Gestión

Decididos a ganar mercados

Estos productores arroceros generan 70.000 toneladas cada año, exportan directamente, incluso grano de arroz semiprocesado, y además producen semilla para abastecer al Mercosur

Cuesta creerlo, pero en el sur correntino no manda la soja. Al fin y al cabo el yuyo no es tan duro como dicen algunos, y este partido lo pierde por goleada con el arroz. “Estos campos son marginales para la oleaginosa, tanto en clima como en suelo, y los resultados son muy erráticos. El único cultivo estable y seguro es el arroz, que encuentra en esta zona el clima ideal para producirlo. Tenemos una adecuada amplitud térmica –días calurosos con noches frescas–, lo cual asegura una mayor eficiencia de uso de los fotosintatos generados mientras reina el sol; es una ventaja ambiental que compartimos con el norte de Entre Ríos”, asegura Gustavo Abascal, responsable del área de Arroz de El Rocío, uno de los establecimientos de Copra S.A, una empresa del CREA Avati-î (maíz del agua, en guaraní) del centro sur de Corrientes, que cultiva alrededor de 9.000 hectáreas del cereal, y que además produce semilla de alta calidad.

Y eso que la coyuntura para el arroz no es de las mejores: precios internacionales bajos, fuerte presión impositiva y un gasoil muy caro conforman un trío nada amigable. “Para producir este grano milenario se requiere una inversión de u$s/ha 1.200-1.400, de los cuales 15-20% corresponden al riego necesario para mantener inundado el cultivo durante 100 días, léase combustible para el funcionamiento de los equipos –explica Abascal-. Así, los rindes de indiferencia se ubican en 6.500-6.700 kilos, equivalentes a la media provincial, es decir que actualmente hay productores que están perdiendo dinero o bien salen empatados. En nuestro caso promediamos 7.800 kg/ha para las 17 campañas en que hemos hecho arroz, y este año vamos a bordear los 8.000 kg/ha. Es verdad, estamos en plena zafra, el cereal vale u$s/tn 210-220, quien esté en condiciones de aguantarlo hasta septiembre puede hacer una diferencia”.

Por cierto, Copra ha sabido acumular otras ventajas que la posicionan por sobre el común de los productores, en especial el bombeo eléctrico, que permite ahorrar un 50% del gasto en riego. Y con la directa ha abaratado asimismo los costos de laboreo, además de lograr sembrar en época, con mejores condiciones de piso y un tratamiento más amigable para con el suelo. “Impuestos pesados y escasa electrificación caracterizan al panorama correntino –afirma nuestro entrevistado–. El 90% de los arroceros de esta provincia trabajan con motores a explosión. Por caso, una siembra por pozo lleva 600 l/ha de gasoil, equivalente a 3 toneladas de arroz; todos esos agricultores quedan fuera del mercado con los valores actuales de este cereal”.

Pero además Copra ha entendido la necesidad de avanzar en la cadena. El 80% del arroz se vende pelado y la empresa está levantando un molino para comercializarlo pulido. Y si el cliente quiere arroz cáscara –como ocurre con Venezuela– también hay mercadería tal cual para entregarle. “Estamos exportando directamente –subraya el profesional–. El arroz tiene un precio internacional definido y lo que sirve es ganar mercados por medio de la calidad”.

El agua

Con Gustavo recorrimos El Rocío, la nave insignia de Copra. De sus 32.000 hectáreas, 5.00 se destinan al arroz –también se siembra en otros campos de la empresa–, 1.200 a represas y en el resto e hace ganadería y cabaña de Braford. La Estancia ya no alberga ovejas como en el pasado. En su lugar se fue intensificando la cría bovina –incluso se incorporaron planteos de recría e invernada–, y más tarde desembarcó el arroz, aunque en un contexto distinto del habitual –bordes de ríos o zonas potencialmente anegables–. En este caso se trata de terrenos ondulados, que permiten edificar represas que se recargan con agua de lluvia, por escorrentía. El volumen de estos espejos de agua que el productor consiga reunir pondrá límites estrictos al área de arroz que va a sembrar más adelante.

“El consumo por unidad de superficie para presupuestar una hectárea de arroz demanda tener guardados 10.000-12.000 m3 de agua. Una represa eficiente es aquella que cuenta con alrededor de 10 a 15 hectáreas de cuenca de captación por cada hectárea a irrigar, en tanto que las ineficientes tienen menos de 7 hectáreas; las primeras pueden llegar a capturar el 80% del potencial. Es cierto, un año seco puede afectar la reserva de agua, pero si uno consigue reunir un volumen aceptable –las épocas clave son el otoño y la primavera de la campaña– todo lo demás son ventajas, en especial la mayor luminosidad. Normalmente en los años secos se obtienen mayores rindes por hectárea. Si pudiéramos elegir, preferimos un Niño cuando estamos captando agua, y una Niña cuando el cultivo llega a etapas más adelantadas”, grafica Abascal.

Avances significativos

Después de varias campañas, y merced al apoyo del INTA Sombrerito y los desarrollos del CREA, Copra consiguió sembrar en época –en torno del 20 de septiembre al 20 de octubre– el 90% de su superficie arrocera, de modo de ubicar la floración en el momento en que la luminosidad es máxima. Gustavo asegura que con eso existen grandes probabilidades de explorar los potenciales del cultivo. Además han disminuido la densidad de siembra –250 a 300 pl./m2–, lo cual brinda un mejor escenario para el control de enfermedades y un uso más eficiente de la fertilización.

Por cierto, paralelamente se está trabajando intensamente en la genética del arroz, aunque lo trascendente es que todavía no se logra llegar al techo de los materiales disponibles; aún hay mucho que ajustar por parte del productor. Un punto crítico pasa por la necesidad de rotar el cultivo. El sistema “chacra espejo” que utiliza Copra implica alternar un año con el cereal y otro de descanso manejado con raigrás, para evitar agotar el suelo y tener que quemar el rastrojo, de difícil mineralización dado el corto período entre cosecha y la siembra siguiente, en virtud de su baja relación carbono/nitrógeno (C/N) y los menores temperaturas ambientales.

En principio, se quema solo la cola de cosecha y se hace un barbecho químico temprano, pero el INTA Sombrerito está analizando variantes a esta cuestión. Una de ellas es la confección de rollos para ser consumidos por la hacienda. Otra es recurrir a una alta carga instantánea para aumentar la descomposición del residuo de cosecha. También se ha pensado en el picado y desparramado de la paja para que se desintegre más rápidamente. A ciencia cierta, ninguna práctica aislada alcanza; habrá que evaluar distintas combinaciones.

Sistematización

Mientras Abascal habla, a sus espaldas evoluciona un tractor preparando el terreno para la siembra 2012/13. “Normalmente hacemos taipas de base ancha, de no más de 12 cm de altura, para que el agua llegue fácilmente por capilaridad, igualando ambientes en todo el campo. En la zona centro-sur tenemos ambientes con 0,5 a 3% de pendiente, y los bordos están construidos entre 2 a 7 cm de cota. Después de 4 hojas y hasta 15 días de superada la floración el lote se mantiene con una lámina permanente de 5-10 cm de agua. Perder esta lámina implica resignar gran parte del nitrógeno disponible para el cultivo. Pero además el estrés hídrico puede causar estragos en dos momentos críticos: floración y diferenciación de primordios; se puede perder un alto porcentaje del potencial de rinde”.

A un costado, una estación de bombeo toma agua de una represa contigua y la eleva a una cota a partir de la cual se puede inundar por gravedad. Los potenciales de bombeo que se usan en la zona exigen unos 2 l/seg/ha, por lo cual para cada 1.000 hectáreas se requiere una potencia instantánea de 2.000 l/seg. En este caso la estación eroga 4.000 l/seg, lo que permite regar 2.200 hectáreas al mismo tiempo. Eso sí hay que tener cuidado con el uso de aguas pesadas de algunos ríos, que en tiempos de seca aumentan la concentración de sales y pueden generar problemas en los suelos, y por supuesto cuando se toma de napa profunda.

Todo listo

La siembra se hace con equipos arroceros en que el recorrido del tren de siembra es de mayor despeje que en el caso de una máquina para fina, porque tienen que ir por arriba de las taipas.

Solamente se recurre a la siembra aérea en caso de emergencias. “Es onerosa respecto del consumo de agua. La usamos en un año Niño para no perder la fecha de siembra –y por ende el potencial–, ya que no podíamos entrar con equipos terrestres. Requiere un lote preparado de antemano y se embebe la semilla con agua por entre 12-18 horas; se la saca, se la divide en bolsas y empieza el proceso de germinación. Así, ya está en condiciones de ser distribuida de forma aérea dentro de una superficie con una lámina de 4 cm de agua. De ahí en más se va disminuyendo dicha lamina hasta que la planta se arraigue”, refiere nuestro entrevistado.

Como fuere, el agua es todo en el cultivo del arroz. Por caso, los posemergentes deben ser aplicados y en menos de 48 horas tiene que estar inundado el lote; además la condición de anaerobiosis no permite la germinación de malezas.

Desde luego, el aporte de nutrientes cuenta. En Copra se fertiliza apuntando a un rinde de 9.000 kilos. Los suelos de El Rocío tienen apenas 2 a 3 ppm de fósforo (P), y el cereal necesita 40 kg de P como pentoxido para alcanzar el potencial referido, además de 140 a 160 unidades de potasio (K). Sin embargo, el nitrógeno (N) es el nutriente más demandado. “Generalmente presupuestamos 120- 150 kg/ha de urea, según variedad, fecha de emergencia, densidad y condiciones de luminosidad”, apunta Abascal.

Con la directa dejaron de tener importancia ciertas malezas, pero creció la influencia de otras (naturales de ambientes subhúmedos) como Eleusine indica, que con un buen manejo de riego se controla sin problemas. El peor enemigo es el arroz colorado, para el cual se tiene la alternativa de usar variedades resistentes a las imidazolinonas (IMI), que permitieron volver a sembrar lotes que habían sido abandonados por la presión de esta maleza.

Genética

En Corrientes la mitad de la superficie se siembra con Taim (origen Embrapa), una variedad de grano liso, largo fino, de alto potencial de rinde, resistente a Piricularia, así como a intoxicación por hierro y a vaneo fisiológico. El otro cultivar predominante es IRGA 417, de grano largo fino, de muy buena calidad, ciclo intermedio corto y con potencial de rinde en torno de los 8.000 kg/ha. Sigue Puitá INTA, también de adecuada calidad y resistente a las imidazolinonas, para ambientes donde hay arroz colorado. Luego se ubica QM 13, de ciclo intermedio, muy buen potencial y resistente a enfermedades; y Rocío 408,de origen FLAR, un ciclo intermedio de buen potencial. Finalmente, CT 6919, un material intermedio largo.

En general se prefieren las variedades de ciclo intermedio. Los cultivares de ciclo corto se emplean cuando se ha alejado la fecha óptima de siembra, y los de largo aliento se usan en ambientes de menor potencial. Actualmente se están evaluando nuevos materiales de IRGA, ciertamente muy promisorios.

La Ing. Agr. Pabla Pizzio es la responsable del semillero de la empresa, que en la última campaña vendió simiente (unas 5.500 toneladas; el 60% fue Taim y un 20% Puitá) para implantar la mitad de la superficie destinada al arroz en Corrientes, y además provee de semillas a otros países del Mercosur. Copra es miembro del FLAR (Fondo Latinoamericano para Arroz de Riego), que envía materiales al INTA Sombrerito, que los selecciona buscando detectar los de mayor productividad para estos ambientes. También tiene un convenio con el Instituto Riograndense de Arroz (IRGA), de Brasil; son sus representantes en la Argentina. Allí se dan condiciones agroecológicas similares a las de Corrientes y los materiales que se prueban en esa zona generalmente funcionan entre nosotros.

“Básicamente producimos las variedades Taim, QM 13, Puita INTA CL y CT 6919 –que funciona muy bien en la región norte arrocera–, además de los cultivares de IRGA. También tenemos un acuerdo con la EEA INTA Concepción del Uruguay para comercializar Puitá y con el INTA Sombrerito para vender Tranquilo FL INTA, una variedad de origen FLAR. La idea es garantizar un buen comienzo del cultivo mediante una semilla con un adecuado poder germinativo. Contamos con una mesa densimétrica que separa por tamaño y nos permite lograr una semilla homogénea, a lo que se suma el análisis de pureza y un instrumento que hace posible controlar minuto a minuto la regulación de la temperatura de las máquinas secadoras y mostrárselo al cliente”, explica Pizzio.

Para semilla se prefieren los lotes con tierra virgen y se les hace un seguimiento, de modo de ir eliminando las plantas fuera de tipo. “Algunos productores se guardan la simiente y se asombran de no obtener la misma calidad que con nuestras semillas. Es que son muchas las etapas de selección hasta llegar al material que se comercializa. Incluso el cliente se puede llevar la simiente lista para sembrar con un gorgogicida y fungicidas para Alternaria y Dumping off. Afortunadamente el uso de semilla certificada en arroz es muy alto”, se congratula la profesional.

Esto también

Fuera del arroz, en El Rocío se hace trigo –estable pero comercialmente cada vez menos competitivo–, sorgo, algunas hectáreas de soja y la mencionada rotación con pasturas –hay 5.000 hectáreas de praderas estivales y otro tanto de verdeos–. Por cierto, hace doce años que estudian a fondo el tema soja y ya han dado con los materiales genéticos que mejor funcionarían en la zona; el tema es como lidiar con un enero muy seco.

Abascal asegura que no pierden de vista las posibles amenazas para el cultivo líder en El Rocío. “Tenemos que bajar costos y mantener o aumentar el potencial productivo –destaca–. Y es necesario ajustar manejo y riego; todos los días aprendemos algo nuevo. De lo que no hay dudas es que el crecimiento de esta zona se debe al arroz. Y seguirá siendo así en el futuro”.

Ing. Agr. Claudio Gianni