Bajo una lluvia torrencial, cientos de miles de personas marcharon ayer desde el Congreso a la Plaza de Mayo, en reclamo de justicia por la muerte del fiscal Alberto Nisman, sucedida el 18 de enero en circunstancias dudosas. La movilización gestada a raíz de una iniciativa de fiscales de todo el país, pensada inicialmente como la "marcha del silencio", tuvo un aditivo especial en la enorme cantidad de agua que cayó sobre la Ciudad de Buenos Aires, convirtiéndose así en "la marcha de los paraguas".
La columna principal estuvo encabezada por una bandera negra con letras blancas con la leyenda "Homenaje al fiscal Nisman. Marcha del silencio", sostenida por el grupo de fiscales convocantes. Más atrás se ubicó la familia del fiscal de la Unidad AMIA que falleció cuatro días después de denunciar a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner por encubrimiento a Irán en el atentado contra la mutual judía de 1994, que dejó 85 muertos. Se distinguieron su ex mujer, Sandra Arroyo Salgado, su madre Sara Nisman, y su hija mayor Iara.
Entre los fiscales que lideraron la marcha estuvieron José María Campagnoli, Guillermo Marijuan, Ricardo Sáenz, Carlos Stornelli, Raúl Pleé y Carlos Rívolo. La movilización fue convocada con la estricta consigna de guardar silencio, debido a lo cual no hubo ningún acto ni discurso, aunque pudieron observarse pancartas con el rostro de Nisman y consignas como "verdad y justicia", alusivas al pedido de esclarecimiento de las causas de su muerte.
Entre la multitud se mezclaron además, con bajo perfil, los principales referentes de la oposición, entre ellos el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri (PRO); los diputados Hermes Binner (Partido Socialista), Sergio Massa (Frente Renovador) y Margarita Stolbizer (GEN), Elisa Carrió (Coalición Cívica), Ernesto Sanz y Julio Cobos (UCR), el senador Adolfo Rodríguez Saá (Peronismo Federal) y hasta su colega santafesino Carlos Reutemann.
Antes de llegar a la sede de la Unidad Fiscal AMIA, ubicada a una cuadra del Cabildo y donde se realizó un minuto de silencio, los manifestantes se detuvieron frente a la sede de la Procuración General, que encabeza Ale-jandra Gils Carbó, y allí entonaron el Himno Nacional.
El principal orador de la marcha fue el titular de la Unión de Empleados Judiciales, Julio Piumato, quien coordinó el acto, con asistencia de Camioneros, entre otros gremios vinculados a la CGT opositora. Fue él quien dirigió cada movimiento del acto, frenando repetidamente la caminata para asegurarse de que los fiscales y la familia de Nisman pudieran llegar sin inconvenientes al final del recorrido. Finalmente, Piumato fue quien cerró el homenaje a Nisman.
"Todos somos Nisman. La verdad no se puede matar", rezaban algunos carteles, mientras otros exclamaban la palabra "Justicia" en grandes letras negras. También hubo aplausos para el resto de los fiscales, sobre todo para Campagnoli, recordado por el intento del Gobierno de desplazarlo de su fiscalía de instrucción, el año pasado, luego de que investigara al empresario kirchnerista Lázaro Báez. Marijuan, también cuestionado por el kirchnerismo debido a diferentes actuaciones en casos relacionados con funcionarios, fue muy aplaudido.
De la movilización no participó ningún dirigente ni legislador del oficialismo ni funcionarios del Gobierno nacional, mientras que la presidenta Cristina Kirchner, quien hoy cumple 62 años, siguió la movilización desde la residencia oficial de Chapadmalal.
Las movilizaciones por Nisman también se sintieron en las principales ciudades del país y en el exterior: a través de las redes sociales se organizaron las convocatorias en las provincias, donde hubo manifestaciones entre banderas argentinas y aplausos, mientras que en el exterior los puntos de encuentro fueron los consulados argentinos.
Según fuentes del Ministerio de Seguridad de la Ciudad, y la Policía Metropolitana, marcharon alrededor de 400.000 personas. En cambio, desde el Ministerio de Seguridad de la Nación, a través de la Policía Federal, calcularon alrededor de 140.000 personas en todo el recorrido.
