dificultades para asignar eficientemente los recursos al no operar de manera continua, por tener mayores costos, las fábricas del interior se ven obligadas a pagar menos por el grano.