Biocombustibles

El bioetanol es posible

Expertos destacaron las ventajas de producir etanol en base a maíz en la argentina y desmitificaron la dicotomía alimentos o energía

La Argentina es uno de los países más eficientes en la producción de alimentos y dado que la demanda mundial de alimentos seguirá creciendo, es fundamental que el país siga manteniendo su rol preponderante en el abastecimiento mundial”, destacó Bernardo Calvo, presidente de Monsanto; quien consideró que “la sustentabilidad debe ser una prioridad en el sistema productivo para poder alimentar a la humanidad en los próximos años y que esto está en línea con el compromiso de Monsanto de rendimiento sustentable”. Monsanto se comprometió en ayudar al productor a duplicar los rindes usando un tercio menos de insumos, mejorando la calidad de vida de los productores y sus comunidades.

En la Argentina, la sustentabilidad empieza con la rotación de los campos”, dijo Calvo, quien propuso “ser capaces de revertir la desmesurada relación que hay entre la soja y el maíz en el campo argentino, para evitar una catástrofe mayor en el mediano y largo plazo desde el punto de vista económico, ambiental y social”. Señaló que Monsanto hace alrededor de 200.000 ensayos a campo en la Argentina que permiten afirmar que una hectárea de soja sembrada después de un maíz rinde un 17% más que una hectárea sembrada sobre una soja, y genera un ingreso un 37% mayor que un lote no rotado.

Calvo señaló además que la coordinación entre lo público y privado se vuelve fundamental para dar previsibilidad a la producción. “Es estratégico poder dar más valor agregado a la producción primaria”, dijo Calvo, quien explicó que el objetivo del seminario fue “apuntalar la sustentabilidad de los sistemas productivos agropecuarios en la argentina a través de un aumento de la siembra de maíz”.

Por su parte, Pablo Ogallar, director de Marketing y Estrategia de Monsanto, aseguró que "el etanol de maíz ofrece una gran oportunidad para la integración entre la generación de energías y la producción de alimentos en nuestro país".

“En los últimos años la población mundial aumentó un 13%, el ingreso global un 36%, el consumo de carne un 21%, la producción mundial de maíz un 34%, la de soja un 53%, y todo esto, con apenas un aumento del 6% de la superficie", señaló. La producción mundial de maíz es de aproximadamente 900 millones de toneladas, y el comercio mundial ronda el 10%, unos 91 millones de toneladas. La Argentina ocupa el 2do lugar en el comercio mundial, y representa un 20% del mismo. “En nuestro país se produjeron 19 millones de toneladas, de las cuales 9 se destinaron a un creciente mercado interno: un 83% se destina a la ganadería, un 14% a la molienda, y un 3% a otros destinos. Hoy hay una oportunidad para la producción de etanol”.

Ante la pregunta “¿Porque etanol?”, Ogallar analizó que la principal razón es que “la Argentina exporta maíz e importa combustibles; es decir que contar con una matriz energética más diversificada, que permita reducir la dependencia en combustibles fósiles es estratégico para nuestro país. Pero además la Argentina cuenta con condiciones ecológicas privilegiadas, que nos permitirán acceder a un producto que, como el etanol, genera un mayor agregado de valor a la producción no sólo en lo ambiental y sustentable, y en lo económico; sino que contribuirá además a un mejor desarrollo "local", favoreciendo el federalismo del sistema productivo agrícola argentino”.

Para Ogallar los datos hablan por si mismos: Mientras 1 hectárea de soja produce un Margen Bruto de 1.485$ o 316 U$S, una de maíz genera  2.317$ o 493 U$S; y una hectárea de etanol ofrece 9.900$ o 2.000 U$S. "Una hectárea de maíz transformada en etanol podrá generar un Margen Bruto de 2.000 dólares por hectárea", dijo.

El etanol de maíz creó una nueva cadena de valor para el maíz en los Estados Unidos, mejorando la rentabilidad de la producción de maíz en 24 U$S por tonelada”, analizó Martha Schilicher, vicepresidente de Biocombustibles de Monsanto. La analista explicó que los Estados Unidos están obligados a importar mil millones de dólares de petróleo cada día, y el etanol junto con otras energías alternativas permitieron por primera vez en años, que las importaciones sean menores a la producción, contribuyendo así a su independencia energética.

Para ella, “los beneficios del etanol para la Argentina permitirán mejorar la rotación y la sustentabilidad por la diversificación de los riesgos de producción, la interrupción de los ciclos de malezas e insectos, la inhibición al efecto patógenos y la mejora en la estructura del suelo”. 

Sobre el falso debate “alimentos o energía”, aclaró que “apenas un 5% de la producción mundial de maíz se destina a la producción de biocombustibles, y un 35% en los Estados Unidos”. “El etanol es un beneficio para todos”, dijo ya que agrega valor a la producción primaria, mejora la renta agrícola, permite un uso más sustentable de los recursos, y se desarrolla una importante infraestructura local y de transporte.                               

Por su parte Steffen Muller, director del Centro de Energía de la Universidad de Chicago se refirió a la serie de evaluaciones y certificaciones que se realizan para mostrar la eficiencia y sustentabilidad del etanol en los Estados Unidos. Dijo que de acuerdo a los Estándares de Combustibles Renovables de ese país (RFS´s), el etanol de maíz reduce en un 20% las emisiones de gases invernadero en relación a las naftas, el etanol de caña de azúcar un 50% y el etanol de celulosa un 60%. Pero señaló que de acuerdo a las evaluaciones que se hacen en su centro de investigación, se puede demostrar que las plantas modernas de etanol de maíz logran una reducción del 50% y que es un desafío para la producción americana lograr esos niveles.

John Kwik, presidente de Dominion Energy, estuvo a cargo de las consideraciones tecnológicas de las plantas de etanol, y relató la experiencia que la industria experimentó en los últimos años. Compartió además las nuevas tendencias dentro de la industria, entre las que destacó el desarrollo de nuevas tecnologías, de nuevos productos derivados, de nuevas enzimas de fermentación, el desarrollo de nuevos mercados y el mayor foco en el mayor rendimiento. Contó además que hoy no hay construcción de plantas nuevas y que dada la sequía que sufrió Estados Unidos esta campaña (la peor de los últimos 80 años), “las plantas estarán en modo de supervivencia los próximos 10 meses”.

Al referirse a las ventajas generadas por la producción de Granos Secos Destilados (DDGS), Steve Markham de DDGS Trade, explicó que su producción creció de 14 millones de toneladas en el 2006 a casi 35 millones de toneladas estimadas para esta campaña, de las cuales se comercializan en el mercado internacional unas 8 millones de toneladas siendo Mejico, China, Canada, Vietnam, Corea del Sur y Japón los principales destinos. El técnico estimó que dado el rodeo ganadero argentino y su sistema productivo, la Argentina tiene una demanda potencial de 10 millones de toneladas de DDGS. Aclaró que es poco probable que se alcancen estos valores –que implicarían el procesamiento para etanol y DDGS de 35 millones de toneladas-, pero que es un indicio de que “hay mercado en la Argentina para DDGS”. Incluso estimó que la demanda potencial de la industria láctea podría alcanzar las 3 millones de toneladas. Estimó además que nuestro país tendría un mercado de exportación similar al de los destinos actuales para nuestro maíz y soja, y que de acuerdo a sus cálculos, el precio de los DDGS rondaría los 352 dólares por tonelada, en puertos argentinos y libre de impuestos. Cabe señalar que los DDGS cotizan hoy a un mayor valor que el maíz, por su contenido energético y por tener 3 veces más proteína que el grano de maíz.

El seminario contó con la presencia del secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca, Lorenzo Basso, para quien “la Agroenergía es agregado de valor, es un tema estratégico”.  Basso dijo que mientras que el Biodiesel tiene un techo en el mercado interno del 10-20% del consumo -el resto debe destinarse a la exportación- para el etanol no hay un techo interno. Aseguró que “todos los proyectos que se van a encarar tendrán, a diferencia del Biodiesel, un consumo asegurado”.

También participó el coordinador del Programa de Biocombustibles, Javier de Urquiza, para quien “las energías renovables, como el etanol, son el gran desafío que enfrentamos todos, para construir un futuro sostenible”. Dijo que 1.000 megavatios son generados por los biocombustibles cada año en la Argentina.

Finalmente, Pablo Vaquero, vicepresidente de Monsanto, concluyó que “estamos construyendo un país para el largo plazo, para las futuras generaciones. Aumentar la producción de maíz, mejorar las rotaciones, desarrollar una industria de etanol, contribuirá a una Argentina más sustentable, en condiciones de aprovechar la gran oportunidad que el actual contexto internacional ofrece hoy a nuestro país”.