Deportes

 ¡Tremendo Cholo!

El Atlético Madrid se metió en la final de la Champions luego de haber eliminado al Bayern Múnich en un sensacional duelo de estilos. Simeone, que no para de hacer historia, vivió el partido al borde de un ataque de nervios. Guardiola terminó de pie. El fútbol volvió a emocionar...

4 May 2016

Fútbol tiki-tiki, fútbol con el cuchillo entre los dientes, fútbol de posesión, fútbol en emoción violenta, fútbol en alemán, en español, en jeringozo. Puro fútbol. En el Allianz Arena no hubo un partido de fútbol, hubo un espectáculo infinito. El Bayern Munich y el Atlético de Madrid jugaron a imagen y semejanza de sus entrenadores. El equipo de Pep ganó en los 90 por 2-1. El ejército del Cholo, en los 180 minutos. La historia la terminó escribiendo Simeone, ese DT que no parará hasta conquistar Marte y que, mientras le preparen el cohete con forma de pelota para eso, deberá ir en busca de otra final de la Champions. Una más. Ya había pasado el Barsa. Ahora pasó el Bayern. Que pase el que sigue... Tremendo, Cholo.

Que quede claro: al Atlético Madrid se lo podrá algún día liquidar, pero para eso habrá que hacerle el harakiri, pegarle de frente y de atrás, sacar a Oblak del arco, decirle a Gabi que les deje un poco de oxígeno al resto de los mortales. Ah, y si eso no es suficiente, habrá que tirarle por si acaso gas pimienta, pólvora, pasarle con un Scania por donde defiende Godín y usar un poco de alfileres, siempre y cuando el Cholo no haga los cuernitos. En Múnich, su Atlético muchas veces estuvo al borde de la eliminación, pero el Bayern no hizo lo suficiente para matarlo. Entonces, este vivo que no para de nacer resucitó con sus ganas de campeonato.

Que también quede claro: el término fracaso no debería asociarse con el proceso de Guardiola en el Bayern. El equipo de Pep lo despidió de pie, acosando al Atlético, borrando literalmente al rival en el primer tiempo. Por más que en Alemania le digan a Pep que consiguió un hat-trick de semifinales perdidas, resulta injusto que sólo se lo juzgue con la anteojera del resultadismo.

Si hubo ganadores y perdedores fue por esos instantes decisivos que le pusieron el título a la clasificación: el gol de Xabi Alonso de tiro libre -desvío en Jiménez-, el penal que le atajó Oblak a Müller, el empate en una tremenda contra de Griezmann, el cabezazo de Müller para el 2-1, el penal que erró el Niño Torres... Cualquiera pudo haber pasado. Pasó el Cholo...

Y pasó el Aleti habiendo jugado un mal primer tiempo. El resultado no puede borrar lo de ese inicio. No sólo por la comparativa en la posesión: 76% para el Bayern y 24% para el Aleti. Sino también por los tiros al arco (16 a 2), por la precisión en los pases (85% a 48%), por esa diferencia entre dominador y dominado. En esa etapa el Niño Torres tocó una pelota, nada más. El Atlético defendió en las cejas de Oblak, no podía aguantar la pelota, no tuvo salida, llegaba tarde a las divididas. ¿Por qué? Por el mejor Bayern de los últimos meses.

Pero el entretiempo fue un punto de cambio. El ingreso de Carrasco supuso otra manera de pararse en el plan inicial del Cholo. Y llegó ese caramelo que esperaba el Atlético -un gol para obligar al otro a marcar tres-. Una contra de Griezmann, Boateng que -no se enredó como con Messi- no llegó a cortar al francés y otro partido en puerta.

Ese gol hizo brotar al verdadero Aleti. Al Aleti del Cholo, al margen del susto por el 2-1 de Muller. El Cholo les pidió corazón. Y los jugadores le devolvieron coraje, confianza, hambre, fiereza. En fin, lo de siempre. El Cholo le podría pedir cualquier cosa a estos animales. Sí, animales, en el mejor de los sentidos. Les puede pedir que vengan nadando hasta la Argentina, que conquisten Júpiter, que sigan dando clases de psicología por el mundo. A Simeone, como dijo, no le interesa que a los demás les guste su juego.El quiere seguir viviendo noches como esta noche en Alemania. Una noche inolvidable para el fútbol. Para su fútbol y el fútbol de Pep.