Palermo 2016

Las dos razas que más crecieron coronaron a sus campeones

Las historias detrás de las cabañas El Chañar y Rancho Grande, los grandes ganadores del máximo galardón de Brangus y Braford respectivamente

30 Jul 2016

Este es el mejor Gran Campeón que tuve", dijo esta semana, en plena pista central de La Rural, el reconocido criador de Angus Horacio Gutiérrez, quien con sus 22 cucardas blanquicelestes es el máximo ganador de ese premio en Palermo. Pero lo curioso es que esta vez el Gran Campeón no era uno de los suyos, sino un toro Braford criado en Corrientes por su hijo, Juan Gutiérrez, y su nuera Tiziana Prada, en la cabaña El Chañar. La certeza de un legado transmitido fue el premio máximo.

El primer proyecto conjunto de "Johnny" -así lo conocen en el ambiente- y Tiziana, incluso antes de formar una familia, fue fundar una cabaña. Él nació entre los toros de Tres Marías, en la bonaerense Benito Juárez, y la familia de ella tenía campo en Feliciano, en el norte de Entre Ríos, con rodeo Hereford. Fue en 2001 cuando decidieron fundar la cabaña Braford en el campo de los Prada.

Empezaron comprando unas vacas viejas de la cabaña Pilagá. "Al bajarlas desde Corrientes a los pastos más tiernos de Entre Ríos las vacas se adaptaron muy bien y tiraron bastante tiempo", recuerda Tiziana. Con el tiempo ampliaron el plantel de hembras, sumaron machos y se mudaron a Mercedes, Corrientes, un bastión Braford.

"Crecimos mucho a través del transplante de embriones. Elegimos las mejores donantes nuestras y en un campo de Colonia Carlos Pellegrini, en medio de los Esteros del Iberá, empezamos a agrandar la población. En vez de tener 30 pariciones por año pasamos a tener 50 o 60, un número chico pero interesante para lo que manejábamos nosotros", explica Johnny.

En 2005 la pareja tuvo su primera prueba de fuego en la Nacional Braford y la superaron con éxito sacando a la ternera campeona. En 2006 pisaron Palermo por primera vez de la mano de sus Braford y este año les tocó la gloria. Payé, un toro que cumple dos años en octubre, es su primer Gran Campeón de Palermo. "Es un hito", asegura Johnny, y comenta que el animal se venía luciendo en las exposiciones de la región. "El año pasado fue Campeón Ternero y Gran Campeón en la Exposición Braford de Mercedes. Lo que tiene muy bueno es la profundidad, la corrección de aplomos, el color y la pigmentación. Son varios requisitos que todos juntos son importantes", dice Johnny. Y Tiziana agrega: "Tiene mucha clase. Pesa 850 kilos y caminaba en la pista como si fuera un ternero, que es lo que más ponderó el jurado".

Otra conocida familia de criadores son los Peyrano, que con su cabaña Rancho Grande no paran de sumar galardones. Esta semana le tocó a Espartano, una mole negra de 910 kilos, con 43,5 centímetros de circunferencia escrotal, que en octubre va a cumplir tres años. En su tercera participación en Palermo, el toro finalmente se alzó con el premio mayor de los Brangus. "Vino de ternero, después de dos años y ahora como senior. Siempre fue Reservado Campeón de su categoría pero nunca había tenido el premio máximo", comenta Cristian Vázquez, integrante del área de genética de la cabaña.

"Estos toros, si son sanos estructuralmente, cuando llegan a los tres años terminan de desarrollarse y ahí es donde demuestran todo su potencial", agrega.

Espartano es sobrino de Francesco, un semental que hace algunos años causó sensación en Palermo cuando se soltó en la pista central. El año pasado, el tío Francesco vendió 30.000 dosis de semen, lo que quiere decir que si hubiera solo un 50 por ciento de preñez, unos 15.000 hijos suyos poblarían el norte argentino. Y ese es el destino de la genética de Espartano, cuyo 50 por ciento se vendió el año pasado a la cabaña Pastizales, de Formosa.

El toro ya estuvo en un centro de inseminación donando semen y ahora le toca volver a la donación, pero para su alegría no todo es artificial. "Para que se termine de hacer toro hay que largarlo con las vacas para que dé servicio, así se asienta", dice Vázquez.

Ahora, le guste o no, a Espartano le toca lidiar con la fama. Se lo ve muy dócil con la gente que lo cuida, pero no duda en lanzar patadas a los curiosos que se quieren sacar selfies con él. Al parecer, "es bueno que tenga un poco de temperamento, que no sea un toro dormido, porque se muestra muy bien en la pista", dice Vázquez.

Muy cerca de Espartano está la vaca Gran Campeona de la misma raza, de la cabaña La Sultana, de Bell Ville, Córdoba, y también se trata de un animal con estirpe ganadora. Es hija de Yamana, campeona en Palermo en 2012, y de Lonquimay. "Es un transplante de embriones donde las tres crías fueron campeones", cuenta orgulloso Dante Groppo, su propietario, a quien se pudo ver explotar de alegría y revolear el sombrero por el aire en la tribuna de la pista central.

La vaca tiene 27 meses y llegó a Palermo junto a su primera cría, un ternero de tres meses. "Sabíamos que la vaca podía andar muy bien porque tiene la femineidad de una hembra y la triangulación hacia atrás con los cortes carniceros más caros perfectos, justos. ", dice Groppo.

Ahora, a la campeona le toca volver al campo a disfrutar las pasturas de alfalfa del sudeste de Córdoba, y a prepararse para la producción de embriones.