Ingresos Brutos a grandes sectores industriales y a la mayoría de las empresas constructoras; suba de ese tributo a una serie de servicios; aumento del 120% en las valuaciones rurales; suave incremento para las cuatro principales categorías del Impuesto Inmobiliaro Urbano; nuevo impuesto a embarcaciones deportivas y suspensión de varias cláusulas tributarias contenidas en el Pacto Federal para el Empleo, la Producción y el Crecimiento firmado en 1993, son los ejes de la reforma tributaria sancionada casi sobre la medianoche por el Senado. Es que a esa hora y con el voto positivo del vicegobernador Jorge Henn, el Senado terminó de aceptar el proyecto reformado por Diputados.
En los hechos, la Legislatura postergó siete días los principios de un acuerdo legislativo bendecido por la Casa Gris y que promete recaudar unos 1.000 millones más en el ejercicio fiscal 2013, ya que para el presente año tendrá efecto apenas en el cuarto trimestre del año. La semana pasada, el presidente de Diputados, Luis Rubeo, pidió una postergación de siete días al asunto en la necesidad de buscar un entendimiento entre la mayoría de los bloques justicialistas de la Cámara Baja. El acuerdo no se alcanzó y significó que ayer un sector votara con el Frente Progresista y la Unión Pro Federal el texto que hoy es ley; otros presentaron un despacho propio con 10 firmas; un tercer sector votó por el rechazo absoluto de la reforma y el jefe de la bancada kirchnerista, Darío Mascioli, optó por abstenerse.
En el complejo cuadro político de la Cámara de Diputados, el proyecto de reforma fiscal -con cambios al texto del Senado- logró 33 votos en la votación en general, aunque a la hora de convalidar artículo por artículo algunos de ellos apenas alcanzaron los 24 votos mínimos necesarios para ser aprobados. En cambio, los votos de rechazo en algunos artículos sumaron 23 voluntades, lo que demuestra lo intrincado del tratamiento.
Los 33 votos a favor del proyecto surgieron del aporte de 14 integrantes del Frente Progresista -estuvo ausente el radical Juan Carlos Millet-, los 6 de la Unión Pro Federal y 13 justicialistas (4 de Producción y Trabajo; 2 del Movimiento Evita; otros 2 de la Corriente Federal; 4 kirchneristas y de Ricardo Olivera). En cambio, el dictamen de minoría llevó las firmas de los bloques de Encuentro que conduce María Eugenia Bielsa; Santa Fe en Movimiento de Mario Lacava y Santa Fe para Todos de Roberto Mirabella, más Erika Gonnet. Finalmente, Ciento por Ciento Santafesino votó en rechazo total al proyecto.
Votos positivos
Más allá de las diferencias a la hora de votar, hubo una fuerte coincidencia en la mayoría de los discursos justicialistas en cuestionar fuertemente el gasto del gobierno provincial desde la gestión de Hermes Binner a la actual y críticas al ministro de Economía, Angel Sciara, a quien Germán Khalow incluso le pidió la renuncia “para el bien de la provincia”. La sesión marcó fuertemente los contrastes entre las bancadas justicialistas con diferencias ideológicas y personales, que se dejaron traslucir al momento de las alocuciones. El Frente Progresista fue prácticamente un espectador privilegiado de esas diferencias, al igual que el macrismo. Apenas la socialista Inés Bertero y el radical Julián Galdeano fundamentaron el mensaje del Ejecutivo. La peronista federal Alejandra Vucasovich fue la vocera de la Unión Pro Federal, mientras que hubo 13 expresiones de la mayoría justicialista.
“Autonomía fiscal, equidad y progresividad son las bases de un proyecto que apunta a recomponer los ingresos públicos de la provincia”, afirmó la socialista. El radical ponderó los siete meses de debate del tema que permitieron un texto equilibrado que lo llevó a asegurar que “ningún rubro habilita alícuotas más altas que las provincias vecinas”, Vucasovich defendió el voto en general, no sin cuestionar el fuerte gasto de la gestión del Frente pero advirtiendo también sobre el ahogo fiscal del gobierno nacional a las provincias y la alta inflación. No obstante, fue terminante en el rechazo a subir los avalúos para el sector rural. “Rascan donde no hay más nada para rascar” dijo, en alusión a la suba del Inmobiliario para el sector que -aseguró- está agobiado de tanta presión fiscal.
Caleidoscopio justicialista
Eduardo Toniolli, del Movimiento Evita, fue el primer justicialista en hablar y fundar el voto a favor, asegurando que el texto cambió mucho la pretensión del Ejecutivo y se logró no una suba de impuestos como buscó hacer el Senado, sino una reforma donde tributen los que más tienen. Argumentos similares utilizó más tarde Leandro Busatto (bloque kirchnerista). En tanto, Silvia De Césaris (Producción y Trabajo) pidió que el excedente que genere la reforma sea manejado con responsabilidad por el ministro Sciara e hizo votos para que se pongan en marcha una serie de leyes sancionadas en los últimos años y que por falta de recursos esperan su aplicación. Héctor Acuña (Corriente Federal), Ricardo Olivera (Santa Fe para Todos), Oscar Urruty (PPS) y Gerardo Rico (Evita) fueron otras voces a favor en general del proyecto.
Olivera entendió que es necesaria una reforma porque ha cambiado la matriz productiva de la provincia; Acuña definió como “la posible” a la reforma e insistió que la discusión fuerte será el pedido del endeudamiento para obras públicas mientras que Urruty defendió la necesidad de tener “un Estado fuerte para defender a los más débiles”.
En cambio, Lacava, Bielsa y Mirabella fueron los encargados de presentar el dictamen de minoría con fuertes reproches a la gestión socialista. Sobre el final, Oscar Daniele (Encuentro) se encargó de una lectura política interna del peronismo. En cambio, Khalow y Darío Vega insistieron en exponer las razones del rechazo a la reforma que fue la bandera del líder político del sector, Oscar Martínez.
Lacava volvió con sus críticas basadas en números a la gestión socialista y aseguró que el proyecto presentado por el sector “quiere una actualización justa a la medida de lo que la ciudadanía pueda pagar y no para tapar los agujeros del gobierno. Bielsa hizo notar la falta de diálogo del gobierno con la oposición por este tema y aseguró que ser progresista “es cuidar los dineros públicos y no tirar manteca al techo”.
En su fundada alocución hizo notar errores en el dictamen -algunos de los cuales fueron corregidos- y cuestionó la baja de Ingresos Brutos al sector sanatorial y la suba a la telefonía celular e internet, medidas que según ella apuntan a sectores de menores recursos que utilizan esos servicios. Además se ocupó de marcar lo que considera graves irregularidades en el cumplimiento de la Junta de Valuación de la provincia. En cambio, Mirabella lamentó que “ya no se habla de gasto en la provincia” e instó a que haya cambios en la distribución del fondo sojero e inmediatez en los giros de recursos de obras menores a municipios y comunas.
