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Balance de nutrientes con mayor disponibilidad para el cultivo

La fertilización en microgránulos es un nuevo concepto que apunta a maximizar la eficacia en el aporte de los nutrientes desde el momento de la siembra

La fertilización localizada con microgránulos se suma a las nuevas tecnologías que se están desarrollando para dar respuesta al paradigma de producción agrícola que busca eficiencia y sustentabilidad en las prácticas. Así lo confirma Microstar PZ, la propuesta que Synertech (el Joint Venture entre Rizobacter y De Sangosse) comenzó a producir en Argentina a partir de esta campaña.

Se trata de un nuevo concepto que apunta a maximizar la eficacia en el aporte de los nutrientes desde el momento de la siembra. Los fertilizantes en microgránulos se pueden aplicar en contacto con la semilla ya que, al no ser fitotóxicos, no provocan daños durante la emergencia ni muertes de plantas.

Las pequeñas partículas (de no más de un milímetro) compuestas por una mezcla química de Zinc, Fósforo, Nitrógeno, Azufre, tienen rápida disgregación y se asimilan fácilmente, aspectos que facilitan la absorción de nutrientes, aún en situaciones de suelos fríos o sequías momentáneas.

La alta solubilidad y su eficiencia en el aprovechamiento hace posible que las dosis recomendadas (entre 20 y 35 kilos por hectárea) sean mucho más bajas en relación a la de los fertilizantes tradicionales. Por ejemplo, se puede comparar la eficiencia de una aplicación localizada de 20 kg de microgránulos con contenido de fósforo por hectárea con una aplicación convencional de 120 kilos por hectárea de DAP (fosfato diamónico).

Los microgránulos también pueden superar dos limitantes importantes de la fertilización tradicional: la baja movilidad del fósforo y la baja eficiencia por la retención en el suelo que hacen que los índices de llegada se coloquen entre un 15 y 30 por ciento. Como lo microgránulos se colocan en la misma línea de siembra, junto con la semilla, se mejora el aprovechamiento y logra, por el comportamiento de su composición, una eficiencia muy alta por cada unidad de elemento aplicada.

Su eficiencia posee mayor consistencia si da respuesta a una evaluación previa realizada mediante un análisis de suelo o de material vegetal y, además, tiene que estar asociada con alguna característica del cultivo o zona de producción. Mientras que para legumbres, girasol y soja la dosis recomendada varía entre 20 y 40 kilogramos por hectárea, para maíz y trigo es de 30 a 40.

La presentación comercial de Microstar disponible en la Argentina, es de bolsas de 10 kgs y 20 kgs, y Big Bags de 600 kgs lo que puede representar una mejora en los costos y brindar soluciones de traslado, almacenamiento y aplicación.

La microfertilización en la línea de siembra es una tendencia que ha tomado fuerza en diversos planteos productivos en el mundo. Da una respuesta racional - desde el punto de vista económico, productivo y ambiental- a suelos con problemas de fertilidad, ofreciendo un balance de nutrientes con tecnología que está demostrando llegar con eficiencia a los cultivos.