Los productores ya hablan de un “alerta rojo”. En el norte de Córdoba, después de que en los últimos años lograron estabilizar la canasta partiendo mitades entre soja y maíz en los planteos, la tendencia está a punto de quebrarse.
Ante las próximas siembras del ciclo 2014/2015, el diagnóstico es contundente: recortarán el área de maíz, en razón de que los precios y costos arrojan una ecuación negativa para la inversión.
Los propios actores dejaron este panorama esta semana, en el marco de la 67ª Exposición Rural de Jesús María. La situación los preocupa, pese a que miden las posibilidades de la región en el mediano y largo plazo: la visión 2020 da pie a evaluar que hay mucho por hacer, generar más inversión, desarrollo, empleos y valor económico y social a escala regional.
Con este enfoque, y para no quedar sólo atrapados en la coyuntura, la Rural de Jesús María, junto con el Ministerio de Agricultura y la Bolsa de Cereales de Córdoba, presentarán mañana las conclusiones de un trabajo conjunto dirigido a que la cadena del maíz a nivel regional enfrente sus fortalezas y debilidades con un soporte público-privado.
El diagnóstico de corto plazo indica que las inversiones están recortadas por la fuerte presión del Estado en materia de impuestos y la política de precios. El análisis de los productores del norte cordobés está en sintonía con el que realizó a escala nacional Aacrea: la caída del precio internacional, sumada a la excesiva presión impositiva que pesa sobre el agro –a nivel nacional, provincial y municipal– junto con la inflación, llevarán a que este año el cultivo sea rentable sólo en el siete por ciento de los distritos agrícolas, pero con un elevado riesgo.
Según Aacrea, hay regiones del país donde se van a necesitar rendimientos 70 por ciento superiores al promedio de las últimas seis campañas para poder equiparar los gastos de producción de maíz con los ingresos.
En muy pocas localidades, generalmente aquellas cercanas a los puertos o industrias, hay posibilidades de que sea viable con los rindes históricos y con un precio esperado a cosecha de 140 dólares por tonelada.
Desde la Comisión de Enlace, Aacrea, Aapresid y Maizar se advirtió que el maíz vivirá una situación similar a la que atravesó el trigo en las últimas dos campañas, recordadas como las dos peores siembras en 100 años. Esto traerá consecuencias socioeconómicas muy negativas para las comunidades del interior donde el agro hace el 78 por ciento de su inversión, ya que la actividad y el empleo se verán fuertemente afectados.
Si la Argentina necesita salir del modelo de monocultivo de soja, el semáforo rojo que anuncian los productores deberá ser mirado como tal desde la toma de decisiones de política económica. Prevenir con un remedio será mucho menos oneroso que después tener que curar la enfermedad.