A pesar de la sequía, crecieron nuevamente la faena vacuna y el consumo en el trimestre
En los primeros tres meses del año la actividad en los frigoríficos creció un 6%, con 3,2 millones de cabezas faenadas. El consumo por habitante se ubicó en 59 kg.
Los números de la industria de la carne bovina continúan mostrando signos de recuperación, a pesar de la sequía que afectó a los campos. Durante el primer trimestre del año, los frigoríficos sacrificaron un total de 3,2 millones de cabezas, lo que significó un 6% más que en igual lapso de 2017. Tomando los últimos primeros trimestres, desde 2009 a la fecha, se trata del período de mayor nivel de faena de vacunos.
Según especificó el Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas, en relación al promedio de la última década fue un 3,5% mayor, pero si se compara con la segunda mitad de la década de 2000, estuvo un 5% por debajo.
"Al considerar el promedio diario de animales sacrificados se observa que superó a enero de 2018 y que también fue el nivel más alto desde 2009 para el mes de marzo", detalló Mario Ravettino, presidente de dicha entidad, que añadió que aunque el período comentado es atípico por la Semana Santa, todo indicaría que la faena de vacunos se mantiene "firme aunque amesetada", en un nivel que oscila en 1,1 millones de cabezas al mes.
Por su parte, desde la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados (CICCRA) también difundió sus datos, en el que destacó que en el primer trimestre el crecimiento de la faena fue del 5,8%, en un total de 345 establecimientos. Los diez frigoríficos que más animales faenaron en el año explicaron poco más de 19% de la faena total, mientras que los 40 establecimientos con mayor nivel de actividad concentraron 51,4% del total.
En el otro extremo, existen 116 frigoríficos que registraron una faena inferior a 1000 cabezas, concentrando apenas un 1,2% de la faena. La dispersión geográfica explica que en la provincia de Buenos Aires se ubicó el 51,3% de la faena, seguida de Santa Fe, con un 17,2%, y Córdoba, un 8,6%.
Para Ravettino los efectos de la sequía incidieron por la "elevada participación de hembras en el total sacrificado", que orilló el 45%, tres puntos por encima al 2017. "El porcentaje si bien no es alarmante tampoco permitiría prever la expansión de las existencias ganaderas", expresó y agregó que los animales "se están liquidando antes de tiempo, además de liquidarse hembras y también terneros que no llegaron al kilaje necesario". En los tres meses, la producción de carnes bovinas llegó a 721.000 toneladas peso res, también la mayor desde 2009. La mayor oferta permitió un crecimiento del consumo local que se estimó en un equivalente a casi 59 kg por habitante al año, "sensiblemente por encima del promedio alcanzado en 2017", destacaron