En diez años la cantidad de empresas exportadoras cayó 36,5%
En 2006 eran 15.100 y el año pasado quedaban 9600; es el nivel más bajo desde 1994; lo atribuyen al combo de alta inflación, atraso cambiario, presión tributaria y costos logísticos elevados.
El número de empresas que exportan al menos parte de su producción a mercados del exterior se vino a pique en la última década: llegaron a ser 15.100 en 2006 y cerraron el año pasado siendo apenas 9600 (-36,5%). Para dar con una cantidad menor de exportadoras activas en el país hay que remontarse 22 años atrás, hasta 1994, cuando eran 8900, 700 menos que en la actualidad.
Son datos relevados por el Ministerio de Producción, sobre la base de los movimientos registrados en la Aduana, y recopilados por la consultora Oikos Buenos Aires, que evidencian una retracción notable.
Vale observar que esta caída se registró aun cuando la adhesión de China a la Organización Mundial de Comercio, concretada a fin de 2001, y la consolidación del euro como moneda continental contribuyeron a incrementar el comercio mundial en los últimos 15 años, más allá de algunas fluctuaciones en los años de crisis.
El informe juzga al dato como una prueba contundente de que la Argentina ha desperdiciado "el ciclo de súper commodities de la última década", que precisamente se abrió con la incorporación plena de China al comercio global. Y observa que, tras el boom exportador abierto en el país tras la implosión del régimen de convertibilidad (se pasó de 11.000 a 15.100 empresas en el lustro siguiente a la megadevaluación del peso), el punto de inflexión llegó precisamente en 2006, "no casualmente el primer año de la década kirchnerista en que la inflación trepó a los dos dígitos para, desde entonces, nunca bajar de ese umbral, en un entorno de tipo de cambio planchado", señala el informe de Oikos.
Y detecta que la caída en el número de exportadores es generalizada y no discrimina actividades. Aun los sectores que fueron más rentables perdieron vendedores.
Los economistas advierten que parte de la fenomenal caída en el número de exportadoras deviene de una base de comparación "particularmente alta".
"Tras la traumática salida de la convertibilidad, muchas empresas aprovecharon el combo de demanda local algo deprimida y costos relativos bajos para colocar parte de su producción en el exterior. De ese fenómeno participaron mucho en ese momento las pymes", apunta Marcelo Elizondo, ex director de la Fundación ExportAR y hoy al frente de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI).
Lorenzo Sigaut Gravina, de la consultora Ecolatina, coincide. "La fuerte caída en la cantidad de empresas puede deberse a que muchas pymes que exportaban algo en esos años dejaron de hacerlo a medida que no les resultaba rentable o no encontraban la manera de competir con el exterior por el diferencial de costos. En esto tiene mucho que ver la apreciación cambiaria [del peso], pero no es lo único", dice.
Al respecto, Juan Ignacio Fernández, economista jefe de Oikos, recuerda que mientras la inflación acumulada de febrero de 2006 a febrero de 2017 "llega prácticamente al 1100%, en ese mismo lapso el dólar estadounidense apenas se indexó 400 por ciento". "Y si se evita la medición particular con el dólar y se considera el tipo de cambio real multilateral (una forma más amplia y adecuada de medirlo), se observa que en la última década retrocedió 44%", aporta Sigaut Gravina. Es decir, la paridad del peso con esas monedas cayó casi a la par con el número de exportadoras.
Otras razones
Fernández apunta que, dejando de lado lo cambiario, la pérdida de competitividad es aun peor. "Si sumás en la cuenta el incremento en la presión tributaria, que llegó en 2015 a niveles récord y sigue en zona de máximos, y los estratosféricos costos logísticos locales (enviar una carga de Mendoza a Buenos Aires cuesta entre 5 y 7 veces más caro que enviarla de Buenos Aires a Shanghai) queda a la vista por qué se le ha hecho tan cuesta arriba la situación a nuestro sector exportador", exclama.
Elizondo está convencido de que en la caída incidieron también los incentivos macroeconómicos. "Con políticas fuertemente orientadas a alentar la demanda, aun cuando la oferta no acompañara, muchas empresas tuvieron que optar por el mercado interno y desatendieron el externo", señala el director de DNI.
"El cóctel explosivo de atraso cambiario, presión tributaria récord y costos logísticos prohibitivos afectó a todos los exportadores, pero a algunos los sacó de la cancha", dice Fernández.
En diez años cayó 36,5% la cantidad de empresas exportadoras.
A ese combo, Sigaut Gravina agrega el "creciente cierre de la economía argentina en los últimos años, con el cepo cambiario como emblema. Hubo trabas y hasta prohibiciones, como las que rigieron para el trigo y la carne", recuerda. "No en vano, medidas a precios corrientes, las exportaciones pasaron de representar un quinto del PBI en 2006 a ser apenas un décimo 10 años después y, en la misma línea, las importaciones, que eran el 15% del producto, pasaron a ser el 10", explica.
En este contexto, dice que "sólo las empresas que operan en sectores que poseen ventajas comparativas, como el agro (actividad que pasó a estar fuertemente concentrada), fueron capaces de mantener valor en el mercado internacional".
"Los trámites que se fueron agregando por regulaciones para exportar e importar hicieron que la actividad exportadora quede reducida a empresas grandes, con espaldas para negociar con el entramado de proveedores y el lobby logístico, y se hiciera imposible para otras. O sea, la actividad se concentró", explica Elizondo.
Fernández recuerda que detrás de todo este entramado de escollos está el Estado, que "aumentó su tamaño muy por encima del tamaño de la economía. Eso se ha traducido en mayores impuestos, incluido el impuesto inflacionario, a tal punto que la presión tributaria bien medida para quien está en blanco ya supera el 50%, por lo que el punto a partir del cual las empresas empiezan a ganar dinero ha quedado sustancialmente por encima del que registraban una década atrás".
Sigaut Gravina agrega que los límites puestos a la importación también hicieron caer contratos de exportación y sacaron empresas del listado exportador. "Hay empresas que, al tener problemas para hacerse de los insumos, no pudieron cumplir con sus envíos", observa el economista de Ecolatina.
Por su parte, Elizondo sostiene que, más allá del problema sistémico de competitividad, el Estado debería cambiar la mirada que se tiene del rol exportador. "La Argentina es un país de pymes. Y las pymes, por sus propias características, no pueden competir internacionalmente por costos, sino por especialización. Es un dato que en el diseño de políticas públicas de apoyo no se tiene en cuenta y hace que se desperdicien esfuerzos por no focalizarlos en identificar y ayudar a los que, por sus características, sí tendrían chances de ganar mercados en el exterior", recomienda.
Suma de errores
La cantidad de errores -en el mejor de los casos- que cometió el kirchnerismo en materia de política económica es tal que se siguen conociendo datos que muestran el deterioro. En este caso, incluso, una política distinta hasta podría hasta haber ayudado al gobierno de Cristina Kirchner a sortear la crisis provocada por la falta de dólares que golpeó de lleno en su última etapa. Con haber aplicado herramientas antiinflacionarias a tiempo (para evitar, entre otras cosas, el atraso cambiario) y haber impulsado las exportaciones (en lugar de reprimirlas, siguiendo los consejos del inefable Guillermo Moreno) podría al menos haber ayudado. Pero no lo hizo.
Javier Blanco