Se va la segunda
El cultivo de soja de segunda, al ser un sucesor de un cultivo de invierno comienza su ciclo en condiciones especiales que afectan su crecimiento y desarrollo. Debemos diferenciar dos razones determinantes sobre la performance del cultivo, por un lado el atraso en la fecha de siembra que se traduce en pérdida de rendimiento potencial y por otro la ausencia de barbecho que determina un comienzo con baja reserva de agua y nutrientes. Considerando un escenario con antecesor fijo, a medida que transcurre el tiempo desde la cosecha fina se reduce el potencial de rendimiento y aumenta la probabilidad de recarga hídrica. Este balance entre rendimiento potencial y rendimiento obtenible (función del déficit hídrico) varía entre años y zonas de producción con fuerte implicancia sobre las tecnologías de manejo del cultivo.
Los requerimientos hídricos potenciales de un cultivo de soja sembrado a fines de diciembre superan los 400 mm. La precipitación promedio (últimos 30 años) desde mediados de diciembre (madurez de los cultivos de fina) hasta el 15 de abril para la localidad de Tres Arroyos ronda los 300 mm. Es decir, como ocurre con la mayoría de los cultivos, las precipitaciones no son suficientes para cubrir los requerimientos del cultivo.
En los términos planteados, para la zona sur de la provincia de Buenos Aires, con una marcada limitación en la amplitud del ciclo de cultivo, con heladas tempranas, nos preguntamos ¿Cuál es el rendimiento potencial y como cae a medida que atrasamos la fecha de siembra? ¿Qué rol o importancia tiene la deficiencia de agua y nutrientes según las fechas de siembra? ¿Cuál de estos aspectos considerados prevalece, y si esto se invierte según el año?
A fines prácticos debemos reconocer tres etapas o transiciones, lo que se gesta en cada una de estas, su importancia relativa sobre el rendimiento final y donde se encuentra el período en que el rendimiento del cultivo alcanza su máxima sensibilidad al estrés (período crítico). Las diferencias entre lo grupos de madurez disponibles en el mercado se resumen en la duración de las etapas, a mayor grupo mayor duración de cada etapa y por supuesto de ciclo total. A medida que retrazamos la siembra, se reduce de manera casi proporcional la duración de cada etapa, según grupo de madurez.
1-Vegetativa: Durante esta etapa ocurre el crecimiento vegetativo inicial. Los cultivos de segunda presentan poco crecimiento en este período producto de las condiciones iniciales.
2-Floración y formación de vainas: en esta etapa ocurre la transición gradual del crecimiento vegetativo al reproductivo. Con mas frecuencia que en cultivos de primera, los efectos del estrés hídrico en soja de segunda limitan el cuaje de las primeras flores, razón que determina un retraso en alcanzar la etapa reproductiva, alargando la fase vegetativa. .
3-Llenado de granos: a comienzos de este período la planta tiene su altura final, cesa el crecimiento vegetativo y todos los fotoasimilados van hacia estructuras reproductivas. Al tener el cultivo de soja mucho solapamiento entre etapas, el inicio de llenado convive con el fin de floración, la fijación de vainas y de granos. Aquí el cultivo se encuentra en pleno período crítico, es decir cualquier factor que afecte sensiblemente su crecimiento va a limitar el número de granos fijados y su el rendimiento final.
La segunda mitad del período no es considerada período crítico, pese a que es muy importante para lograr altos rendimientos y se hace notar en la soja de segunda. Debemos considerar que el peso por grano tiene mucha plasticidad y que habitualmente la soja fija más granos de los que puede llenar. De no haber fijados una cantidad suficiente de granos el peso final de los mismos puede compensar en gran proporción la pérdida de número. Esto ocurre si hay buenas condiciones en el llenado y el cultivo tiene continua con buena cobertura foliosa, es decir, el cultivo esta capacitado para compensar los efectos de cualquier estrés a principio del período crítico.
Estas consideraciones son esenciales en un cultivo de soja de primera, donde la estación de crecimiento es amplia, permitiéndole a la soja activar todos sus mecanismos compensatorios. Sin embargo, en los cultivos de soja de segunda la estación de crecimiento resulta muy acotada y, habitualmente, el llenado ocurre en condición desfavorable para el cultivo. Hay que considerar dos razones para ampliar el período crítico en cultivos de segunda. Por un lado, la escasa duración de la etapa de crecimiento vegetativo, que habitualmente ocurre con estrés, determinando una planta de menor tamaño. Por otro, el llenado de granos ubicado en condiciones de temperatura y radiación desfavorable que limita el crecimiento individual de los granos, quedando estos con un peso inferior al de los cultivos de primera. Vale preguntarse, ¿el período crítico de la soja de segunda abarca todo su ciclo? ¿Cuales son las prácticas de manejo de ciclos (GM) y estructura de cultivo aconsejadas en esta situación?
Resultados
Entre años o campañas, no hubo diferencias en el promedio general de rendimiento. En ambos años, el grupo de madurez más largo (IV) acumuló la mayor cantidad de biomasa aérea total a cosecha. Sin embargo, en cada grupo de madurez la cantidad de la biomasa destinada a los granos (índice de cosecha) difirió sustancialmente según el año y la fecha de siembra (Tabla 1).
En la primera campaña(2008-2009), los ciclos largos y la siembra tardía redujeron la exposición al estrés hídrico, lo cual determinó una mejoría en el rendimiento del cultivo (Tabla 1). No obstante, las diferencias de rendimiento entre fechas de siembra rondaron el 10%. Esto ocurrió porque los efectos del estrés hídrico sobre la primera fecha de siembra indujeron a una mayor duración de la etapa vegetativa desplazando la reproductiva a una mejor condición ambiental.
La excelente condición hídrica del segundo año(2009-2010) determinó un mejor rendimiento en siembra temprana y con grupos intermedios a cortos (Tabla 1). Para esta campaña, el retardo en la aparición del período de llenado, inducido por retrazo de la fechas de siembra y/o incremento del grupo de madurez, provocó un menor rendimiento. Es decir, el llenado ocurrió con menores temperaturas y sufrió los efectos de una helada suave registrada a fin de marzo, máxime en grupo IV de segunda fecha (1173 Kg Ha-1).
La distancia entre surcos tuvo efectos sobre el crecimiento y rendimiento. Los efectos de sembrar con surcos más próximos resultaron mayores cuando el cultivo tuvo buena disponibilidad hídrica durante todo el ciclo (2009-2010). En cambio, cuando la deficiencia hídrica se hizo presente hasta fines de febrero (2008-2009) las diferencias productivas entre espaciamientos fueron menores. Pese a la predisposición, no observamos respuesta diferencial al espaciamiento entre grupos de madures, ni entre fechas de siembra.
Conclusiones
Los ajustes en el manejo del cultivo determinaron grandes diferencias de rendimiento. Podemos considerar diferentes esquemas según las condiciones hídricas y térmicas de producción. Para cada fecha de siembra asumiríamos grupos de madurez aconsejables, otorgándole cierta plasticidad según la condición hídrica probable.
En años húmedos, sembrar grupos por fechas según: mediados de diciembre grupos II, III y IV; hasta fin de diciembre II y III; y para enero grupo II. Es importante priorizar siempre la fecha de siembra temprana, como vimos, un buen régimen hídrico indujo los mejores resultados con este esquema. En cambio, en los años con sequía el cultivo retrazó su ciclo y esto permitió compensar parcialmente los daños iniciales. En este caso, los resultados muestran que conviene incrementar el grupo de madurez. Siendo recomendable retrazar la siembra solo si no hay humedad que garantice la emergencia. Finalmente considerar que, por el menor tamaño de planta, se requieren surcos más estrechos y densidades mayores a la soja de primera.