Maquinaria

Se fue un grande

Nino Cestari deja un legado enorme en la familia de la maquinaria agrícola. Se va un pionero de raza, vital, dueño de una fortaleza envidiable

 A continuación replicamos las palabras con las que se lo homenajeó en la gala de los premios CITA 2012

"Cuando decimos que un hombre es una institución, decimos su apodo, aquel por el cual lo conocen sus familiares y también nosotros, los que no habíamos nacido cuando él empezó a poner toda su energía en la producción de equipos para el campo.

Tiene cerca de nueve décadas de vida y casi la misma cantidad en tiempo de trabajo.

Es hijo de un herrero artístico que fabricaba puertas y ventanas por los años 20 y que en los 30 incursionó en un rubro cuya senda de progreso no tiene fin.

Dos décadas después de aquel comienzo, ya socio de la fábrica de su padre, contaba con un equipo de diez empleados, que hoy se acerca a las 100 personas empeñadas en fabricar con impecable calidad acoplados, tolvas, tanques para combustible y tantos productos más, todos fundamentales para el progreso del país, en este caso desde el lugar donde nuestro galardonado se siente a sus anchas: el campo.

Su meta es la que transmite a su gente y es, indudablemente, una muestra de su aprendizaje más temprano: optimizar la producción y reducir los costos de la misma.

Antes de la actual crisis global, su empresa llegó a producir sesenta acoplados autodescargables por mes. Hoy, el objetivo es regresar a esa cifra y, por supuesto, superarla. Y lo logrará, porque es tozudo, sabe arremeter contra cualquier obstáculo y sabe contagiar ese impulso permanente.

El campo argentino lo necesita, así como los innumerables importadores de su producción en los más diversos puntos del mundo:

Chile, Uruguay, Bolivia, Venezuela, México, en América Latina; Francia, Italia, Alemania e Inglaterra, las grandes potencias europeas; geografías más remotas como Lituania o Finlandia o Sudáfrica. Y, allá lejos, Oceanía, Australia y Nueva Zelanda.

Por todos aquellos campos circulan máquinas que llevan en su estructura productos fabricados en Colón, esa localidad del norte bonaerense donde la eternamente joven cabeza de este hombre trabaja cada día, sin dejar de contribuir con quienes más lo necesitan: escuelas, cuarteles de bomberos, cooperadoras y la misma Municipalidad.