Argentina está a solo paso de implementar un sistema de cobro variable de regalías –una suerte de “retención privada”– para eventos biotecnológicos en semillas.
En el segundo semestre de 2014 la filial local de Monsanto comenzó a solicitar a compañías exportadoras de commodities agrícolas que incorporasen, en los contratos de compraventa de soja, una cláusula que habilita el cobro automático de regalías en caso de detectar eventos biotecnológicos patentados no declarados por el productor. Sólo una pocas aceptaron.La mayor parte se negó.
Las autoridades regulatorias chinas exigen a las compañías que exportan granos o subproductos provenientes de materiales con eventos biotecnológicos cuenten con un certificado de bioseguridad expedido por la empresa desarrolladora del mismo (el cual fue previamente validado por el Ministerio de Agricultura de China).
Ese proceso para obtener el certificado, que hasta entonces era sólo un trámite, pasó a ser un condicionante para que las principales compañías exportadoras –desde Cargill a Bunge hasta la Asociación de Cooperativas Argentinas– acepten incorporar la cláusula contractual exigida por Monsanto (con el riesgo, en el caso de no hacerlo, de que en 2016 los embarques argentinos de soja comiencen a ser rechazados al momento de llegar a las terminales portuarias de la nación asiática).
La última línea de resistencia contra la metodología implementada por Monsanto la integran los acopios y la cooperativa Agricultores Federados Argentinos (AFA). Pero la realidad es que –en soledad– no podrán aguantar su posición por mucho tiempo más porque la mayor parte de sus clientes son compañías exportadoras y, si las mismas no aceptan recibir soja adquirida con contratos forward 2015/16 que no contemplen la “cláusula Monsanto”, entonces quedarán fuera del negocio.
Frente a tal disyuntiva, las autoridades de la Federación de Acopiadores emitieron un comunicado para solicitar la urgente intervención del gobierno nacional en el asunto. “El conflicto requiere una solución del Estado arbitrando entre los intereses y posiciones de las partes”, apuntaron.
“Desde la Federación de Acopiadores entendemos que es importante que a los dueños de las tecnologías se les retribuya por sus aportes a las semillas. Pero estamos convencidos que el procedimiento elegido por Monsanto, de utilizar a los comercializadores de soja para que funcionen como sus agentes de recaudación, no es el camino”, señaló el comunicado.
“Como Monsanto no quiere asumir el costo de la cobranza del canon de la semilla, pretende utilizar a los agentes del comercio de granos como sus recaudadores. Así exportadores, acopiadores y cooperativas, que nada tienen que ver con el negocio de la semilla de soja, se ven involucrados en un mecanismo que distorsiona el comercio al ser obligados a actuar como agentes de retención y recaudación a favor de la empresa multinacional”, apuntaron los representantes de los acopios.
“Este mecanismo es fuertemente cuestionado y rechazado por las entidades de productores, acopiadores, cooperativas y corredores. Incluso también Aapresid sostiene que tanto el germoplasma como la tecnología deben cobrarse en la semilla y no en el grano de soja”, añadió.
A partir de la campaña 2015/16 la soja proveniente de todas las zonas productivas argentinas (hasta este año era sólo para el NOA) será analizada para detectar el evento Intacta RR2 Pro de Monsanto.
La cláusula Monsanto –que los acopios y AFA se niegan a aceptar– dice lo siguiente: “El productor/acopiador reconoce y acepta que el grano de soja que entrega, vende o consigna descripto en el presente documento podría contener tecnología patentada por terceros, cuyo uso por el productor/acopiador origina el pago de regalías a favor del propietario de la tecnología patentada conforme los términos de uso de la misma establecida por el titular de la tecnología patentada, motivo por el cual acepta que el grano que entrega, vende o consigna sea analizado a fin de identificar la presencia de tecnologías patentadas por terceros y, en caso de detectarse la misma, de corresponder, se le descuente el importe de la regalía correspondiente y/o el pago sustituto, el cual será especificado en forma periódica por el propietario de la tecnología. Dicho importe será descontado por cuenta y orden del propietario de la misma o de quien este designe”.
Los productores que, habiendo comprado en la última campaña semilla de soja con el evento Intacta RR2 Pro, deseen sembrar este año ese cultivar de propia multiplicación, tienen la opción de pagar un canon anticipado por tonelada estimada por producir en 2015/16 de 9,60 u$s/tonelada. Es decir: si proyectan producir 40 qq/ha, entonces deberían pagar 38,4 u$s/ha sembrada. Si finalmente cosechan 50 qq/ha, se les descontará, al momento de entregar la mercadería, 13 u$s/tonelada para esa porción no abonada. Y si cosechan 30 qq/ha, el canon remanente abonado quedará a cuenta de la campaña siguiente. A los productores que no declaren sembrar soja Intacta RR2 Pro y se les detecte ese evento al entregar la mercadería el año que viene, se les descontará un canon de 15 u$s/tonelada.
“Hoy los exportadores imponen, en sus contratos de compra de grano de soja de la próxima campaña (forwards abril/mayo de 2016), la cláusula de biotecnología por la cual los acopiadores, que no somos los dueños de la soja, debemos aceptar la retención de hasta 15 u$s/tonelada en caso de que el grano contenga la presencia de tecnología patentada por Monsanto que, recordamos, es un procedimiento aplicado a la semilla que nada tiene que ver con el grano y el uso que se le dará”, indicaron los acopiadores.
“Reiteramos nuestro total rechazo a que Monsanto, sin tener derecho alguno, nos obligue a hacer un trabajo que no queremos realizar, que pretendan pagarnos lo que a ellos se les ocurra y que nos pongan en una situación terminal, pues aceptar su leonina exigencia nos quiebra la relación comercial con nuestros clientes y nos ubica en la ilegalidad al retener, de manera indebida, dinero de los productores sin ningún otro motivo que una orden de una empresa privada”, añadieron.
“Reiteramos nuestro llamado al Poder Ejecutivo para que, más allá de comentarios donde expresan su repudio a la actitud de Monsanto, se pongan los pantalones largos e intervengan para evitar el avasallamiento de empresas multinacionales que no respetan el orden legal ni jurídico, pudiendo provocar el sojuzgamiento o desaparición de pequeñas y medianas empresas acopiadoras”, solicitaron.
“Alertamos acerca de los permanentes mensajes de Monsanto que se esfuerzan en afirmar que toda la cadena comercial ha aceptado su sistema. Es otra maniobra de esta empresa utilizada para ocultar su verdadero propósito: convertir a los acopiadores y cooperativas en sus amanuenses para poder cobrar a los productores lo que ellos determinen”, sostuvieron los representantes de los acopios.
La iniciativa liderada por Monsanto, en caso de tener éxito, será implementada por todas las compañías semilleras que operan en territorio argentino y el país se transformará así en el primer caso mundial de cobro de regalías atado a productividad.