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Saber qué, saber cómo (1ra parte)

En la cancha se ven los pingos. Cuando el clima juega en contra la diferencia viene dada por el know how acumulado y los años de buen manejo del suelo. La fórmula para seguir en carrera

La seca en la Región Pampeana fue demoledora, pero mientras algunos lo perdieron todo otros tomaron los recaudos como para evitar que La Niña -que no resultó moderada como se pronosticaba- les extendiera un prolijo certificado de defunción. La temporada pasada -que también fue problemática- había arrancado con una recarga edáfica modesta e incluso se registraron algunas precipitaciones estratégicas, pero esta campaña las lluvias brillaron por su ausencia y los perfiles estaban casi vacíos.

Bajo un sol de fuego, minutos antes de las precipitaciones ocurridas en torno del 10 de enero pasado, el sólido planteo de Monte Molino aguantaba a pie firme el mal trago en el sudeste cordobés. “No vamos a obtener lo esperado, pero seguro seguimos en carrera”, confiaron a CHACRA Marcelo Figueroa y Diego Moore, timoneles de está empresa perteneciente al CREA Monte Buey-Inriville, que tiene como nave insignia a Estancia La Bélgica.

Después de una primavera con humedad ajustada, y tras un otoño e invierno flacos en términos de aporte de agua, llegó el segundo diciembre más seco desde 1940 hasta la fecha. “Teniendo en cuenta que se vaticinaba un año Niña achicamos densidades y se repartieron las siembras (explica Figueroa), pero por sobre todo levantamos la proporción de maíz sembrado en diciembre (casi 40% del total). El año anterior rindió más que el convencional (15 o 20 qq) y fue el que aún mantenía potencial cuando volvió a llover en la primera quincena de enero. Y no tenemos dudas de que nos han ayudado mucho los años de buen manejo en directa y el haber recurrido siempre a una fertilización generosa, especialmente con fósforo (P), aun en las épocas en que los números no entusiasmaban. Fue, por cierto, una inversión que dio buenos resultados”.

La Bélgica se encuentra 12 km al norte de Monte Maíz. Sus 3.170 hectáreas albergan un escenario uniforme, con predominio de suelos clase 2, franco arenosos, con historia ganadera y muy buena rotación desde que entró en siembra directa 14 años atrás. Hace rato que el planteo es totalmente agrícola, en el contexto de un esquema que involucra partes iguales de soja, maíz y trigo/soja. Con un promedio de 878 mm/año e inviernos muy secos, sin sectores con napa, en La Bélgica tienen muy en claro que todo depende del agua de lluvia, que hay que repartir muy bien los milímetros disponibles... ¡Y aprovecharlos al máximo!

Muy delicado

Claro, el maíz era el candidato a padecer más que ningún otro cultivo los embates de La Niña que se anunciaba. Los lotes en fecha se sembraron desde el 12 de septiembre hasta el 22 de octubre, y luego se continuó en diciembre (hasta el 30) con los tardíos. Por esta razón, promediando enero podían hallarse maíces en tres estadios.

Los tempranos se veían bastante sufridos, y ya antes de la lluvia estaban condenados a una merma importante. Los tardíos, en cambio, aún tenían chances de brindar una buena cosecha. “Hoy estaríamos más tranquilos si todo el maíz se hubiese sembrado en diciembre –dice Moore–. Hasta hace poco no conseguíamos los picos de rindes que lográbamos con un lote en fecha en años normales, pero siempre se han mostrado muy estables. Hablamos de 90-100 qq/ha contra 110-130 de los primeros, pero con un menor riesgo implícito. Lo cierto es que les estamos encontrando la vuelta haciendo ensayos y manejando híbridos con nuestro grupo CREA, y de hecho estamos levantando los techos. Eso sí, cuando se siembra un maíz tardío se consume la humedad del otoño, por lo que la soja de primera que viene detrás paga algún precio. Como fuere, se ha convertido en el cuarto cultivo y nos permite diversificar riesgos”.

Para estos profesionales no debe perderse de vista que los híbridos de maíz están mayormente pensados para siembras en fecha, y cuando ese material se transforma en tardío aparecen problemas –se enferman o no rinden lo suficiente–.“Nuestro grupo ha detectado algunos que andan muy bien –Nidera 886 y 852, 747 de Monsanto–, lo cual te va dando techos más altos –advierte Figueroa–. Y el VT Triple Pro es excepcional. También se decía que no era necesario fertilizarlos tanto como a los tempranos, pero cuanto más les ponemos más responden. No me extrañaría que si siguen evolucionando, con noches no demasiado frescas rindan tanto como el temprano”.

Para los maíces sembrados en fecha se aguardan pérdidas desde el 30% en los híbridos de mejor comportamiento hasta más del 50% en los otros. Como fuere,tras la seca hay ciertas lecturas que pueden obtenerse de lo visto en el potrero. “La Bélgica es un muestrario de que todos los lotes de maíz de una marca están considerablemente mejor que los de otra semillera. Claramente hay materiales genéticos que aguantan la falta de agua con un talante superior, como el 747 de Monsanto –indica Figueroa–. Calle por medio podés ver el híbrido de otra empresa mucho más desmejorado. De todos modos,en general los maíces son cada vez más confiables, con mucha tecnología encima. Después de una seca atroz todavía podés esperar 50-60 qq/ha, lo cual te da mucha confianza”.

Todos los años se hacen en este campoensayos de densidad en maíz. Se detectan los materiales que en años Niño responden a una mayor densidad, y también los que lo hacen a un menor número de plantas en años Niña. No todos funcionan bien en uno y otro escenario, y estos profesionales saben de antemano qué utilizar cuando se conoce el pronóstico climático proyectado.

Figueroa subraya que cuando se espera seca se modifica la densidad pero no el nivel de fertilización. “Éste es un error que muchos cometen, porque la mala nutrición del cultivo influye negativamente en su tolerancia a la falta de agua. En La Bélgica el maíz recibe 150 kilos de fosfato diamónico, 160 kilos de urea y 100 kilos de UAN. Con el cereal seguimos atados a una vieja práctica, que nos sale más cara pero nos da buenos resultados. Tenemos una barra fertilizadora y todo lo que se le pone al cultivo queda bajo tierra, a excepción del chorreado que se hace con la pulverizadora”.

Por cierto, las enfermedades del maíz han dejado de ser un hecho que sólo se comenta en los libros, ya que han ganado virulencia y los productores se están ocupando del tema desde que el precio del cereal ha mejorado. Incluso se está investigando más, se conocen los umbrales y el momento de aplicación para obtener mejores respuestas económicas. Hoy existe mayor certeza a la hora de hacer un tratamiento y que el mismo resulte rentable. Moore explica que tizón y roya son las más monitoreadas entre todas las dolencias del cultivo. Hace unos años que su grupo CREA trabaja con la especialista Margarita Sillon, inclusive generando parámetros de decisión. “Hemos descubierto que los materiales cuya siembra se atrasa por alguna causa se mantienen mucho mejor con fungicidas. Híbridos sin tratar se cayeron a cosecha frente a los que sí recibieron aplicaciones. Para los tempranos el fungicida se presupuesta, se monitorea y en general se emplea en prefloración si es necesario. Esta vez se tomó la decisión de aplicar en el 70% de la superficie”.

Mientras dialogamos pasamos frente a un lote tardío sembrado el 22 de diciembre. Se ven plantas muy chicas que están padeciendo la seca, pero todavía vivas. “Lo sembramos casi sin agua disponible, a mayor profundidad y con menor velocidad de siembra, y ahora con la lluvia pienso que la pegamos”, dice Marcelo.

Un 30% del maíz de La Bélgica se cosecha con alta humedad (18-23%). Es la ventaja de tener planta de acondicionamiento propia, lo cual les permite arrancar con la recolección mucho antes que el resto, con claras ventajas: más camiones disponibles, entrega en puerto antes de que se cierre el nudo logístico, cobrar anticipadamente, lograr otros valores.