Argentina pierde rendimientos
En nuestro país el 70% de la agricultura se desarrolla sobre suelos que deberían ser fertilizados con fósforo, donde existe un marcado déficit de este nutriente. Esto se debe en gran parte, a la incidencia del cultivo de soja "no fertilizado" o “fertilizado con dosis inferiores a la reposición” y a las altas extracciones que produce este cultivo.
Según la entidad, en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y La Pampa sólo se fertiliza el 62% de la superficie destinada al cultivo de soja, y en general con dosis subóptimas. Adicionalmente, y de acuerdo a los resultados de un estudio del INTA Balcarce, en esas zonas también se registran los valores más bajos en cuanto a la utilización de fósforo. En este contexto, los representantes de FERTILIZAR afirmaron que la nutrición balanceada en soja es el camino indicado para lograr mayores rendimientos, al tiempo de poder avanzar hacia una mayor sustentabilidad ambiental de los sistemas productivos en todo el país.
Además, señalaron que la correcta aplicación del paquete nutricional en soja (Inoculante + fósforo + azufre + micronutrientes) genera respuestas atractivas económicamente en cuanto a los rendimientos, además de mejorar el balance de nutrientes, con claros efectos sobre los cultivos subsiguientes.
"Sembrar sin fertilizante en los suelos que están debajo de los niveles críticos de fósforo se traduce en pérdidas de rendimiento. No sólo estamos perdiendo más rendimiento en soja, sino que a su vez, emprobecemos nuestros suelos volviéndolos no aptos para la actividad agrícola. Este es un pésimo negocio ya que perdemos rentabilidad en el corto plazo y además hipotecamos nuestro futuro productivo. Para poder alcanzar los resultados deseados en soja, sin que el cultivo se vea afectado por la falta de disponibilidad de este nutriente, debemos duplicar las dosis de fósforo actuales", comentó Pablo Pussetto, Presidente de FERTILIZAR.
Para resaltar la importancia de la reposición de fósforo y su consiguiente impacto tanto en los rendimientos, como en el suelo, los directivos de la entidad se refirieron a los resultados del relevamiento realizado por Hernán Sainz Rozas y Hernán Echeverría del INTA Balcarce sobre la concentración de fósforo asimilable en suelos agrícolas de las regiones pampeanas y extrapampeanas. Allí se estima que alrededor del 70% de los cultivos agrícolas se siembran en suelos que requieren del aporte de fósforo por fertilización.
Puntualmente, el trabajo refleja que los suelos en cuestión evidencian un paulatino deterioro en la concentración de fósforo disponible para los cultivos. Esta disminución se explicaría por el mayor uso agrícola de los suelos y por la baja reposición de este nutriente (promedio que oscila solamente entre un 40 y 50%). La caída también estaría ligada a un aumento en la frecuencia del cultivo de soja en la rotación, debido al elevado requerimiento e índice de cosecha de esta especie.
En este sentido, desde el INTA señalaron que para cubrir los requerimientos de fósforo en los cultivos y aumentar gradualmente los contenidos de P-Bray, en algunas zonas y cultivos, sería necesario incrementar y hasta duplicar las dosis de fósforo. ¿El objetivo? Una adecuada nutrición de los cultivos, tomando como punto de partida un adecuado análisis de suelo.
La fertilización en el sistema soja- soja
Uno de los aspectos destacados por FERTILIZAR es que los suelos mantenidos en un sistema de soja-soja durante un largo período, sufren un doble desgaste por los bajos aportes de materia orgánica y la muy baja reposición de nutrientes. En cambio, cuando se instrumentan las secuencias de cultivo, las gramíneas suelen recibir importantes dosis de fertilizante, mejorando el balance general de nutrientes necesarios.
"Los resultados iniciales de ensayos de fertilización fosfatada en el sistema soja-soja con diferentes dosis y momentos de aplicación -llevados a cabo por FERTILIZAR- demuestran que es rentable trabajar con altas dosis de fósforo y destacan el valor de las aplicaciones anticipadas", señaló el Vicepresidente de la entidad, Jorge Bassi.
Además, agregó que la soja responde en forma marcada a la calidad del ambiente en que se siembra y, por lo tanto, al manejo previo que recibió el lote en cuestión. Y en el caso de las diferencias de ambiente que son más marcadas en las campañas con déficit hídrico, la calidad física (estructura) del suelo es fundamental para una exploración radicular.
“¿Cuanto rendimiento nos perdemos en los lotes por no realizar un buena fertilización de fósforo? Los ensayos de Fertilizar encuentran en la zona núcleo respuestas de 500 kg en rendimiento cuando se fertiliza con arrancadores y de 730 cuando vamos a dosis de reposición. Y que los tratamientos más productivos fueron los que dejaron un balance positivo de P en el suelo. Esto representa un doble beneficio”, señaló el Vicepresidente de la entidad, Jorge Bassi.
El manejo de nutrientes en soja, P + S + Micro + Inoculante
Los miembros de FERTILIZAR afirmaron también que la constante incorporación de los macro y micronutrientes en soja generará un impacto de importancia en los rendimientos de este cultivo en nuestro país.
Esta relación entre macro y micronutrientes se ve reflejada en ensayos realizados por el INTA Casilda, donde se comprobó que en Argentina existe respuesta a azufre en soja; esto fue documentado inicialmente en suelos de la región núcleo sojera, situación que luego fue extendiéndose por diferentes zonas del país. Esto ocurre incluso en los suelos del Sudeste de Buenos Aires, donde una serie de ensayos de las últimas campañas encontró respuestas económica en el 70% de los sitios.
En cuanto a los micronutrientes, las autoridades de FERTILIZAR comentaron que en las últimas campañas se encontraron interesantes respuestas a su aplicación, resaltándose el rol del boro aplicado en forma foliar, con respuestas comprobadas de 200-300 kg/ha.
"El nitrógeno en soja lo proveen los nódulos, por lo que en un planteo de nutrición tenemos que tener en cuenta la inoculación" destacó Bassi.Los ensayos muestran una mayor eficiencia en el aprovechamiento del fósforo aplicado al fertilizar en condiciones de adecuada fijación de nitrógeno que en ausencia de prácticas de inoculación. En el último trabajo de esta serie, realizado en Entre Ríos, los rendimientos variaron entre los 1120 y 3143 kg/ha para lotes sin inocular y sin fertilizar con P y lotes inoculados y fertilizados, respectivamente.
"La soja inoculada + fertilizada rindió aproximadamente 1.000 kilos más que la no inoculada y no fertilizada", destacó el presidente de la asociación, Pablo Pussetto. Cabe destacar que en lotes donde no tenían soja como antecesor, es decir no había inoculo en el suelo, las diferencias de rendimiento fueron cercanas a los 2.000 kilos.
Relación Insumo Producto y costo de la reposición
Por último, desde la entidad se refirieron a la relación Insumo/Producto para este cultivo, medida como cantidad de toneladas de soja necesarias para comprar una tonelada de MAP. “La relación Insumo/Producto tiene valores mucho más favorables que el promedio de los últimos cuatro años. En esta condición la rentabilidad de la inversión en fertilización mejora”, comentó Pablo Pussetto, Presidente de FERTILIZAR.
“Para lograr la reposición de 4000 kg de soja se requieren 100 kg de MAP y para lograr la reposición de de fósforo y azufre, 140 kg de una mezcla de fosfato y azufre. La reposición de fósforo y azufre es una de las claves de agricultura sustentable y es económicamente viable. Los costos de reponer estos nutrientes en un lote de alta productividad representan un 20% de la renta del alquiler. Los dueños de campo deberían estar preocupados por mantener la fertilidad de su lote” agregó Jorge Bassi Vicepresidente de la entidad.