Los importadores siguen sin aparecer en el mercado de cambios y la oferta de las cerealeras, más exigua que en las últimas semanas, alcanza ahora para llevar hacia abajo el precio del dólar. El tipo de cambio se desplomó ayer 30 centavos y cerró en los $ 13,50 en el Banco Nación, el nivel más bajo en dos semanas. El fuerte descenso de la divisa desincentiva parcialmente la liquidación de exportadores del agro que prefieren esperar a captar mejores precios por su cosecha. Con todo, en el mercado de futuro parece convalidarse de a poco una caída en las expectativas de devaluación a corto plazo: el dólar a fin de enero es más bajo que el actual ($ 13,41), y el que vence a fin de febrero se ubica apenas 30 centavos por encima ($ 13,73).
En el mercado empiezan a recibir positivamente el avance de las negociaciones con los holdouts. Una resolución en este frente de conflicto que mantiene la Argentina desde hace más de una década ilusiona a los inversores con el regreso al financiamiento en el exterior a tasas de interés más bajas que las actuales, similares a las que hoy paga la región. A esto se suman otras alternativas que tiene a mano el Gobierno, como el crédito puente que se comprometieron a tener disponible los bancos extranjeros al Central por u$s 8.000 millones; y las colocaciones de deuda que pueda realizar en el mercado local.
La calma del mercado cambiario se sostiene en un momento en que el Banco Central convalida un retroceso en las tasas de interés que hacen menos atractivas las inversiones en pesos. Los plazos fijos en las entidades financieras llegaron a crecer en estas semanas al 56% anual (crecieron $ 38.000 millones en apenas 15 días) y el sector resolvió llevar las tasas de interés a un mínimo del 25% anual.
En las mesas de dinero advierten que todavía no se siente en la plaza una fuerte demanda de los importadores. En rigor, porque los pagos por compras al exterior suelen hacerse con plazos de entre 60 y 180 días, y quienes fueron autorizados a comprar divisas en el mercado cambiario recién desembarcarán cuando deban hacerlos efectivos. Abonar antes de ese plazo significaría asumir un costo financiero innecesario. Mientras tanto, la necesidad de los cerealeras de hacerse de pesos -más allá de las expectativas que tengan sobre el tipo de cambio- también puede incrementar la oferta de divisas en el mercado.
El derrumbe del dólar no se traslada automáticamente, al menos por ahora, a la cotización de las cuevas financieras. Y permite a los ahorristas más entrenados aprovechar una brecha cambiaria entre el billete que venden los bancos y el "blue" (un "puré más suave que el de los años de cepo cambiario) que llegó ayer al 10% y dejó, a través de la compra y la venta entre los dos mercados, una ganancia de 80 pesos por cada 100 dólares operados (un 6%). En la mayor parte de la gestión anterior, cuando las prohibiciones sobre el mercado cambiario llegaron a ser completas, la brecha se ubicó en torno del 50%.