El rastrillaje define la calidad del heno
El uso de los rastrillos en el manejo del forraje con destino de heno es una herramienta para coordinar los factores climáticos que determinan la desecación de la andana
Cuando se ha cortado una pastura de alto rendimiento y volumen vegetativo, en un lote ubicado en una zona de baja irradiación, alta humedad relativa y bajo volumen de viento, o bien dicha andana ha disminuido su taza de desecación al llegar al 30% de humedad, el uso del rastrillo es clave para generar un movimiento e inversión de la andana, que reactive el proceso de desecación y acorte los tiempos para el comienzo del trabajo de las maquinas enfardadoras.
El eficiente uso del rastrillo en el forraje, es clave también para coordinar el rendimiento de la pastura, con la capacidad de trabajo de la enrolladora o enfardadora. Si el rastrillado se realiza correctamente, podemos llegar al momento del enrollado con una andana de buen volumen, bajo contenido de humedad y con menores pérdidas de hojas, lo que permitirá trabajar con las enrolladoras al máximo de su capacidad, disminuyendo los costos operativos del uso de las mismas y el costo de la materia seca digestible por hectárea.
Los diseños de rastrillos más populares son el diseño estelar y el giroscópico. Los rastrillos estelares, no poseen transmisión, por lo que sus ruedas giran por el contacto con el forraje. Son de construcción simple, rústicos y de bajo costo de mantenimiento, pero se debe prestar mucha atención en su funcionamiento, para que la punta de los dientes no vaya rozando el suelo e incorporando tierra a la andana.
Los rastrillos giroscópicos, al ser accionamiento por la toma de potencia del tractor, no necesitan ir rozando con la punta de los dientes tan cerca del suelo, por lo que presentan algunas ventajas relacionadas al menor aporte de tierra a la andana, un recorrido más corto del material y un trato menos agresivo al material cortado.
Teniendo en cuenta que el proceso de rastrillado, si se lo realiza incorrectamente, puede ser responsable de más del 30% de las pérdidas totales de materia seca del proceso de henificación, se deben ajustar los siguientes factores en el uso de los rastrillos para disminuir ese valor de pérdidas y aprovechar al máximo la herramienta:
Altura de trabajo: se debe colgar el rastrillo de forma tal que la punta de los dientes rocen al material, para no dejar pasto sin levantar y a la vez que no vaya rozando el suelo para no contaminar al forraje con tierra. Si se trabaja de esta forma, se evita dañar a la pastura, desgastar las púas del rastrillo y no contaminar al forraje con material de cortes anteriores (de menor calidad).
Velocidad: No es necesario trabajar con ningún modelo de rastrillo por encima de los 7 km/hr. Esto sólo aumenta significativamente las pérdidas de hojas y de materia seca del material, sin ningún beneficio en lo que ha capacidad de trabajo de la herramienta significa. Esto se explica diciendo que una cortadora acondicionadora puede trabajar a 12-14 km/hr y los rastrillos juntan dos hileras, para entregarlas a una enrolladora que también trabaja a la misma velocidad, por lo que pierde sentido superar la barrera de los 7 km/hr.
Momento y horario de rastrillado: El momento óptimo es cuando la taza de desecación a disminuido, es decir con una humedad de entre el 40 y 35%. El mejor horario es a la mañana luego de que se levanta el rocio o a la tardecita, cuando se reviene la humedad del mismo, para evitar la pérdida de hojas.
Dirección: Se debe respetar la misma dirección de trabajo que en la que se realizó el corte. De esta forma se le da un trato menos violento y disminuye la caída de hojas.
Recorrido del forraje: El ancho final de la andana, debe tener aproximadamente la mitad del ancho del recolector de la enfardadora. Siempre el recorrido del forraje debe ser el más corto posible, para que la pérdida de material de calidad, sea mínima.
Por lo tanto continuamente se debe monitorear el estado de las andanas y su contenido de humedad, combinando esto con una correcta regulación del rastrillo, evitando siempre trabajar con un forraje excesivamente seco, o en horarios de mucho calor o baja humedad relativa, lo que provoca un aumento de las pérdidas de hojas en el proceso.