En el transcurso de fechas del año relevantes para el sector agropecuario, donde se desarrollan diversas exposiciones rurales a lo largo de todo el territorio nacional, la Sra. Presidente de la Nación dispuso mediante un anuncio liberar 15 millones de toneladas de maíz para la exportación de la campaña 2012/13.
No es casual el anuncio, ni por la fecha ni por el momento en que se encuentran los productores de maíz, cuando se sabe que frente al dislate de la intervención de mercado y los cupos de exportación, la intención de siembra cayó a niveles de alarma.
Primero fue la carne a la que le cerraron la exportación: hoy es mucho más cara, bajó 20 kilos el consumo y faltan más de 10 millones de cabezas.
Luego fue el trigo al que fueron liberando por cupos previamente asignados, evitando la competencia y deprimiendo el precio. Siete años de esa política llevaron a que la siembra de trigo para la presente cosecha fuera un 25% inferior a la pasada, con una producción que no superará las 12 millones de toneladas, cuando tenemos un potencial de al menos 18 millones de toneladas de trigo con un mercado de exportación previsible.
La leche vale al productor mucho menos que el año pasado. Aun con la inflación que miente el Gobierno, el precio es de quiebra para los tamberos, sí se lo compara con los costos reales, se comprende el porqué de tantos tambos cerrados.
Ahora, viendo que la siembra de maíz se derrumbaría un 30%, el Gobierno decidió liberar 15 millones de toneladas de maíz para la campaña 2012/13. Parecen haber aprendido la lección: intervenir, manipular, preordenar la oferta y quien compra, a qué precio se vende y cuánto tiene que ganar cada parte, solo produce el estancamiento o la pérdida en la producción.
Sin chanzas, sobre lo que reclaman los productores y con la seriedad que la hora requiere, es bueno que el Gobierno se haya dado cuenta del desastre de su política agropecuaria y la haya cambiado, aunque más no sea en una producción. Siempre es mejor tarde que nunca.