Cría

Primer mes de servicio: ¿Y ahora?

La finalización del primer mes de servicio es un gran momento para revisar la planificación forrajera y reproductiva del rodeo para tomar decisiones y así mejorar la performance

Finalizando noviembre los campos de la Cuenca del Salado expresan su máximo potencial de producción de pasto. Los rodeos ya se encuentran en los cuadros reservados para la temporada de verano, han recibido el plan sanitario preventivo correspondiente  y la  vacunación contra la aftosa y además están finalizando su primer mes de servicio. Es entonces, un buen momento para tener en cuenta algunas cuestiones de manejo.

La planificación de la rotación de los potreros para los rodeos en servicio es sumamente importante, al menos hasta que finalice la temporada. De esta manera se conoce la disponibilidad forrajera y en función de ello, qué medidas deberán tomarse para evitar baches productivos en las estaciones críticas como el invierno. Los productores que han logrado sembrar sorgos, dispondrán de forraje ya sea para pastoreo diferido como también para picar y dar como silo de autoconsumo; otros podrán realizar promociones o sembrar pasturas en febrero.  Así, ya con el servicio en cuadros de verano, se podrán cerrar los  de invierno de manera de acumular volumen de pasto durante el verano y el otoño.

En cuanto a los rodeos, estos no deben comer los cuadros hasta el ras del piso (como sucede generalmente en invierno) sino que se debe ofrecer la mejor calidad del forraje ya que la prioridad está en la rápida recuperación del estado corporal de las vacas para entrar en un nuevo celo.

Las  vacas que han parido en el último mes y aquellas que restan aún parir, deben estar apartadas en un cuadro ya que serán las que registren una menor actividad de los toros, esperando cumplir su puerperio y así lograr entrar en celo. En otro potrero, se concentrarán  aquellas vacas que no presentan cría al pie. Luego de contarlas, es conveniente hacerlas revisar y sangrar por un veterinario para intentar arribar a un diagnóstico.

Pueden tomarse varias decisiones con esta categoría, dentro de las cuales se destacan:

-quedarse con las sanas, entorarlas y venderlas preñadas,

-largarlas a un potrero sin mucha oferta forrajera pues se decidió que reciban servicio en otoño,

-o en todo caso, buscar un potrero de destino para ellas bien empastado, como para lograr un cambio de categoría en dichos animales y su venta como gorda más adelante.

La recorrida diaria de los rodeos, deberá  aportar información suficiente que servirá para corroborar el rumbo de lo planificado y ajustar las cuestiones de manejo que sean necesarias siempre en la búsqueda de lograr la mayor eficiencia reproductiva.

Es así como se llega a determinar cuáles son los toros que presentan mayor actividad versus aquellos denominados rinconeros, quienes es probable que escondan alguna patología del aparato locomotor por ejemplo, si han sido golpeados por otros en el momento del salto –sólo por citar alguna de las causas más frecuentes-.

Es preciso contar las vacas que presentan actividad de celo y así proyectar cómo va el servicio; ver si están peladas en el anca, si andan en grupos de 4 o 5 vacas (denominado grupo sexualmente activo) y si montan a otras vacas. Durante las últimas horas de la tarde es un buen momento para juntar el rodeo por ejemplo  en la aguada para así poder sacar la mejor información.

Se observará también si hay terneros abichados o agusanados, producto de las miasis por heridas de la castración realizada recientemente.

Un buena planilla de recorredor es sinónimo de información valiosa que servirá entonces para tomar medidas correctivas durante la temporada de servicio, como pueden ser:

-un cambio de potrero antes de lo planificado,

-el reemplazo de un toro por alguna lesión,

-la práctica del destete temporario para favorecer la aparición del celo,

-la decisión de implementar el destete precoz o Hiperprecoz para una determinada categoría o rodeo y así buscar asegurarse la preñez.

En definitiva, el objetivo final al que todo criador aspira es el de encontrar la carga ideal por ha, que no complique su sistema de producción y estructura operativa, pero que a su vez le brinde la mayor rentabilidad. Incluso aunque las decisiones productivas vayan por un carril y las financieras por otro.