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Preocupación en el puerto de Rosario por las palomas en el sector de carga de granos

Los empresarios fueron al Concejo a buscar un aval para colocar bebederos con anticonceptivos cerca de los silos y morigerar su reproducción.

24 Nov 2016

Los puertos de la zona sur estudian implementar algún sistema de control de natalidad de palomas para evitar la superpoblación de estas aves, que colonizaron principalmente los sectores de carga de cereal. Referentes del sector se reunieron con concejales de la comisión de Ecología, que en septiembre dieron despacho favorable a un proyecto para reducir la proliferación de las aves inhibiendo su reproducción. Antes de llegar al recinto, la iniciativa tiene que lograr despacho en Presupuesto.

Las palomas no son consideradas una plaga ni un vector de enfermedades. Sin embargo, en los últimos años su presencia en la ciudad se hace cada vez más visible, sobre todo en los espacios públicos del centro, donde encuentran rápidamente cobijo y alimento. "No hay en las ciudades depredadores naturales ni tampoco un control de población, por eso la población tiende a crecer", explicó el director de Vectores del municipio, Guillermo Palombo.

Cansados de convivir con ese fenómeno, referentes de las terminales portuarias analizan implementar algún tipo de medida para reducir la población de palomas que, sobre todo en algunas temporadas, copa la zona de cargas. Con esa inquietud, se reunieron con concejales de la comisión de Ecología "para consultar sobre la posibilidad de empezar a colocar bebederos con anticonceptivos", señaló el gerente de Servicios Portuarios, Daniel Di Morelli.

El ejecutivo destacó que el mayor problema es el contacto del excremento con las cargas de cereales. "Nosotros no trabajamos con mercadería para consumo humano directo, sino con maíz, trigo y sorgo, que son procesados. Y nunca tuvimos problemas de contaminación, pero queremos reducir riesgos".

Por eso, dijo, se necesita minimizar la población de palomas. "Somos estrictos con evitar que quede cereal derramado en el suelo y sellamos las ventanas de los elevadores con alambrados y mallas para evitar que haya contacto de las aves con la mercadería". No queda otra cosa, "la presencia de palomas es un problema de todos los puertos, los camiones no son herméticos y los pájaros vienen a buscar comida", apuntó Di Morelli.

Cinco años. El proyecto de ordenanza para controlar la natalidad de palomas mediante sustancias hormonales fue presentado por el concejal Jorge Boasso en noviembre de 2011, por lo que acaba de cumplir cinco años. Este año, el concejal Carlos Cossia movilizó su tratamiento en la comisión de Ecología que, en septiembre, le dio despacho favorable.

Para el veterinario, la invasión de palomas en algunos sectores de la ciudad representa un problema "serio". No se trata sólo de que las aves ensucien edificios históricos y monumentos públicos, sino que pueden transmitir enfermedades. "En muchas plazas, como la Pringles por ejemplo, no hay un centímetro de los espacios donde juegan los niños que permanezca limpio de excremento de palomas", criticó y apuntó que "son aves que traen muchas enfermedades, entre otras, el criptococo, un hongo que puede provocar daños importantes al ser humano".

Por eso, consideró "urgente" implementar mecanismos que permitan controlar la población, sin que esto implique dañar o perseguir a los animales.

El edil advirtió que a falta de respuestas del municipio muchas veces se toman medidas más riesgosas. Sin ir más lejos, ayer se dió cuenta de una denuncia por la matanza indiscriminada de aves presentada en el Ministerio Público de la Acusación por los vecinos del barrio del Abasto.

Según explican quienes viven en inmediaciones de Cochabamba y Entre Ríos, la aparición de pájaros muertos en terrazas y balcones lleva dos semanas. Y algunos sospechan que puede ser la acción deliberada de un vecino para librarse de la superpoblación de aves que existe en el barrio.

Más amigos. Las quejas de los vecinos también llegaron a la Dirección de Vectores del municipio. El lunes pasado, personal del área recorrió el Abasto en busca de alimento que pudiera estar contaminado con veneno. Pero la pesquisa no arrojó resultados concretos. "Hallamos alguna paloma caída, pero ningún elemento que pudiera causar riesgo", sostuvo Palombo.

Si bien reconoció que muchas veces las palomas pueden resultar molestas, el funcionario indicó que su presencia no figura entre las denuncias más frecuentes que llegan a la repartición. Vienen muy atrás de las ratas, mosquitos, alacranes y murciélagos, las cuatro especies más querelladas. "Tienen más amigos que enemigos. Por cada diez personas que llaman para denunciarlas, hay cien que le dan de comer", concluyó el director de Vectores.