Desarrollan peladora de frutas automática
Técnicos del INTA preparon una peladora de cítricos que le quita la cáscara a cuatro frutas en simultáneo en menos de un minuto.
En las provincias de Chaco, Corrientes, Formosa y Misiones, el 80 % de los productores son familiares. Solo al sur de Formosa, por ejemplo, hay alrededor de 3.000 unidades productivas que cultivan cítricos, entre los cuales se destaca el pomelo, con el que se elabora un vino tradicional de la zona. Idealmente, primero debería pelarse la fruta para evitar que los aceites esenciales de la cáscara transmitan su amargor al jugo, que posteriormente se pone a fermentar. Pero, como la elaboración es completamente artesanal, quienes lo producen suelen cortar los cítricos al medio y exprimirlos uno por uno para continuar con el proceso, que puede resultar agotador.
En busca de una herramienta que les facilitase la tarea, seis mujeres que se dedican a elaborar vino de pomelo se acercaron al Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (IPAF) de la región del noreste argentino (NEA) del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Así, un equipo de técnicos de esa institución –conformado por un ingeniero mecánico, una bioquímica y un ingeniero agrónomo– desarrolló una peladora de cítricos múltiple destinada a las pequeñas producciones de la zona.
"El proyecto surgió para pelar cítricos, pero también lo hemos probado con otras frutas, como la manzana y la pera, y funciona bien. También queremos adaptar el tamaño para mamones o papayas", dice Francisco Scribano, técnico del IPAF NEA, que participó en el desarrollo de esta máquina de bajo costo que permite pelar, en tan solo 40 segundos, cuatro frutas en simultáneo sin necesidad de hacer más esfuerzos que el de presionar un botón, ya que utiliza un sistema electromecánico con un motor de un caballo de fuerza.
El desarrollo del dispositivo llevó alrededor de un año y medio de trabajo, desde que comenzaron las reuniones iniciales
con las productoras hasta que se obtuvo el prototipo final.
El uso de este dispositivo permite cuadruplicar la producción y también evita el problema de la transferencia de los aceites esenciales de la cáscara del pomelo al jugo que se fermentará para producir el vino. Si bien el Código Alimentario Argentino restringe esta denominación a la fermentación de la vid, en el noreste argentino el vino de pomelo es una bebida muy popular.
"La idea es facilitarles el trabajo a quienes hacen este vino de pomelo, pero también a la gente que hace dulces de frutas", dice Scribano. Y destaca que "la máquina también permite utilizar la cáscara, que queda en forma de cinta y con la que se puede hacer fruta abrillantada o en almíbar, mientras que, cuando el proceso es manual, suele convertirse en desperdicio".
El desarrollo de esta herramienta llevó alrededor de un año y medio de trabajo, desde que comenzaron las reuniones iniciales con las productoras hasta que se obtuvo el prototipo final: "Nos contactamos con el grupo en varias reuniones y definimos el tipo de pelado de la fruta que necesitaban. Posteriormente, hubo un proceso de validación del prototipo, es decir, armamos la máquina y se la presentamos a las productoras, que probaron su funcionamiento", recuerda Scribano. Para el desarrollo, adaptaron un sistema de pelado manual. "Es una máquina colocada sobre un bastidor con un motor eléctrico, ubicada en tándem con cuatro cuerpos de pelado. El usuario solo deber cargar la fruta y accionar una llave para activar el motor, que hace girar un sistema de poleas que tiene una reducción de velocidad ajustada a la fruta", explica.
El diseño es de libre acceso y está disponible para quien quiera adoptarlo y comercializarlo. De hecho, Scribano advierte que un productor de la zona lo ha hecho fabricar para incorporarlo en su producción, pero que en este caso no es con cítricos, sino con un zapallo de la familia de las cucurbitáceas similar al zucchini con el que hace cintas disecadas.
"Si alguien quiere replicarlo, le facilitamos los planos y el acompañamiento", afirma Francisco Scribano, del IPAF NEA
del INTA.
En el desarrollo también trabajó un herrero de la zona, que acompaño a los técnicos del IPAF NEA durante el proceso de fabricación. "Si alguien quiere replicarlo, le facilitamos los planos y el acompañamiento", afirma Scribano y subraya que, al pensar la máquina, buscaron que tuviera materiales fáciles de conseguir, además de que su armado fuera sencillo. "Podría hacerla un herrero, ya que no es compleja, y esa es la idea: que la fabricación sea local y no sea costosa", destaca el especialista y detalla que, mientras trabajaban en el desarrollo, el costo de producción rondaba los 5.000 pesos, que, actualizados a hoy, podrían alcanzar el doble por la suba del precio de los materiales.
La incorporación de esta tecnología de base es muy relevante, ya que el cultivo de estos cítricos en Formosa se desarrolla a nivel de agricultura familiar. "Muchas familias están involucradas en la producción de pomelos y tienen huertos alrededor de la casa. En total, hay alrededor de 3.000 hectáreas en la zona y los cítricos se comercializa normalmente para la industria", aclara Scribano y agrega que "la fruta se vende y va a un parque industrial donde se hace la extracción del jugo, que se envía a diferentes puntos del país. La comercialización de fruta fresca, en cambio, es muy escasa debido a la calidad y el cuidado que requiere en esos casos", explica.
El problema surge cuando baja la demanda o suben los costos. "Entonces la gente busca aprovechar la fruta que ha quedado en la chacra, y hacer ese vino es una forma de procesarla, de darle un valor agregado y de tener la posibilidad de comercializar algo que a veces se pierde", concluye Scribano.